
1ª RFEF
El Zamora CF, superior a la Deportiva, cae en el minuto 95 (1-2)
Los rojiblancos cuajaron un buen partido, se adelantaron en el marcador, pero un favor arbitral gestó el gol del empate berciano
Si damos por hecho que nuestra sociedad es injusta, ¡cómo exigir que el deporte rey, el más seguido por los seres humanos, premia la calidad, la inteligencia, la clase, la elegancia! Sería impropio, extraño, raro. Sucede que el fútbol suele castigar a sus mejores hijos. El Zamora CF, una entidad a la que la suerte casi siempre le fue esquiva desde su moderna fundación, viene siendo castigado desde el inicio de la Liga y, especialmente, en sus dos últimos partidos, en Orense, donde fue superior al cuadro gallego, y esta tarde, víspera de Domingo de Ramos, ante la Ponferradina, inferior a los rojiblancos, pero que se llevó los tres puntos merced a un gol precedido de una clarísima falta a Rufo y fuera de juego en el remate, y otro en el 95, tras un lanzamiento de falta desde la línea media que rubrica Lozano. Creo, sin temor a dudas, que es la derrota más injusta que sufrió la escuadra de Sabas en esta temporada, de esas que te obligan a odiar este deporte.
El Zamora, cierto, no empezó bien el partido. La Deportiva fue más peligrosa, tampoco para tirar cohetes, como lo demostró un tiro, a la salida de un córner, que despejó Fermín. Se llevaban poco más de diez minutos. La banda derecha rojiblanca no se había asentado todavía, lo que aprovechó el equipo de Rey para llevar peligro por su izquierda. Pero una vez que Rufo y Campabadal marcaron sus espacios, y después de una gran acción de Tresaco con centro que remató Pito despejando el meta berciano, el choque cambió. A partir de ese instante, los rojiblancos empequeñecieron a la Ponferradina, que ya no incursionó en el área local hasta el minuto 45, cuando un tiro violento se estrelló en el larguero de Fermín.
Antes, excelentes acciones de ataque de los rojiblancos, tiros de Márquez, por encima del larguero; de Nieto, con balón al córner, después de una gran acción de Tresaco; de Rufo, rozando el poste, tras una preciosa jugada de Tresaco. El Zamora había dibujado un gran fútbol, pero sin goles, la gente se olvida de lo bueno que hayas hecho.
En este deporte manda el resultado, gran felón que hace olvidar las bondades que los futbolistas exhiben. Si la primera mitad hubiera concluido con un dos cero favorable al Zamora, todos, incluidos críticos, habrían ponderado el gran juego rojiblanco. ¡Es tan corto el amor y tan largo el olvido!
Javier Rey observó que la medular rojiblanca era quién mandaba sobre el césped. Cambio para comenzar la segunda entrega, con entrada de Marc, todo potencia física, y salida de Esquerdo.
El Zamora mandó desde el inicio de la segunda entrega. Tresaco tuvo su ocasión, pero su disparo se marchó lejos. El segundo cambio blanquiazul llego en el 56, con entrada de Costa por Cortes. Tres minutos después un balón largo desde campo propio, lo aprovecha Rufo, que porfía con los centrales, para meterse en el área y batir a Prieto.
Y cuatro minutos después, con una Deportiva desarbolada, una fuerte entrada a Tresaco, que tiene que ser atendido y que se entiende como lesión muscular cuando no fue así, ocasiona que el extremo aragonés, el terror de la defensa berciana, abandone el césped, y que lo sustituya Joel Priego. Clavería, que también tenía una amarilla, dejó el campo para que entrase Macho.
El Zamora sigue controlando el partido, pero ya sin prodigarse con peligro en ataque. La Deportiva equilibró la balanza en la medular. No obstante, la escuadra berciana distaba mucho de dominar el choque. Pero el árbitro, un aragonés, no gallego, metió en el partido a la Ponferradina, al no querer ver una clarísima falta sobre Rufo en la banda izquierda, origen del gol del empate, en posible fuera de juego. Minuto 78. Ferrer, su autor.
Sabas intentó reactivar el fútbol de ataque rojiblanco, al dar entrada a Castañeda, que se colocó en el lateral derecho, para que Sergio Nieto pasase al exterior zurdo, mientras que Pito abandonaba el campo de batalla. Márquez y Joel trabajaron como los hombres más avanzados del Zamora.
El colegiado siguió a lo suyo, a no sancionar faltas favorables del Zamora y permitir todo empujón generado por los blanquiazules. Algunas escaramuzas en ataque de los rojiblancos, pero sin hallar puerta.
Y ya en los cinco minutos de añadido, excesivo tiempo, una falta en la línea de medios, la botaba Yeray y la rubricaba Lozano con un cabezazo bombeado que superó a Fermín. Sí, más que injusto. Quizá la derrota más triste de la temporada, porque el cuadro de Sabas fue muy superior al segundo en la tabla, que nunca dio impresión de ser equipo de elite.
Ahora tocará volver a mirar hacia abajo cuando, antes de este partido se soñaba con la fase de ascenso.
Si el resultado hubiera sido otro, con el mismo fútbol ofrecido por los rojiblancos, ahora se estaría hablando de un gran partido del Zamora. Lo más injusto del fútbol suelen ser los marcadores finales.
