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Adiós a los charcos: Solución sencilla para pasos peatonales seguros
Una rejilla y un pequeño conducto bastan para evitar que los peatones se mojen en la calle Obispo Acuña, que puede extenderse a otros casos.
Los peatones de Zamora están acostumbrados a esquivar charcos en muchos pasos de cebra de la ciudad, especialmente en días de lluvia. Uno de los puntos críticos era el situado en la calle Obispo Acuña, frente a la Ciudad Deportiva, donde las acumulaciones de agua convertían el cruce en un auténtico obstáculo, obligando a los transeúntes a rodear el charco o arriesgarse a mojarse los pies. La solución, sin embargo, ha sido sorprendentemente sencilla y efectiva, la instalación de una rejilla transversal conectada a un sumidero mediante un pequeño conducto. Con esta intervención, el agua de lluvia se evacúa de inmediato, permitiendo a los peatones cruzar sin problemas incluso en los días más lluviosos.
Este ejemplo demuestra que no siempre hacen falta grandes inversiones para mejorar la vida cotidiana de los ciudadanos. Con una actuación de bajo coste y rápida ejecución, se ha resuelto un problema que llevaba años generando molestias innecesarias. Sin embargo, este no es un caso aislado. En numerosos pasos de peatones de Zamora se repite la misma situación debido a un diseño inadecuado o a la falta de mantenimiento en la red de drenaje.Algunas de estas acumulaciones son pequeñas e incómodas; otras, en cambio, llegan a formar auténticas lagunas que fuerzan a los peatones a caminar por la calzada o dar grandes rodeos para evitar mojarse. Más allá de la incomodidad, estos charcos también suponen un riesgo para la seguridad, ya que aumentan la posibilidad de resbalones y caídas, especialmente entre personas mayores o con movilidad reducida.
Si una solución tan simple ha funcionado en Obispo Acuña, ¿por qué no aplicarla en otros puntos de la ciudad? Con una mínima inversión y la voluntad de actuar, Zamora podría solucionar un problema que, aunque pequeño en apariencia, afecta a miles de peatones. Mejorar la accesibilidad y la seguridad en las calles no debería depender de la suerte o de la insistencia de los vecinos, sino de una planificación urbana eficiente que tenga en cuenta las necesidades reales de la ciudadanía. Es momento de que el Ayuntamiento tome nota y actúe. Pequeñas mejoras como esta pueden marcar una gran diferencia en el día a día de los zamoranos.
Manuel Herrero
Los peatones de Zamora están acostumbrados a esquivar charcos en muchos pasos de cebra de la ciudad, especialmente en días de lluvia. Uno de los puntos críticos era el situado en la calle Obispo Acuña, frente a la Ciudad Deportiva, donde las acumulaciones de agua convertían el cruce en un auténtico obstáculo, obligando a los transeúntes a rodear el charco o arriesgarse a mojarse los pies. La solución, sin embargo, ha sido sorprendentemente sencilla y efectiva, la instalación de una rejilla transversal conectada a un sumidero mediante un pequeño conducto. Con esta intervención, el agua de lluvia se evacúa de inmediato, permitiendo a los peatones cruzar sin problemas incluso en los días más lluviosos.
Este ejemplo demuestra que no siempre hacen falta grandes inversiones para mejorar la vida cotidiana de los ciudadanos. Con una actuación de bajo coste y rápida ejecución, se ha resuelto un problema que llevaba años generando molestias innecesarias. Sin embargo, este no es un caso aislado. En numerosos pasos de peatones de Zamora se repite la misma situación debido a un diseño inadecuado o a la falta de mantenimiento en la red de drenaje.Algunas de estas acumulaciones son pequeñas e incómodas; otras, en cambio, llegan a formar auténticas lagunas que fuerzan a los peatones a caminar por la calzada o dar grandes rodeos para evitar mojarse. Más allá de la incomodidad, estos charcos también suponen un riesgo para la seguridad, ya que aumentan la posibilidad de resbalones y caídas, especialmente entre personas mayores o con movilidad reducida.
Si una solución tan simple ha funcionado en Obispo Acuña, ¿por qué no aplicarla en otros puntos de la ciudad? Con una mínima inversión y la voluntad de actuar, Zamora podría solucionar un problema que, aunque pequeño en apariencia, afecta a miles de peatones. Mejorar la accesibilidad y la seguridad en las calles no debería depender de la suerte o de la insistencia de los vecinos, sino de una planificación urbana eficiente que tenga en cuenta las necesidades reales de la ciudadanía. Es momento de que el Ayuntamiento tome nota y actúe. Pequeñas mejoras como esta pueden marcar una gran diferencia en el día a día de los zamoranos.
Manuel Herrero
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