
CONCIERTO
Concierto de la Unidad de Música de la Guardia Civil en el Ramos Carrión
Dentro de las IV Jornadas sobre Desapariciones Involuntarias.
El Teatro Ramos Carrión de Zamora ha acogido esta tarde un solemne y emotivo concierto a cargo de la Unidad de Música de la Guardia Civil, en el marco de las IV Jornadas sobre Desapariciones Involuntarias de Personas en el Medio Rural. Bajo la dirección del teniente coronel músico D. Jaime Ismael Enguídanos Royo, la prestigiosa formación ofreció un programa cuidadosamente seleccionado que combinó obras clásicas y contemporáneas, algunas de ellas con una profunda carga simbólica y conexión con la ciudad.
El repertorio se abrió con la vibrante obertura Slava! de Leonard Bernstein, seguida del universal Bolero de Maurice Ravel, interpretado en conmemoración del nacimiento del compositor. A continuación, sonó el pasodoble de concierto Art i Cultura, del compositor Iván Romero, que aportó un aire festivo y brillante a la velada.
Uno de los momentos más destacados fue el estreno absoluto de la marcha fúnebre Redemptionis, compuesta por el zamorano David Rivas Domínguez. Esta obra, escrita en 2025, rinde homenaje a la puesta a hombros del paso "Redención", de Mariano Benlliure, perteneciente a la Cofradía de Jesús Nazareno de Zamora. Se trata de una pieza de gran profundidad expresiva, que invita a un viaje musical a través del sacrificio de Cristo.
La obra comienza con una introducción solemne, como una oración íntima que prepara el alma para contemplar el camino hacia el Calvario. Posteriormente, la melodía avanza con un ritmo firme pero doliente, evocando el esfuerzo de Jesús con la cruz a cuestas, acompañado por la figura del Cirineo. La música crece en intensidad, reflejando el peso del sacrificio y el valor necesario para cargar no solo la cruz, sino la redención del mundo entero. La pieza concluye con un lamento profundo, un suspiro final que representa el último aliento de Cristo. En sus notas, permanece la tristeza de la muerte, pero también la esperanza del amor inmenso que impulsó su entrega.
El concierto continuó con la Obertura Rey Felipe VI, de Óscar Navarro, una obra dedicada a Sus Majestades los Reyes con motivo del décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI, y culminó con la interpretación de la Marcha fúnebre variée, Op. 59, del compositor romántico Sigismond Thalberg.
El público, que llenó el auditorio, ovacionó largamente a la Unidad de Música de la Guardia Civil, no solo por la excelencia técnica de su interpretación, sino también por la emotividad que impregnó toda la velada. Un concierto que, más allá de lo musical, sirvió como reflexión colectiva en torno al dolor de las desapariciones involuntarias y el poder de la música para acompañar la memoria y la esperanza.
El Teatro Ramos Carrión de Zamora ha acogido esta tarde un solemne y emotivo concierto a cargo de la Unidad de Música de la Guardia Civil, en el marco de las IV Jornadas sobre Desapariciones Involuntarias de Personas en el Medio Rural. Bajo la dirección del teniente coronel músico D. Jaime Ismael Enguídanos Royo, la prestigiosa formación ofreció un programa cuidadosamente seleccionado que combinó obras clásicas y contemporáneas, algunas de ellas con una profunda carga simbólica y conexión con la ciudad.
El repertorio se abrió con la vibrante obertura Slava! de Leonard Bernstein, seguida del universal Bolero de Maurice Ravel, interpretado en conmemoración del nacimiento del compositor. A continuación, sonó el pasodoble de concierto Art i Cultura, del compositor Iván Romero, que aportó un aire festivo y brillante a la velada.
Uno de los momentos más destacados fue el estreno absoluto de la marcha fúnebre Redemptionis, compuesta por el zamorano David Rivas Domínguez. Esta obra, escrita en 2025, rinde homenaje a la puesta a hombros del paso "Redención", de Mariano Benlliure, perteneciente a la Cofradía de Jesús Nazareno de Zamora. Se trata de una pieza de gran profundidad expresiva, que invita a un viaje musical a través del sacrificio de Cristo.
La obra comienza con una introducción solemne, como una oración íntima que prepara el alma para contemplar el camino hacia el Calvario. Posteriormente, la melodía avanza con un ritmo firme pero doliente, evocando el esfuerzo de Jesús con la cruz a cuestas, acompañado por la figura del Cirineo. La música crece en intensidad, reflejando el peso del sacrificio y el valor necesario para cargar no solo la cruz, sino la redención del mundo entero. La pieza concluye con un lamento profundo, un suspiro final que representa el último aliento de Cristo. En sus notas, permanece la tristeza de la muerte, pero también la esperanza del amor inmenso que impulsó su entrega.
El concierto continuó con la Obertura Rey Felipe VI, de Óscar Navarro, una obra dedicada a Sus Majestades los Reyes con motivo del décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI, y culminó con la interpretación de la Marcha fúnebre variée, Op. 59, del compositor romántico Sigismond Thalberg.
El público, que llenó el auditorio, ovacionó largamente a la Unidad de Música de la Guardia Civil, no solo por la excelencia técnica de su interpretación, sino también por la emotividad que impregnó toda la velada. Un concierto que, más allá de lo musical, sirvió como reflexión colectiva en torno al dolor de las desapariciones involuntarias y el poder de la música para acompañar la memoria y la esperanza.
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