Eugenio-Jesús de Ávila
Martes, 27 de Mayo de 2025
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

El Campo de la Verdad, la patria de los héroes no puede ser un erial

El Ayuntamiento podría adquirir esos terrenos y embellecerlos con jardines, arbolado y fuentes, además de una gran escultura dedicada a los hijos de Arias Gonzalo y a aquel momento histórico

Eugenio-Jesús de Ávila

 

Ha tiempo asumí que Zamora nunca conocería el establecimiento de empresas de tamaño medio, entre 100 y 200 empleados, en sus polígonos industriales. Tampoco creo que el de Monfarracinos, que prometió la Junta de Castilla y León, atraiga inversiones de categoría como las antes mencionadas. Por lo tanto, olvidado el futuro industrial de la capital del Duero y de su alfoz, no queda otra que pedir a la autoridad pública local que la embellezca, que la convierta en punto de referencia por su estética, y patrimonio monumental e histórico. Guarido se viene dedicando a tal menester en los últimos años. Loadas sean las inversiones del regidor en la liberación de las murallas de la avenida de la Feria y la restauración del pretil del Puente Románico, que ha quedado en perfecto estado, a falta de la reconstrucción de las dos torres, al que, por cierto, no deberían añadirse ahora seis centímetros más de altura, porque así, según los eruditos, se acerca más a su original.

 

Pero como a los zamoranos se nos obliga, si queremos escapar de la mediocridad, a guiarnos por la vida con talante inconformista, además de las labores antes valoradas, queremos, verbigracia, que el Campo de la Verdad, Campo de Marte de nuestra historia medieval, albero de héroes, forme parte de nuestro patrimonio público. Me imagino que ese erial que rodea al coqueto templo de Santiago de los Caballeros tendrá un dueño. No queda nada bonito mantener su estado actual. Pediría al Ayuntamiento su adquisición, porque se trataría, supongo, de un terreno con un valor económico asequible, para adecuarlo, embellecerlo, bien con jardines, árboles, fuentes y esculturas que recordasen a los hijos de Arias Gonzalo que dieron su vida por el honor de la Ciudad del Romancero.

 

Si caemos en la cuenta, Zamora carece de estatuas que hagan referencia a su pasado histórico, que nos inviten a viajar a nuestro pasado más glorioso. Doña Urraca carece de un recuerdo de piedra que la esculpa a la historia, como el propio Arias Gonzalo, como Bellido Dolfos, siglos calumniado como felón, un verdadero héroe dentro de ese periodo conocido como El Cerco de Zamora, año 1072, argumento propio de William  Shakespeare. A los zamoranos, como a los fieles cristianos del medioevo, hay que recordarles la historia con esculturas, aquellos en los pórticos góticos, a nosotros, con esculturas en plazas, parques y jardines.

 

Guarido tiene dos años todavía para embellecer Zamora y rubricar sus 12 años como regidor de la Ciudad del Romancero. Ese es su reto y será nuestra alegría.

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