COSAS MÍAS
Las cuitas de Zamora
Eugenio-Jesús de Ávila
El problema de Zamora es que aquí, en estos 10.500 km2, vivimos muchos zamoranos. Y el paisano suele ser una persona apática, simple, cotilla y pusilánime. Aquí siempre se ha vivido con miedo al político y al cacique, esa excrecencia que perdura desde el siglo XIX. El zamorano prefiere vivir de rodillas que morir de pie, porque habita en una sociedad precapitalista. Se vive como se piensa y aquí se piensa poco y mal. No hay ciudadanos, solo vecinos. No se protesta. Se guarda silencio y se murmura y critica en casa o en la barra de cualquier bar o cafetería. De hecho, los políticos cerraron la hostelería, espacio en el que se les criticaba.
Eugenio-Jesús de Ávila
El problema de Zamora es que aquí, en estos 10.500 km2, vivimos muchos zamoranos. Y el paisano suele ser una persona apática, simple, cotilla y pusilánime. Aquí siempre se ha vivido con miedo al político y al cacique, esa excrecencia que perdura desde el siglo XIX. El zamorano prefiere vivir de rodillas que morir de pie, porque habita en una sociedad precapitalista. Se vive como se piensa y aquí se piensa poco y mal. No hay ciudadanos, solo vecinos. No se protesta. Se guarda silencio y se murmura y critica en casa o en la barra de cualquier bar o cafetería. De hecho, los políticos cerraron la hostelería, espacio en el que se les criticaba.



















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