
1ª RFEF
Adioses muy tristes a Dani y a la Copa de Rey tras un empate romo ante Segoviana: (1-1)
Se fue el capitán sin que la escuadra rojiblanca supiese derrotar a un descendido para hacerse acreedora a la Copa del Rey
La tristeza, en dos de sus innumerables versiones, protagonizó el último partido del año; aquella que genera la impotencia de un resultado, un pobre empate frente a un descendido para el Zamora CF, que le impedirá jugar la Copa del Rey, y la que extrae los glóbulos rojos del alma, las lágrimas, por el adiós de uno de más caros hijos del club durante su existencia: Dani Hernández. Al final, el Ruta de la Plata, como la Salve católica se convirtió en un valle verde de lágrimas.
En fin, habrá que escribir de un partido que siento como una penitencia, porque acabó mal y porque no se alcanzó el objetivo soñado. Los últimos partidos de los rojiblancos no lograron convencerme. Demasiados puntos perdidos por errores propios y ajenos. La incapacidad para concretar jugadas de ataque y la falta de picardía para evitar esos goles encajados en los tramos finales de los encuentros, evitaron que la nota de la temporada alcanzase en el sobresaliente y solo se quedase en el bien.
Juan Sabas me sorprendió esta tarde, al colocar a Altube de titular, al dejar a Carlos Ramos en el banquillo, al dejar la banda derecha a Tresaco y la izquierda a Álvaro Romero. Centro del campo para Clavería y Macho, que cometió dos errores cerca de su área en la entrega que ocasionaron peligro para su portero.
El Zamora buscaba el gol, pero no lo encontraba y fallaba numerosas entregas, mientras la Segoviana, que no se jugaba nada, parecía que una victoria le daría la repesca para mantener la categoría. La Gimnástica jugó mejor aquí que en La Albuera. No creo que mereciera el descenso. Sus futbolistas, profesionales hasta el final de la Liga.
El Zamora llevó su máximo peligro con tres rechaces consecutivos a idéntico número de disparos, a la salida un córner, que reflejaba así la impotencia de su incapacidad para marcar tantos.
Hasta el final de la primera entrega, dos disparos cruzados de Rufo y Márquez que no encontraron puerta. También la Gimnástica tuvo sus oportunidades en lanzamientos de faltas y esquina.
La primera parte concluyó con empate sin goles y la segunda se inició con doble cambio: entraron Ramos y Joel para sustituir a Macho y Álvaro Romero, que mostró su calidad en ciertas acciones, pero le falto potencia física.
El Zamora jugó sus mejores minutos hasta que marcase su gol la Segoviana, porque Márquez volvió a su banda izquierda; Ramos ejerció en la medular entendiéndose con Clavería y Márquez realizaba exquisiteces para dar alternativas al exterior aragonés. No llegó el tanto porque es el mal endémico de la escuadra rojiblanca, su carencia como un buen equipo de fútbol.
Y, cuando más asentado se mostraba el equipo de Sabas, como suele suceder, contragolpe por la izquierda de los castellanos que pilla desarmada a la defensa y supone el gol visitante.
A partir de ese instante, se desmoronó el equipo, tanto que los del Acueducto pudieron sentenciar. Pero les castigó su impericia ante el marco de Altube. Desde el gol de la Segoviana restaban muchos minutos, tanto como 38, sumando la prolongación. Pero no espabiló el Zamora. Sabas se jugó la baza de doble ariete con la entrada de Roni y ante complació a la hinchada con el concurso de Dani, que hizo un buen despliegue en sus últimos minutos con la camiseta del equipo de su tierra, con un excelente cabezazo que no entró de milagro y un buen disparo que desvió el meta.
Castañeda, en el que pudo ser su último partido como rojiblanco, se colocó de defensa central izquierdo, al sustituir a José Carlos, que ya tenía una amarilla.
Con la entrada de Roni por Tresaco (minuto 75) pasó el Zamora a ejercer presión sobre el área castellana. El portero Oliva realizó excelentes intervenciones, pero no pudo evitar el buenísimo disparo de Roni que significó el empate.
Quedaban diez minutos para el finiquito, pero, por enésima vez, el Zamora CF perdió los tres puntos y la Copa del Rey por su orfandad ante las porterías rivales.
Final de temporada, feliz por la permanencia, pero triste por la impotencia futbolística y el adiós de Dani Hernández, orgullo rojiblanco.
