
DEPORTES
Caja Rural CB Zamora, el baloncesto como fiesta
Eugenio-Jesús de Ávila
Nuestra sociedad, tan alicaída, tan falta de noticias agradables, que siempre mira al pasado para sentirse algo, que vive de tradiciones, casi siempre religiosas, merece, de vez en cuando, darse algunas alegrías. El deporte ayuda también a que Zamora transforme su rictus tristón en otro más jubiloso. Y he encontrado esta temporada un espacio donde nuestra ciudad vibra, cambia, adquiere otro cariz, se divierte. Y tal metamorfosis sucede en el obsoleto, aunque coqueto, el Ángel Nieto -espero que Francisco Guarido construya un nuevo pabellón- cuando disputa sus partidos el Caja Rural CB Zamora. Durante las, más o menos, dos horas de partido, las gradas son una fiesta, con protagonismo femenino, porque las mujeres disfrutan con el arte de su belleza exultante cuando su equipo encesta o se enfadan, siempre con educación, cuando los árbitros toman decisiones injustas contra la escuadra azul.
Se trata, además, de madres que llevan a sus hijos al pabellón. Allí, la familia se reencuentra, se abraza, festeja unida un éxito. El baloncesto, en una categoría ya muy profesionalizada, la segunda después de la ACB, convierte a Zamora en otra ciudad más viva, más feliz, más desarrollada. Ese ha sido el milagro esta temporada de la entidad que preside ese gran empresario que es Gerardo Hernández de Luz y cuyo hijo, Saulo Hernández Bris, un erudito en este deporte, ha sabido manejar con maestría para que la próxima campaña el club siga en la división de plata del basket español.
A falta de un partido para el finiquito de la Liga, el que se jugará el 9 de mayo en Oviedo, cabe suponer que presidente, junta directiva y cuerpo técnico ya habrán empezado a trabajar presupuesto y hablar con los jugadores que más interesan. Sé que hay una mayoría de entidades con enorme poderío económico que tocarán a los hombres más destacados de la escuadra azul. Lógico. Es el mercado. Pero seguro que los que se queden a defender la camiseta del club zamorano y los que vengan comprenderán que Caja Rural CB Zamora es mucho más que un club, tanto como una familia bien avenida, donde la sensibilidad femenina tiene un protagonismo principal.
Fotografía: Esteban Pedrosa
Eugenio-Jesús de Ávila
Nuestra sociedad, tan alicaída, tan falta de noticias agradables, que siempre mira al pasado para sentirse algo, que vive de tradiciones, casi siempre religiosas, merece, de vez en cuando, darse algunas alegrías. El deporte ayuda también a que Zamora transforme su rictus tristón en otro más jubiloso. Y he encontrado esta temporada un espacio donde nuestra ciudad vibra, cambia, adquiere otro cariz, se divierte. Y tal metamorfosis sucede en el obsoleto, aunque coqueto, el Ángel Nieto -espero que Francisco Guarido construya un nuevo pabellón- cuando disputa sus partidos el Caja Rural CB Zamora. Durante las, más o menos, dos horas de partido, las gradas son una fiesta, con protagonismo femenino, porque las mujeres disfrutan con el arte de su belleza exultante cuando su equipo encesta o se enfadan, siempre con educación, cuando los árbitros toman decisiones injustas contra la escuadra azul.
Se trata, además, de madres que llevan a sus hijos al pabellón. Allí, la familia se reencuentra, se abraza, festeja unida un éxito. El baloncesto, en una categoría ya muy profesionalizada, la segunda después de la ACB, convierte a Zamora en otra ciudad más viva, más feliz, más desarrollada. Ese ha sido el milagro esta temporada de la entidad que preside ese gran empresario que es Gerardo Hernández de Luz y cuyo hijo, Saulo Hernández Bris, un erudito en este deporte, ha sabido manejar con maestría para que la próxima campaña el club siga en la división de plata del basket español.
A falta de un partido para el finiquito de la Liga, el que se jugará el 9 de mayo en Oviedo, cabe suponer que presidente, junta directiva y cuerpo técnico ya habrán empezado a trabajar presupuesto y hablar con los jugadores que más interesan. Sé que hay una mayoría de entidades con enorme poderío económico que tocarán a los hombres más destacados de la escuadra azul. Lógico. Es el mercado. Pero seguro que los que se queden a defender la camiseta del club zamorano y los que vengan comprenderán que Caja Rural CB Zamora es mucho más que un club, tanto como una familia bien avenida, donde la sensibilidad femenina tiene un protagonismo principal.
Fotografía: Esteban Pedrosa
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