Aprovechando el tiempo

Este oleo del Puente de Piedra, que pinté en el 2011, fue posiblemente la última vez que cogí los pinceles para realizar una afición  que llegó a mí tardía, pues comencé a aficionarme a la pintura a partir de la jubilación, con sesenta y cinco años cumplidos y ya a los ochenta se me hacía dificultoso.

Y es que la vida nos da oportunidades que hay que aprovecharlas en cada momento que surgen,  porque recuerdo,  desde mi niñez, haber leído en un libro, titulado "Vida y Fortuna"  un adagio que decía que el tiempo que se ha perdido, perdido está para siempre.

Era una frase extraída de un poema, en el que un viejo daba consejos a un niño perezoso:
" Tendido se hallaba un niño, los libros cerrados siempre, unas veces por asiento, por cabecera otras veces.  Un viejo que fatigado, con la hoz segaba mieses cerca de él, con desenfado le dijo al par: ¡ Qué imprudente, niño incauto ¿No ves que el tiempo que dejas pasar no vuelve? Tiempo tengo, dijo el niño, de estudiar.    Sí, joven eres,  sacude pues tu pereza y piensa más diligente, que el tiempo una vez perdido, perdido está para siempre."
Yo debo ser de esas personas que llaman de vocaciones tardías,  y menos mal que en algunos aspectos todavía anduve a tiempo de coger el último tren:  Cuando tenía edad para estudiar, no lo hice en la medida que  se me presentaba la ocasión.  En cambio, a los cincuenta y seis años me matriculé en la Universidad a Distancia para hacer la carrera de Derecho. hincando los codos para estudiar, además del trabajo de mi profesión,   como no lo había hecho en la edad estudiantil .

Creo firmemente que no debemos perder el tiempo y aprovechar cada momento que se nos brinde en la medida que se nos brinde favorablemente.

Balbino Lozano