Colosal victoria de Caja Rural CB Zamora ante Palencia que le acerca a la permanencia: 84-77

Creo que fue Ortega y Gasset, el mayor filósofo español del siglo XX, quien afirmó que no se entendería España sin la tauromaquia, ni tampoco a Goya, ni a Lorca ni a Picasso. No me he equivocado de crónica, pero me permito la licencia para escribir que Caja Rural CB Zamora lidió hoy a un gran morlaco del baloncesto en su categoría, Palencia, uno de los clubes de elite de esta segunda división del baloncesto patrio. Y lo fue parando, templando y mandando hasta que, a la hora de rematar, en el último minuto y medio, le dio la estocada que llegó hasta la derrota al conjunto hermano de Castilla, otrora de ACB: 84-77.

La primera canasta la anotó Naspler, después de un ataque fallado. Pero Palencia remontó. Y con igualadas y leves ventajas de unos u otros concluía la primera prueba para ambos bandos. La escuadra azul, de momento, aguantaba y bien, pese a  pérdidas de balones y rebotes defensivos: 22-20.

Decayó algo el equipo de Saulo Hernández Bris, ante la feroz defensa morada que, como todos los equipos grandes, se coloca con un muro delante de los rivales. Estuvo flojo, quizá por la agresividad local, el ataque zamorano, que se dejó seis puntos en esta segunda entrega. De tal manera, finalizaba la primera parte con las dos escuadras preparadas para todo. La zamorana había aguantado, mejor que bien, a su potente rival: 36-40.

Tras pasar por vestuarios, remontó Caja Rural CB Zamora, en un cuarto muy duro, con una defensa palentina impidiendo la circulación de balón cerca de su canasta, aunque Pauskté como Nickic recogieron algunos balones importantes en ataque y en el rebote. La escuadra azul supo contener también a los morados, que se quedaron con solo 13 puntos después de diez minutos de juego.

Y el torero zamorano había llegado al momento de la suerte suprema sin haber sido cogido por Palencia. Pero dos jugadores rivales iniciaron su particular partido, lanzando triples, caso de Kunkel, un jugador degaldito, sin gran físico, que juega de base o escolta, pero con una mecánica de tiro portentosa. Él y un pívot poco musculoso pero pesado y grande, Krutwwig, agarraron a su equipo a la potencial victoria. Hombres como Round, quizá el mejor hombre defensivo del equipo zamorano, lo intentó, pero siempre el jugador morado encontró salidas para triples o tiros cómodos de dos. Para colmo de males, se seguía errando en el rebote defensivo y en pérdidas inexplicables. El caso es que, a falta de minuto y medio quedaba todo por jugar.  Con ventaja de los hombres de Saulo Hernández, Palencia se la jugó con el anteriormente citado, pero falló un triple y una canasta de dos, mientras los hombres altos zamoranos recogían rebotes. Mientras Powell y Walker encontraron la canasta para anotar en cualquier posición y dejar a uno de los favoritos para jugar la fase de ascenso en 84-77.

Esta enorme victoria, gran faena de baloncesto, coloca al Caja Rural CB Zamora muy cerca de la permanencia. Saulo convenció hoy a sus huestes que podían ganar a Palencia y cuando todo hombre adquiere fe, mueve montañas que, en este deporte de altos y bajitos, se traduce por ganar partidos que parecían propios de los buscadores de utopías.

Gran partido de Powell, y eso que empezó con sus cosas, que anotó 24 puntos, con cuatro triples (50%), y Walker, 19; mientras los hombres altos, los que luchan cerca de las nubes de las canastas, Nickic (11) y Pauskté (8), anotaron en conjunto casi 20 puntos. Faltaron los puntos de Buckingham, pero no sus rebotes y ánimos; anotó su triple y tres tiros libres sin fallo Round, y Hazlik no encontró el aro en sus lanzamientos lejanos.

Fotografía: Enrique Onís