Francisco, influencer número 1 y nuestra Semana Santa

Alguien ha llamado al papa Francisco el influencer número uno y no le falta razón, tal y como está ahora el panorama en lo referente al hecho de sentar cátedra, para lo que vale cualquiera, ya que el truco no está en el altavoz y sí en el receptor, cada día más influenciable por cualquiera, incluidos unos cuantos analfabetos que lo proclaman y presumen de ello, porque así parece que hacen más caja y es de lo que se trata.

La llegada del papa Francisco a su reinado o cómo lo quieran llamar, supuso poner el mundo patas arriba o al revés, al menos visiblemente, ya que de mucho antes cualquiera podía ver que la Iglesia era un barco a la deriva, con el poder como timonel. Francisco -aunque menos de lo prometido- quiso poner el mundo al revés, como decía, dándole sentido a la iglesia primitiva y de los evangelios, bastando aquello para oír las discrepancias de quien menos se debiera si nos atenemos a sus creencias, llámense Trump, Milei, Ayuso… 

Aunque mi intención era dedicar todo este espacio al jesuita argentino, se me revuelven las tripas si no hablo de la semana santa, de nuestra Semana Santa y el poco eco que ha tenido en las cadenas televisivas, obviada, incluso humillada por omisión. Hablo de las cadenas más habituales y a las que no quiero nombrar para pagar con la misma moneda del silencio y mi derecho al pataleo.

Hubo cadenas que nombraron en el mismo espacio informativo dos procesiones de Madrid, aparte de Palma, Zaragoza, Sevilla -cómo no- Astorga… unas porque se suspendieron por la lluvia, otras porque salieron, aunque no pudieron completar el recorrido, pero Zamora no existió, borrada de un plumazo, cuando la Semana Santa de Zamora fue la primera declarada Bien de Interés Cultural.

Dicho lo dicho lo dicho, no debe de quedar la cosa ahí y buscar culpables -aparte del mensajero- debe de ser prioridad, bien en las cofradías, bien en la junta semanasantera, donde mucho nos tememos se miran demasiado el ombligo, inmersos en sus propias realidades que no casan con el resto y así nos va…