NOTAS DEL PENSAMIENTO
Aquella «Gloriosa» que resultó dictadura
José Antonio Ávila López
![[Img #98873]](https://eldiadezamora.es/upload/images/05_2025/1758_5877_8071_8771_2765_5527_9183_8528_239_8209_6877_3755_9091_1998_4810_7036_9924_1363_jose-antonio-avila-lopez.jpg)
El 11 de febrero de 1873 se instauró por primera vez en España una república, y la aspiración mayoritaria de los revolucionarios de la llamada «Gloriosa» fue la misma que la de los separatistas de hoy día, por lo que no está de más que la recordemos, especialmente en lo que hace referencia a su final, pues su último año de existencia fue en realidad una «dictadura republicana», demostrándose una vez más que el vocablo «república», como mero lenguaje, no significa prácticamente nada. Esa I República duró poco, ya que el 3 de enero de 1874, día en que fuerzas de la Guardia Civil al mando del coronel De la Iglesia, en ejecución del golpe de Estado del general Pavía, disolvió el Congreso republicano federal y nombró al general Serrano como Jefe de aquel Estado republicano unitario hasta el 29 de diciembre del mismo año, cuando el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto (Valencia) restaurando la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de la derrocada Isabel II en 1868. Esa I República fue en su primera etapa un guirigay, y luego, en su última etapa fue militar y autoritaria, y sus medidas fueron suspender garantías Constitucionales, y a cinco días de instaurada, emitir un manifiesto a la nación, con alarde de peculiares principios «liberales». Correlativamente se disolvieron reuniones y sociedades políticas en las que según la república se conspiraba contra la seguridad pública, los altos cargos, los sagrados intereses de la patria, la integridad del territorio español y el poder constituido. Termino esta columna advirtiendo que conviene recordar la historia para evitar repetirla, y cuando fluye lo que será historia, tener cuidado de quién carece de escrúpulos y es capaz de cualquier cosa para alcanzar su objetivo personalísimo, pese a quien pese... Supongo, apreciados lectores, que ya saben a lo que me refiero.
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El 11 de febrero de 1873 se instauró por primera vez en España una república, y la aspiración mayoritaria de los revolucionarios de la llamada «Gloriosa» fue la misma que la de los separatistas de hoy día, por lo que no está de más que la recordemos, especialmente en lo que hace referencia a su final, pues su último año de existencia fue en realidad una «dictadura republicana», demostrándose una vez más que el vocablo «república», como mero lenguaje, no significa prácticamente nada. Esa I República duró poco, ya que el 3 de enero de 1874, día en que fuerzas de la Guardia Civil al mando del coronel De la Iglesia, en ejecución del golpe de Estado del general Pavía, disolvió el Congreso republicano federal y nombró al general Serrano como Jefe de aquel Estado republicano unitario hasta el 29 de diciembre del mismo año, cuando el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto (Valencia) restaurando la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de la derrocada Isabel II en 1868. Esa I República fue en su primera etapa un guirigay, y luego, en su última etapa fue militar y autoritaria, y sus medidas fueron suspender garantías Constitucionales, y a cinco días de instaurada, emitir un manifiesto a la nación, con alarde de peculiares principios «liberales». Correlativamente se disolvieron reuniones y sociedades políticas en las que según la república se conspiraba contra la seguridad pública, los altos cargos, los sagrados intereses de la patria, la integridad del territorio español y el poder constituido. Termino esta columna advirtiendo que conviene recordar la historia para evitar repetirla, y cuando fluye lo que será historia, tener cuidado de quién carece de escrúpulos y es capaz de cualquier cosa para alcanzar su objetivo personalísimo, pese a quien pese... Supongo, apreciados lectores, que ya saben a lo que me refiero.




















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