DENUNCIAS
Entre el arreglo a medias y el medio arreglo
Han parcheado un tramo que, por su estado, merecía una intervención completa. Y hacía falta, porque como tantas otras aceras de Zamora, esta también estaba en muy mal estado.
No hace tanto, cuando el actual alcalde aún estaba en la oposición, lanzaba críticas encendidas contra el equipo de gobierno por el lamentable estado del pavimento. Incluso llegó a decir que quien encontrase una baldosa rota, la llevase a la puerta del Ayuntamiento. Si se hiciera ahora, habría tal acumulación que sobrepasaría en altura la Casa de las Panaderas. Porque sí, todo puede empeorar.
Ahora parece que se han puesto manos a la obra, reparando algunos tramos deteriorados. Pero, eso sí, aunque la acera entera esté en mal estado, si sólo una parte se sustituye, el resto queda a su suerte. Le ha tocado el turno a la calle Candelaria… o mejor dicho, a una parte de ella, concretamente el tramo comprendido entre los números 35 y 53. Como ocurrió con las nuevas farolas, que sólo llegaron a determinadas calles, el arreglo de aceras también se reparte con cuentagotas, dejando las zonas colindantes, más pobres, en el olvido.
El estado de esta calle era lamentable, baldosas rotas, otras hundidas, y algunas que sobresalían varios centímetros, sobre todo alrededor de los alcorques. Además, una zanja longitudinal, abierta hace años —probablemente para canalizaciones—, se había hundido, dejando toda la extensión en una situación deplorable.
Los vecinos, sorprendidos, vieron aparecer unas marcas en el suelo, puntos, rayas, líneas… Señales de que, al fin, se iba a intervenir. Y así fue. Lo que no esperaban era que la reparación se limitase a una sola parte. Una gran parte, sí, quizá más de la mitad. Pero sólo eso. Resultado, una acera parcheada, con diferencias de nivel entre lo viejo y lo nuevo, un firme desigual que, lejos de solucionar el problema, lo pospone… o incluso lo agrava.Así ha quedado. Parches y más parches. Y desajustes de unos cuantos centímetros entre lo recién arreglado y lo que quedó sin tocar. Lo preocupante es que eso que hoy se estrena como “nuevo”, al paso que vamos, mañana también necesitará arreglo. Porque con este modelo de medio arreglo, todo parece destinado a volver a estar mal… más pronto que tarde.
Manuel Herrero Alonso
No hace tanto, cuando el actual alcalde aún estaba en la oposición, lanzaba críticas encendidas contra el equipo de gobierno por el lamentable estado del pavimento. Incluso llegó a decir que quien encontrase una baldosa rota, la llevase a la puerta del Ayuntamiento. Si se hiciera ahora, habría tal acumulación que sobrepasaría en altura la Casa de las Panaderas. Porque sí, todo puede empeorar.
Ahora parece que se han puesto manos a la obra, reparando algunos tramos deteriorados. Pero, eso sí, aunque la acera entera esté en mal estado, si sólo una parte se sustituye, el resto queda a su suerte. Le ha tocado el turno a la calle Candelaria… o mejor dicho, a una parte de ella, concretamente el tramo comprendido entre los números 35 y 53. Como ocurrió con las nuevas farolas, que sólo llegaron a determinadas calles, el arreglo de aceras también se reparte con cuentagotas, dejando las zonas colindantes, más pobres, en el olvido.
El estado de esta calle era lamentable, baldosas rotas, otras hundidas, y algunas que sobresalían varios centímetros, sobre todo alrededor de los alcorques. Además, una zanja longitudinal, abierta hace años —probablemente para canalizaciones—, se había hundido, dejando toda la extensión en una situación deplorable.
Los vecinos, sorprendidos, vieron aparecer unas marcas en el suelo, puntos, rayas, líneas… Señales de que, al fin, se iba a intervenir. Y así fue. Lo que no esperaban era que la reparación se limitase a una sola parte. Una gran parte, sí, quizá más de la mitad. Pero sólo eso. Resultado, una acera parcheada, con diferencias de nivel entre lo viejo y lo nuevo, un firme desigual que, lejos de solucionar el problema, lo pospone… o incluso lo agrava.Así ha quedado. Parches y más parches. Y desajustes de unos cuantos centímetros entre lo recién arreglado y lo que quedó sin tocar. Lo preocupante es que eso que hoy se estrena como “nuevo”, al paso que vamos, mañana también necesitará arreglo. Porque con este modelo de medio arreglo, todo parece destinado a volver a estar mal… más pronto que tarde.
Manuel Herrero Alonso




















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