El fútbol hizo, demasiado tarde (minuto 92), justicia con el Zamora CF (1-1)

Siempre he pensado, más al ritmo que el tiempo huye, que en la vida existe una ley del equilibrio en todo. Por supuesto, también en el fútbol: los errores arbitrales a favor y en contra, las pifias propias y las ajenas y, por supuesto, los puntos perdidos y ganados en los minutos de prolongación del tiempo reglamentario. El Zamora CF ha perdido partidos o empates en ese tramo definitivo. Pero en esta noche negra de primavera temprana, sumó un punto en el minuto 92. Merecidísimo, porque la primera parte dispuso de ocasiones clarísimas para adelantarse. El meta tarraconense realizó tres intervenciones extraordinarias, en remates de cabeza y en una salida a los pies de Álvaro Romero, más el remate definitivo del ariete rojiblanco tras el rechace de Rebollo. Nastic, muy poco en la primera mitad, en la que Fermín fue un mero espectador más, incluso con menos protagonismo que otros partidos, porque el pantano del Ruta de la Plata prohibía, como en otros acontecimientos, cederle pelotas, porque el agua embalsada podría detenerlas y ocasionar algún disgusto para el cancerbero.

El Zamora halló mayor enemigo esta noche “primaveral” en los charcos y el barro, abundantes en lo que fue césped, que en el cuadro catalán, que no trenzó ni una sola jugada de mención en los primeros 45 minutos de juego, tampoco estaban el asunto para trenzar fútbol, para tiki-taka alguno.

No se buscó elaborar jugadas sino evitar errores en las entregas. Así jugaron los dos equipos, como mayor presión y peligro el bando rojiblanco, que gozó, como ya conté, con tres oportunidades claras en la primera entrega.

Estaba clarísimo que el encuentro sería de escasos goles y que el primer equipo que marcase, se llevaría los tres puntos. Y fue el Nastic, nada más iniciarse la segunda parte el que goleó, en una acción perdida, con el flanco diestro de la zaga zamorana desprotegido, que valió a Antoñín para adelantar a su equipo.

Quedó tocado el cuadro de Sabas, conociendo que empatar resultaría cual hazaña cercana a la utopía. El técnico rojiblanco decidió, pasada la hora de encuentro, jugar con dos delanteros centros, sacrificando a Campabadal y a Romero, para dar entrada a Roni y Joel Priego. El Zamora colocaba a cuatro hombres de ataque para equilibrar el choque,

Daniel Vidal fio la suerte de Nástic a permanecer atrincherado en defensa y buscar algún balón largo, con preferencia lanzado a la banda izquierda, para inquietar a un Zamora al que los charcos y el barro impedían jugar su fútbol vertical. Los centros desde las bandas no hallaban rematador.

Sabas siguió buscando, al menos, el reparto de puntos, al sustituir a Sergio Nito y Tresaco (minuto 79), por Dani Hernández y Macho. La pelota era cosa de los rojiblancos, que buscaron centros desde las bandas de todo tipo. Los charcos y el fango se comportaban como verdaderos valladares para el Nastic, hasta que en el minuto 92, un centro desde la medular lo cabeceaba, casi peinando la bola, Pito Camacho para empatar el partido.

El fútbol, por una vez, fue justo con los rojiblancos, que realizaron 14 disparos, siete de ellos a puerta, para obtener un solo gol. Y me queda la ucronía de lo que pudo haber sido un gran partido entre Zamora CF y Nastic de Tarragona y no fue.

Corolario: el árbitro, dado el impracticable estado del campo para el fútbol, debió suspender el choque, como deseaban ambos técnicos. De nuevo, el trencilla acabó con el espectáculo.

E.Navascués de Zubiría

Fotografía: ZCF