A partir de ahora, fortalecer la columna vertebral de este equipo y a soñar cosas bonitas.
Fotos: Esteban Pedrosa
La tristeza, en dos de sus innumerables versiones, protagonizó el último partido del año; aquella que genera la impotencia de un resultado, un pobre empate frente a un descendido para el Zamora CF, que le impedirá jugar la Copa del Rey, y la que extrae los glóbulos rojos del alma, las lágrimas, por el adiós de uno de más caros hijos del club durante su existencia: Dani Hernández. Al final, el Ruta de la Plata, como la Salve católica se convirtió en un valle verde de lágrimas.
En fin, habrá que escribir de un partido que siento como una penitencia, porque acabó mal y porque no se alcanzó el objetivo soñado. Los últimos partidos de los rojiblancos no lograron convencerme. Demasiados puntos perdidos por errores propios y ajenos. La incapacidad para concretar jugadas de ataque y la falta de picardía para evitar esos goles encajados en los tramos finales de los encuentros, evitaron que la nota de la temporada alcanzase en el sobresaliente y solo se quedase en el bien.
Juan Sabas me sorprendió esta tarde, al colocar a Altube de titular, al dejar a Carlos Ramos en el banquillo, al dejar la banda derecha a Tresaco y la izquierda a Álvaro Romero. Centro del campo para Clavería y Macho, que cometió dos errores cerca de su área en la entrega que ocasionaron peligro para su portero.
El Zamora buscaba el gol, pero no lo encontraba y fallaba numerosas entregas, mientras la Segoviana, que no se jugaba nada, parecía que una victoria le daría la repesca para mantener la categoría. La Gimnástica jugó mejor aquí que en La Albuera. No creo que mereciera el descenso. Sus futbolistas, profesionales hasta el final de la Liga.
El Zamora llevó su máximo peligro con tres rechaces consecutivos a idéntico número de disparos, a la salida un córner, que reflejaba así la impotencia de su incapacidad para marcar tantos.
Hasta el final de la primera entrega, dos disparos cruzados de Rufo y Márquez que no encontraron puerta. También la Gimnástica tuvo sus oportunidades en lanzamientos de faltas y esquina.
La primera parte concluyó con empate sin goles y la segunda se inició con doble cambio: entraron Ramos y Joel para sustituir a Macho y Álvaro Romero, que mostró su calidad en ciertas acciones, pero le falto potencia física.
El Zamora jugó sus mejores minutos hasta que marcase su gol la Segoviana, porque Márquez volvió a su banda izquierda; Ramos ejerció en la medular entendiéndose con Clavería y Márquez realizaba exquisiteces para dar alternativas al exterior aragonés. No llegó el tanto porque es el mal endémico de la escuadra rojiblanca, su carencia como un buen equipo de fútbol.
Y, cuando más asentado se mostraba el equipo de Sabas, como suele suceder, contragolpe por la izquierda de los castellanos que pilla desarmada a la defensa y supone el gol visitante.
A partir de ese instante, se desmoronó el equipo, tanto que los del Acueducto pudieron sentenciar. Pero les castigó su impericia ante el marco de Altube. Desde el gol de la Segoviana restaban muchos minutos, tanto como 38, sumando la prolongación. Pero no espabiló el Zamora. Sabas se jugó la baza de doble ariete con la entrada de Roni y ante complació a la hinchada con el concurso de Dani, que hizo un buen despliegue en sus últimos minutos con la camiseta del equipo de su tierra, con un excelente cabezazo que no entró de milagro y un buen disparo que desvió el meta.
Castañeda, en el que pudo ser su último partido como rojiblanco, se colocó de defensa central izquierdo, al sustituir a José Carlos, que ya tenía una amarilla.
Con la entrada de Roni por Tresaco (minuto 75) pasó el Zamora a ejercer presión sobre el área castellana. El portero Oliva realizó excelentes intervenciones, pero no pudo evitar el buenísimo disparo de Roni que significó el empate.
Quedaban diez minutos para el finiquito, pero, por enésima vez, el Zamora CF perdió los tres puntos y la Copa del Rey por su orfandad ante las porterías rivales.
Final de temporada, feliz por la permanencia, pero triste por la impotencia futbolística y el adiós de Dani Hernández, orgullo rojiblanco.
A partir de ahora, fortalecer la columna vertebral de este equipo y a soñar cosas bonitas.
Fotos: Esteban Pedrosa
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.17