Carlos Domínguez
Miércoles, 09 de Abril de 2025
HABLEMOS

Trump y tramposos

[Img #97558]    Déjense a un lado las maneras teatreras del actual presidente americano, compatriota del míster Marshall bienvenido con su río de dólares a la Europa sumida en la miseria de una guerra que ella desató, para afianzar finalmente el totalitarismo comunista mano a mano con el trampantojo socialcristiano o socialdemócrata de Schuman, Adenauer y De Gasperi, hoy Reich bruselense de la eurocracia marca Von der, rendida a aquel totalitarismo bajo las variopintas máscaras de la corrección política. Y quede también al margen la discutible ortodoxia de medidas proteccionistas radicales, buscando enfriar la economía para, a la larga, reducir el déficit fiscal y propiciar bajadas de impuestos.

 

   En semejante asunto habrá que decirlo todo, a diferencia de los añejos apóstoles del librecambio decimonónico cuando no escolástico, lo cual yendo de Tomas de Mercado a Disraeli o Gladstone para recalar en Hayek tiene su aquel. Los EE. UU. no dejan de ser campeones de la libertad económica en pugna con estatismo e intervencionismo, porque su sistema impositivo es, aun hoy, infinitamente más llevadero para el ciudadano que el monstruoso aparato exactor del Bienestar, implementado por las socialburocracias europeas en su beneficio. De ahí el engaño de “teóricos” tramposos con sus voceros, al ignorar el gravamen sin tasa de productos propios y ajenos incluidos los americanos, así un IVA exorbitante para cualquier clase de artículos. Cargas fiscales al presente multiplicadas por las Agendas de inspiración social comunista, que suponen de hecho un pesado arancel por el encarecimiento artificial e injusto de bienes y servicios, cuyo propósito es financiar el dispendio de burocracias que han acabado deslegitimando a las democracias del Viejo Continente, víctimas de un gasto público y una deuda disparatados.

 

   Los aranceles de Trump perjudicarán al consumidor estadounidense. Pero mucho más a la legión de parásitos que durante décadas vivieron del generoso y muy libre mercado de la primera potencia mundial, para sostener, caso de la Europa “socialdemócrata”, el insaciable tinglado del Bienestar, con sanidad, educación y sindicatos de por medio. De modo que, con Trump o sin él, los EE. UU. hacen bien igual que en la cuestión de la defensa. ¡Vamos!, que quien quiera fiesta, que se la pague. Así de simple. Y a poder ser, con el estadista Sánchez de héroe y adalid de la Europa solidaria, naturalmente pasando al alimón la socorrida gorra next-generation.

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