
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA
120 años después, el Puente Románico recupera parte de su estética
Eugenio-Jesús de Ávila
La decisión de Francisco Guarido me ha hecho soñar, por enésima vez, con el Puente Románico y sus dos torres, sus labios, destruidas por los politicastros de la Restauración, allá por el 1905, alegando tonterías propias de aquel tiempo ruinoso. Tuvo que ser este regidor, que alcanzó el poder municipal casi sin querer, el que considerase que el viaducto medieval merecía una restauración, un mimo, una caricia, para recordar al que fue. Dicho y hecho. Y un 25 de marzo de 2025, 120 años después de aquella aberración histórica, de la castración arquitectónica de una joya del medioevo zamorano y nacional, Zamora recobra parte de su ucronía monumental, del puente que pudo haber sido y no fue. Y no será porque así lo ha querido la legislación de políticos pobres en sensibilidad, paupérrimos en historia, que prohíben reconstruir en su totalidad nuestro viaducto, con la Catedral, el monumento que dio fama a la ciudad del Romancero. Por cierto, el ejército de Napoleón quiso destruirlo para evitar el acceso desde el sur a las tropas de Wellington.
Zamora es historia, porque tiene quizá más pasado que futuro, detenido por decisiones políticas de los grandes partidos nacionales, siempre dañinos para el desarrollo de nuestra tierra. Si esta ciudad fue grande en tiempos pretéritos, alguien, como el actual alcalde, creyó que recuperar el patrimonio, muy deteriorado por mor del olvido político y social, el paso del tiempo y la desidia, supondría un aliciente decisivo para restaurar también nuestra economía local a través del turismo cultural. Se trata de hacer de nuestra zona más noble otra ciudad un museo, pero con vida. De ahí, la urgencia de un nuevo Plan del Casco Histórico, idea que ya mencionó el regidor Guarido.
El Puente Románico, pues, ha recuperado parte de su estética, con la que se potencia el patrimonio monumental de la ciudad; pero perdónemese mi ignorancia arquitectónica al preguntar si se estudió el estado de sus tajamares, estructuras construidas para evitar problemas de erosión y socavación. Y supongo que desde ahora mismo se evitarán los daños causados por la vegetación que crece en su entorno.
No obstante, los zamoranos que amamos nuestro patrimonio monumental celebraremos este 25 de marzo de 2025 como un día grande para nuestra historia, 120 años después de que a nuestro Puente de Piedra se le castrase parte de su belleza.
Fotografía: Juan Carlos Benéitez Ibáñez
Eugenio-Jesús de Ávila
La decisión de Francisco Guarido me ha hecho soñar, por enésima vez, con el Puente Románico y sus dos torres, sus labios, destruidas por los politicastros de la Restauración, allá por el 1905, alegando tonterías propias de aquel tiempo ruinoso. Tuvo que ser este regidor, que alcanzó el poder municipal casi sin querer, el que considerase que el viaducto medieval merecía una restauración, un mimo, una caricia, para recordar al que fue. Dicho y hecho. Y un 25 de marzo de 2025, 120 años después de aquella aberración histórica, de la castración arquitectónica de una joya del medioevo zamorano y nacional, Zamora recobra parte de su ucronía monumental, del puente que pudo haber sido y no fue. Y no será porque así lo ha querido la legislación de políticos pobres en sensibilidad, paupérrimos en historia, que prohíben reconstruir en su totalidad nuestro viaducto, con la Catedral, el monumento que dio fama a la ciudad del Romancero. Por cierto, el ejército de Napoleón quiso destruirlo para evitar el acceso desde el sur a las tropas de Wellington.
Zamora es historia, porque tiene quizá más pasado que futuro, detenido por decisiones políticas de los grandes partidos nacionales, siempre dañinos para el desarrollo de nuestra tierra. Si esta ciudad fue grande en tiempos pretéritos, alguien, como el actual alcalde, creyó que recuperar el patrimonio, muy deteriorado por mor del olvido político y social, el paso del tiempo y la desidia, supondría un aliciente decisivo para restaurar también nuestra economía local a través del turismo cultural. Se trata de hacer de nuestra zona más noble otra ciudad un museo, pero con vida. De ahí, la urgencia de un nuevo Plan del Casco Histórico, idea que ya mencionó el regidor Guarido.
El Puente Románico, pues, ha recuperado parte de su estética, con la que se potencia el patrimonio monumental de la ciudad; pero perdónemese mi ignorancia arquitectónica al preguntar si se estudió el estado de sus tajamares, estructuras construidas para evitar problemas de erosión y socavación. Y supongo que desde ahora mismo se evitarán los daños causados por la vegetación que crece en su entorno.
No obstante, los zamoranos que amamos nuestro patrimonio monumental celebraremos este 25 de marzo de 2025 como un día grande para nuestra historia, 120 años después de que a nuestro Puente de Piedra se le castrase parte de su belleza.
Fotografía: Juan Carlos Benéitez Ibáñez
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