E. Navascués de Zubiría
Fotografía: ZCF
Si damos por hecho que nuestra sociedad es injusta, ¡cómo exigir que el deporte rey, el más seguido por los seres humanos, premia la calidad, la inteligencia, la clase, la elegancia! Sería impropio, extraño, raro. Sucede que el fútbol suele castigar a sus mejores hijos. El Zamora CF, una entidad a la que la suerte casi siempre le fue esquiva desde su moderna fundación, viene siendo castigado desde el inicio de la Liga y, especialmente, en sus dos últimos partidos, en Orense, donde fue superior al cuadro gallego, y esta tarde, víspera de Domingo de Ramos, ante la Ponferradina, inferior a los rojiblancos, pero que se llevó los tres puntos merced a un gol precedido de una clarísima falta a Rufo y fuera de juego en el remate, y otro en el 95, tras un lanzamiento de falta desde la línea media que rubrica Lozano. Creo, sin temor a dudas, que es la derrota más injusta que sufrió la escuadra de Sabas en esta temporada, de esas que te obligan a odiar este deporte.
El Zamora, cierto, no empezó bien el partido. La Deportiva fue más peligrosa, tampoco para tirar cohetes, como lo demostró un tiro, a la salida de un córner, que despejó Fermín. Se llevaban poco más de diez minutos. La banda derecha rojiblanca no se había asentado todavía, lo que aprovechó el equipo de Rey para llevar peligro por su izquierda. Pero una vez que Rufo y Campabadal marcaron sus espacios, y después de una gran acción de Tresaco con centro que remató Pito despejando el meta berciano, el choque cambió. A partir de ese instante, los rojiblancos empequeñecieron a la Ponferradina, que ya no incursionó en el área local hasta el minuto 45, cuando un tiro violento se estrelló en el larguero de Fermín.
Antes, excelentes acciones de ataque de los rojiblancos, tiros de Márquez, por encima del larguero; de Nieto, con balón al córner, después de una gran acción de Tresaco; de Rufo, rozando el poste, tras una preciosa jugada de Tresaco. El Zamora había dibujado un gran fútbol, pero sin goles, la gente se olvida de lo bueno que hayas hecho.
En este deporte manda el resultado, gran felón que hace olvidar las bondades que los futbolistas exhiben. Si la primera mitad hubiera concluido con un dos cero favorable al Zamora, todos, incluidos críticos, habrían ponderado el gran juego rojiblanco. ¡Es tan corto el amor y tan largo el olvido!
Javier Rey observó que la medular rojiblanca era quién mandaba sobre el césped. Cambio para comenzar la segunda entrega, con entrada de Marc, todo potencia física, y salida de Esquerdo.
El Zamora mandó desde el inicio de la segunda entrega. Tresaco tuvo su ocasión, pero su disparo se marchó lejos. El segundo cambio blanquiazul llego en el 56, con entrada de Costa por Cortes. Tres minutos después un balón largo desde campo propio, lo aprovecha Rufo, que porfía con los centrales, para meterse en el área y batir a Prieto.
Y cuatro minutos después, con una Deportiva desarbolada, una fuerte entrada a Tresaco, que tiene que ser atendido y que se entiende como lesión muscular cuando no fue así, ocasiona que el extremo aragonés, el terror de la defensa berciana, abandone el césped, y que lo sustituya Joel Priego. Clavería, que también tenía una amarilla, dejó el campo para que entrase Macho.
El Zamora sigue controlando el partido, pero ya sin prodigarse con peligro en ataque. La Deportiva equilibró la balanza en la medular. No obstante, la escuadra berciana distaba mucho de dominar el choque. Pero el árbitro, un aragonés, no gallego, metió en el partido a la Ponferradina, al no querer ver una clarísima falta sobre Rufo en la banda izquierda, origen del gol del empate, en posible fuera de juego. Minuto 78. Ferrer, su autor.
Sabas intentó reactivar el fútbol de ataque rojiblanco, al dar entrada a Castañeda, que se colocó en el lateral derecho, para que Sergio Nieto pasase al exterior zurdo, mientras que Pito abandonaba el campo de batalla. Márquez y Joel trabajaron como los hombres más avanzados del Zamora.
El colegiado siguió a lo suyo, a no sancionar faltas favorables del Zamora y permitir todo empujón generado por los blanquiazules. Algunas escaramuzas en ataque de los rojiblancos, pero sin hallar puerta.
Y ya en los cinco minutos de añadido, excesivo tiempo, una falta en la línea de medios, la botaba Yeray y la rubricaba Lozano con un cabezazo bombeado que superó a Fermín. Sí, más que injusto. Quizá la derrota más triste de la temporada, porque el cuadro de Sabas fue muy superior al segundo en la tabla, que nunca dio impresión de ser equipo de elite.
Ahora tocará volver a mirar hacia abajo cuando, antes de este partido se soñaba con la fase de ascenso.
Si el resultado hubiera sido otro, con el mismo fútbol ofrecido por los rojiblancos, ahora se estaría hablando de un gran partido del Zamora. Lo más injusto del fútbol suelen ser los marcadores finales.
E. Navascués de Zubiría
Fotografía: ZCF
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