NOTAS DEL PENSAMIENTO
Cargar con injusticias
José Antonio Ávila López
![[Img #99204]](https://eldiadezamora.es/upload/images/05_2025/797_3617_3597_266_1758_5877_8071_8771_2765_5527_9183_8528_239_8209_6877_3755_9091_1998_4810_7036_9924_1363_jose-antonio-avila-lopez.jpg)
Mucha ropa que llevamos puesta ha sido fabricada en Camboya por personas que trabajan por un euro al día durante cerca de dieciséis horas, y eso cada día en condiciones lamentables de seguridad laboral, ya que se sobrepasa con creces la capacidad de los recintos donde llevan a cabo la actividad laboral. El móvil por el que hablamos contiene un mineral llamado coltán, que principalmente se extrae del Congo en unas circunstancias que nadie querríamos para nosotros ni para nuestras familias, ya que es extraído y cargado por niños, mujeres y hombres descalzos sin ningún tipo protección. Los aparatos electrónicos que proceden de China o de Tailandia son fabricados por personas que trabajan de sol a sol, sin verlo, en almacenes escondidos que no cumplen ni los más mínimos requisitos de ventilación. La basura electrónica de nuestro mundo va a parar a vertederos que se encuentran en países africanos como Ghana, donde niños y adultos pululan buscando chatarra entre materiales tóxicos y peligrosos. La gasolina que se le echa a los coches proviene del petróleo de países donde no es posible ir por la calle paseando sin ver a gente con un arma de fuego y donde se alternan los conflictos armados. La madera de los muebles de casa procede de bosques que contienen los últimos árboles que dan oxígeno a nuestra atmósfera. La fruta y la verdura proviene de agricultores a los que las grandes superficies someten a un estado similar al de la esclavitud, en el que de un día para otro pueden hacerles desechar toda la producción comprometida con ellos porque han encontrado otro lugar donde comprar la fruta aún más barata. Existen reuniones que tienen lugar en despachos que no están tan alejados de nosotros como podría parecer, en los que gente que gana millones de euros, decide que otras personas cobren un euro al día, y aceptan que se compre coltán sin preguntar su procedencia, ignoran informes que hablan de las condiciones de las fábricas donde producen la ropa o los aparatos electrónicos que luego ellos venden, deciden a qué país irá a parar nuestra basura electrónica, resuelven despreciar sin remordimientos la carga de un agricultor con el que se lleva trabajando varios años porque ya han encontrado a otro que lo hace más barato, deciden talar árboles en los últimos bosques y selvas vírgenes del planeta, ponen en común subir el precio de la gasolina en cuanto sube el precio del petróleo, ordenan intervenciones armadas en cualquiera de esos países productores del oro líquido con el objetivo de desestabilizar el país en cuestión. En definitiva, personas con nombres y apellidos oprimen a masas de personas sin nombre, y el progreso y el desarrollo nos obliga a los ciudadanos de a pie a cargar con unas injusticias de las que nadie nos preguntó si queríamos ser partícipes... Sí, esas son las élites progres...
Mucha ropa que llevamos puesta ha sido fabricada en Camboya por personas que trabajan por un euro al día durante cerca de dieciséis horas, y eso cada día en condiciones lamentables de seguridad laboral, ya que se sobrepasa con creces la capacidad de los recintos donde llevan a cabo la actividad laboral. El móvil por el que hablamos contiene un mineral llamado coltán, que principalmente se extrae del Congo en unas circunstancias que nadie querríamos para nosotros ni para nuestras familias, ya que es extraído y cargado por niños, mujeres y hombres descalzos sin ningún tipo protección. Los aparatos electrónicos que proceden de China o de Tailandia son fabricados por personas que trabajan de sol a sol, sin verlo, en almacenes escondidos que no cumplen ni los más mínimos requisitos de ventilación. La basura electrónica de nuestro mundo va a parar a vertederos que se encuentran en países africanos como Ghana, donde niños y adultos pululan buscando chatarra entre materiales tóxicos y peligrosos. La gasolina que se le echa a los coches proviene del petróleo de países donde no es posible ir por la calle paseando sin ver a gente con un arma de fuego y donde se alternan los conflictos armados. La madera de los muebles de casa procede de bosques que contienen los últimos árboles que dan oxígeno a nuestra atmósfera. La fruta y la verdura proviene de agricultores a los que las grandes superficies someten a un estado similar al de la esclavitud, en el que de un día para otro pueden hacerles desechar toda la producción comprometida con ellos porque han encontrado otro lugar donde comprar la fruta aún más barata. Existen reuniones que tienen lugar en despachos que no están tan alejados de nosotros como podría parecer, en los que gente que gana millones de euros, decide que otras personas cobren un euro al día, y aceptan que se compre coltán sin preguntar su procedencia, ignoran informes que hablan de las condiciones de las fábricas donde producen la ropa o los aparatos electrónicos que luego ellos venden, deciden a qué país irá a parar nuestra basura electrónica, resuelven despreciar sin remordimientos la carga de un agricultor con el que se lleva trabajando varios años porque ya han encontrado a otro que lo hace más barato, deciden talar árboles en los últimos bosques y selvas vírgenes del planeta, ponen en común subir el precio de la gasolina en cuanto sube el precio del petróleo, ordenan intervenciones armadas en cualquiera de esos países productores del oro líquido con el objetivo de desestabilizar el país en cuestión. En definitiva, personas con nombres y apellidos oprimen a masas de personas sin nombre, y el progreso y el desarrollo nos obliga a los ciudadanos de a pie a cargar con unas injusticias de las que nadie nos preguntó si queríamos ser partícipes... Sí, esas son las élites progres...
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