COSAS PROPIAS
Margarita, flor, rima de Bécquer
Eugenio-Jesús de Ávila
Amo las flores, porque, como ya escrito, son almas femeninas reencarnadas en rosas, petunias, calas, orquideas y…margaritas, que es como la manzanilla, pero libérrima, enemiga de la infusión, antítesis de las flores de la manzanilla, unas primas carnales que sosiegan la digestión de los humanos. Tú, margarita, has dado nombre a mujeres y a un cóctel caribeño. Porque eres poesía sencilla, cual rima de Bécquer.
Se te conoce por “Bellis perennis”. La belleza perenne. Como la tuya, amor. Siempre hermosa. Siempre descumpliendo años. Ni una arruga de más, ni una cana de menos. Perfecta. Siempre libre en el jardín de tu vida. Nunca quise deshojarte como ejercen otros enamorados con tus pétalos blancos. Jamás anhele conocer si me podrías amar o no. Yo sé que, aun tratándote con delicadeza, besando tus manos blancas y tu rostro de crema, me despecharías como amante de tu flor.
No osé arrancarte del campo en el que vivías en libertad, de esa alfombra verde, cercana a la Sierra de la Culebra a cualquier monte la nuestra tierra zamorana, donde adornas las mejillas de la primavera. Tampoco colocarte en un jarrón para sentirte a mi vera, como si latieses en blanco y gualda. Tienes alma de clorofila y sangre savia. Te amo con el mismo sentimiento que la abeja que te roza con sus alas melosas.
Sé que vosotras, las margaritas que os despertáis mirando al padre Duero, sois una especie de aristocracia entre las flores. Todos los días, desde el alba al ocaso, escucháis conciertos de las avecillas que anidan en los árboles vecinos del rio. Un lujo. Hoy me inspirasteis esta prosa lírica cuando la primavera se va despidiendo del invierno.
Eugenio-Jesús de Ávila
Amo las flores, porque, como ya escrito, son almas femeninas reencarnadas en rosas, petunias, calas, orquideas y…margaritas, que es como la manzanilla, pero libérrima, enemiga de la infusión, antítesis de las flores de la manzanilla, unas primas carnales que sosiegan la digestión de los humanos. Tú, margarita, has dado nombre a mujeres y a un cóctel caribeño. Porque eres poesía sencilla, cual rima de Bécquer.
Se te conoce por “Bellis perennis”. La belleza perenne. Como la tuya, amor. Siempre hermosa. Siempre descumpliendo años. Ni una arruga de más, ni una cana de menos. Perfecta. Siempre libre en el jardín de tu vida. Nunca quise deshojarte como ejercen otros enamorados con tus pétalos blancos. Jamás anhele conocer si me podrías amar o no. Yo sé que, aun tratándote con delicadeza, besando tus manos blancas y tu rostro de crema, me despecharías como amante de tu flor.
No osé arrancarte del campo en el que vivías en libertad, de esa alfombra verde, cercana a la Sierra de la Culebra a cualquier monte la nuestra tierra zamorana, donde adornas las mejillas de la primavera. Tampoco colocarte en un jarrón para sentirte a mi vera, como si latieses en blanco y gualda. Tienes alma de clorofila y sangre savia. Te amo con el mismo sentimiento que la abeja que te roza con sus alas melosas.
Sé que vosotras, las margaritas que os despertáis mirando al padre Duero, sois una especie de aristocracia entre las flores. Todos los días, desde el alba al ocaso, escucháis conciertos de las avecillas que anidan en los árboles vecinos del rio. Un lujo. Hoy me inspirasteis esta prosa lírica cuando la primavera se va despidiendo del invierno.





















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.110