PUENTE DE PIEDRA
El Puente de Piedra luce mejoras, pero también hay olvidos
Las carencias en la rehabilitación del Puente Medieval de Zamora
Si la misión de un puente es unir dos orillas, la reciente restauración del Puente Medieval de Zamora lo ha conseguido con creces. No solo ha mejorado la comunicación, que ya existía, sino que también ha embellecido su imagen, tanto desde dentro como desde fuera. Todo ello, sin embargo, sigue pendiente de la iluminación ornamental, retirada poco antes de iniciarse las obras por su deterioro y falta de utilidad. Esta iluminación requería una mejora sustancial, pues llevaba instalada muchos años, y ahora podría sustituirse por una proyección luminosa más eficiente, de menor consumo y notablemente más óptima.
Uno de los cambios más llamativos ha sido la sustitución de las barandillas metálicas por un pretil de piedra, que no solo aporta un efecto más acorde con la estética del puente, sino que también refuerza la seguridad, ya que las antiguas barandillas de hierro mostraban signos evidentes de fatiga y falta de sujeción. También se ha reformado el pavimento, aunque en este aspecto se ha caído en el mismo error que en otras zonas del casco antiguo, una franja de piedra central que dificulta el tránsito, resulta incómoda e incluso peligrosa por la posibilidad de caídas, además de complicar las labores de limpieza. Pronto se notarán sus inconvenientes.
Ahora bien, lo hecho, hecho está, y en términos generales, el resultado es positivo. No obstante, como ocurre con demasiada frecuencia, el presupuesto ha limitado la ambición del proyecto. Se descartó, por ejemplo, la reconstrucción de las torres que marcaba el plan director. Aunque de momento podría haber resultado un cambio llamativo, con el tiempo sería un elemento integrado en el puente, y a las futuras generaciones habría que explicarles que, al igual que algunos arcos, fueron reconstruidos.Otro aspecto que no se ha abordado es la restauración de los arcos, donde se pueden observar intervenciones poco cuidadosas. En algunos casos, se han empleado materiales poco apropiados, dejando visibles parches de cemento o ladrillos tapando huecos. A simple vista pueden pasar desapercibidos, pero en distancias cortas desmerecen el monumento. Los tajamares también muestran deficiencias, con piezas faltantes debido al impacto de objetos arrastrados por la corriente. Una simple piedra habría solucionado el problema, además de prevenir futuros daños si se procediera a una adecuada retirada de materiales retenidos en las orillas y azudes. En definitiva, aunque la intervención ha supuesto mejoras evidentes, deja en el aire cuestiones que, con una planificación más ambiciosa, podrían haberse resuelto para garantizar una restauración integral y duradera de este emblema zamorano.

Si la misión de un puente es unir dos orillas, la reciente restauración del Puente Medieval de Zamora lo ha conseguido con creces. No solo ha mejorado la comunicación, que ya existía, sino que también ha embellecido su imagen, tanto desde dentro como desde fuera. Todo ello, sin embargo, sigue pendiente de la iluminación ornamental, retirada poco antes de iniciarse las obras por su deterioro y falta de utilidad. Esta iluminación requería una mejora sustancial, pues llevaba instalada muchos años, y ahora podría sustituirse por una proyección luminosa más eficiente, de menor consumo y notablemente más óptima.
Uno de los cambios más llamativos ha sido la sustitución de las barandillas metálicas por un pretil de piedra, que no solo aporta un efecto más acorde con la estética del puente, sino que también refuerza la seguridad, ya que las antiguas barandillas de hierro mostraban signos evidentes de fatiga y falta de sujeción. También se ha reformado el pavimento, aunque en este aspecto se ha caído en el mismo error que en otras zonas del casco antiguo, una franja de piedra central que dificulta el tránsito, resulta incómoda e incluso peligrosa por la posibilidad de caídas, además de complicar las labores de limpieza. Pronto se notarán sus inconvenientes.
Ahora bien, lo hecho, hecho está, y en términos generales, el resultado es positivo. No obstante, como ocurre con demasiada frecuencia, el presupuesto ha limitado la ambición del proyecto. Se descartó, por ejemplo, la reconstrucción de las torres que marcaba el plan director. Aunque de momento podría haber resultado un cambio llamativo, con el tiempo sería un elemento integrado en el puente, y a las futuras generaciones habría que explicarles que, al igual que algunos arcos, fueron reconstruidos.Otro aspecto que no se ha abordado es la restauración de los arcos, donde se pueden observar intervenciones poco cuidadosas. En algunos casos, se han empleado materiales poco apropiados, dejando visibles parches de cemento o ladrillos tapando huecos. A simple vista pueden pasar desapercibidos, pero en distancias cortas desmerecen el monumento. Los tajamares también muestran deficiencias, con piezas faltantes debido al impacto de objetos arrastrados por la corriente. Una simple piedra habría solucionado el problema, además de prevenir futuros daños si se procediera a una adecuada retirada de materiales retenidos en las orillas y azudes. En definitiva, aunque la intervención ha supuesto mejoras evidentes, deja en el aire cuestiones que, con una planificación más ambiciosa, podrían haberse resuelto para garantizar una restauración integral y duradera de este emblema zamorano.




















peky | Viernes, 04 de Abril de 2025 a las 02:32:46 horas
ESTABAN MUCHÍSIMO MEJOR LAS BARANDILLAS METÁLICAS QUE ERA COMO SIEMPRE HA ESTADO!! Y NO TENÍA NINGUNA NECESIDAD DE HABER HECHO NINGÚN "ARREGLO"!!! ESTABA MUCHO MEJOR ANTES!!
Accede para votar (0) (0) Accede para responder