Eugenio-Jesús de Ávila
Jueves, 24 de Abril de 2025
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

Extraer el néctar de nuestro patrimonio histórico

Eugenio-Jesús de Ávila

 

Zamora posee suficiente patrimonio monumental y cultural para atraer a personas que buscan tocar y sentir la historia. Esta ciudad, la del Romancero, fue el punto de inflexión en la España del medioevo. Sin el Cerco de Zamora, argumento que parecería propio de cualquier tragedia de Shakespeare, no se entendería la dinámica de reconquista de los reyes cristianos medievales. Como esta ciudad protagonizó aquella etapa histórica de España durante los siglos XI, XII y parte del XIII, guarda una veintena de iglesias románicas, después de que otras 30 fueran derribadas y se desmoronasen por la desidia, por la propia decadencia política y económica de Zamora. A finales del siglo XIX las puertas más importantes de las murallas y el Puente de Piedra, más la torre octogonal que abría Santa Clara se destruyeron. Se pensaba que el recinto defensivo oprimía el crecimiento de la ciudad.

 

Pese a tanto afán modernizador de los políticos zamoranos durante la Restauración, todavía Zamora conserva un importantísimo patrimonio monumental e histórico. Rosa Valdeón, en su mejor gestión como principal inquilina de la Casa de las Panaderas, restauró todos los templos románicos que quedaban en pie, aunque sin cuidado de las autoridades políticas y eclesiásticas. Todavía recuerdo que mi primera denuncia en un periódico que dirigí tuvo como protagonista Santiago del Burgo, una de las iglesias más extraordinarias del románico zamorano, que se hallaba absolutamente dejada, con una chimenea en el tejado, hierbajos por doquier, contenedores pegados a su perímetro, su pórtico oeste, víctima de desechos plásticos, basuras y orines, y sus sillares cargados de esa suciedad que conlleva el pasotismo social y político. Desde hace unos años, Santiago del Burgo, en el centro de la que fue la arteria comercial más importante de la ciudad, causa admiración.

 

Guarido tiene dos años y un par de meses por delante para rubricar su obra como regidor de la ciudad. Ha demostrado que le preocupa el patrimonio histórico de Zamora. En el tiempo que le queda como alcalde, atacará, de una forma definitiva, la liberación de los lienzos de muralla de la avenida de la Feria y, si pudiera, su vieja idea de un gran mirador al Duero, los dejaría como legado de su paso por la Alcaldía. Pero antes, más pronto que tarde, hay que exigir al Ministerio de Cultura un plan global de restauración de las murallas.  No nos vale con acudir a chapuzas coyunturales, a cosidos de “sietes” provocados por el desmoronamiento de rocas, que ya se están ejecutando en la avenida de la Feria.  

 

Por supuesto, no me olvido del Puente de Piedra, que muestra una nueva cara tras las obras realizadas en año y pico, pero habrá que plantear, con toda seriedad, la reconstrucción de sus torres, cuyos restos contemplé, hace más de una década, abandonados cerca de una nave de la Estación del Ferrocarril. Por cierto, la dejadez de Renfe o Adif queda patente cuando los escombros de varios edificios siguen ahí, a la vista de quien lo quiera ver, muy cerquita del puente que evita las vías del tren hacia el túnel del Bolón.

 

Si nuestra ciudad, sus sectores más pujantes, quiere potenciar su economía, hay que desarrollar una serie de proyectos que protejan y restauren su patrimonio monumental. Toca, de forma inmediata, realizar un proyecto del Casco Histórico, que acabe con tantos solares, que transforme sus calzadas, arrancando cantos, tan poco “paseables”, y colocando baldosas de granito sayagués en su lugar; remozar, de una manera definitiva -queda poco- la plaza de San Martín, y poner fin al feo esquinazo da entrada a la Rúa de los Notarios y a esas fachadas de balcones sin nada detrás que suponen un peligro y afean tanto esa parte noble de la ciudad. Y no me olvido del parque de Baltasar Lobo que necesita un conjunto de fuentes, tipo Alhambra, para el deleite de los zamoranos y el turismo cultural que nos dedica su atención. La Plaza Mayor la dejaremos para otro mandato. Pero también me parece otro roto en la estética de la ciudad del Romancero.

 

Hay que extraer el néctar de nuestro pasado para asir el futuro económico de Zamora.

 

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