Sábado, 06 de Septiembre de 2025

Eugenio-Jesús de Ávila
Sábado, 22 de Marzo de 2025
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

Conformarse en Zamora es morirse, una forma de felonía

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Me duele Zamora tanto como a Unamuno, España. Me ocupa nuestra ciudad, también su provincia, porque soy hijo de esta tierra. Y eso que no me ha tratado como a un buen hijo. Quizá no lo haya sido. No creo que exista un periodista zamorano que haya escrito tanto sobre Zamora. Artículo tras artículo ofrecía ideas para extraer el néctar de nuestra flor. Zamora es flor de almendro. Después de tantas palabras escritas para tratar de transformar esta ciudad, de embellecerla, de potenciarla, de analizar su ocaso y decadencia, he llegado a una conclusión: los zamoranos ignoran lo que vale su ciudad, desconocen lo que guarda escondido en el cofre de su historia y desdeñan su importancia.

 

Embellecer Zamora no es una utopía, un no lugar, una mentira. Quizá sea una ucronía, más si sus políticos y gentes mantienen esa actitud apática, pusilánime, reaccionaria. Hay una ciudad, Zamora, que pudo ser, pero no es. Y un servidor todavía no se ha resignado a perderla.

 

Una desgracia política, la de la creación de las autonomías, nos colocó en Castilla y León. Desde entonces, Zamora fue menguando. Los esbirros del PP y del PSOE obedecieron, prietas las filas, a sus jerarcas. Nosotros no somos castellanos. Nosotros somos zamoranos, después, del Reino de León, y, ante todo, españoles. Nos debemos a Zamora. Si nos uniéramos, si fuéramos menos partidistas políticos, como hinchas de equipos de fútbol, y más amantes de nuestra tierra, los políticos vicarios nunca se habrían atrevido a ningunearnos, a traicionarnos, a reírse de nosotros. Necesitamos ser ciudadanos para luchar por una Zamora más grande, más moderna, más dinámica.

 

Exijo a nuestros políticos, a los más cercanos, a los más auténticos y menos serviles a sus partidos, que tengan una idea de ciudad -Guarido lo ha ido demostrando desde 2015 y aprendiendo sobre la marcha-, un proyecto para engrandecerla. Pido inconformismo político, desafío a las grandes instituciones del Estado y a la Junta de Castilla y León. No consiento cobardía en el Ayuntamiento, gente que asuma que Zamora es lo que es y no puede ser mas grande, más hermosa, más habitada, más activa económicamente.

 

Si hubo dinero de Europa para la primera reforma del casco histórico, merced a la bonhomía de destacados políticos, pero auténticos zamoranos, habrá que volver a solicitarlo con proyectos importantes, dotados, nutridos, fiables, no con chapuzas ni ideas infantiles para un nuevo Plan del Casco Histórico, uno de los objetivos de nuestro actual regidor. Pedid y se os dará.

 

Diputación y Ayuntamiento de Zamora, obligados a dar la cara a favor del Corredor Atlántico, porque este Gobierno nos quiera aislar de nuevo. Viajar a Oporto y Braganza para hablar con sus alcaldes de la importancia de una línea directa entre nuestra ciudad y esas importantes ciudades hermanas lusas. Lo he escrito siempre: nuestro futuro hallase en occidente, jamás en Valladolid ni Castilla, y en la transformación agropecuaria de nuestra tierra, una agricultura y ganadería potente y moderna, industrializada y ambiciosa.

 

Zamora, nuestra provincia, es rica en agua, elemento vital para el futuro. Nos la quitarán. Fijo. No lo permitiremos. Sucedió hace unos cuantos años. No pasó nada.

 

Un polígono industrial propio, nuestro, no que lo gestionen el Estado, a través del Sepes, o la Junta de Castilla y León, que parece dispuesta a construir uno más moderno en Monfarracinos. Con suelo podríamos ofrecer terrenos a precios bajos, fiscalidad diferencia, para que resultaran atractivos para inversión. Este Gobierno, porque así se constata, no cederá nunca los terrenos de Adif al Ayuntamiento, un espacio ideal para el despegue industrial de Zamora.

 

Y deseo un gobierno municipal que aborde un cambio de Plaza Mayor, que acabe con los solares del casco histórico, que lo embellezca; acabar con el secarral de la plaza de la Constitución, con fuente y jardines; que arranque cemento al parque de La Marina e plante más árboles, más hierba, más agua que corra, que fluya; que permita airear los restos de la plaza de San Gil, ocultos por capricho de Patrimonio ¡Cómo es posible que el parque de León Felipe carezca de una fuente! ¡Cómo nadie ha pensado en instalar unas fuentes, tipo a las de La Alhambra, tan sencillas, pero tan bellas, en el parque del Castillo!

 

Ser zamorano, vivir en esta ciudad y su provincia y conformarse con el actual estado de las cosas, con esa inactividad económica frenética, con despoblación galopante, lo entiendo como felonía, como alta traición a Zamora y su futuro. Conformase en Zamora es morir.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

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