Laura Fernández Salvador
Viernes, 30 de Mayo de 2025
ENTREVISTA

“Vivir en Zamora es un sueño”

Dos inmigrantes cubanos, residentes en nuestra ciudad, nos cuentan su experiencia y sus recuerdos del país que dejaron atrás por el futuro de sus hijas

Elianis Castillo Terrero y su marido, Juan Federico Hernández Baster, emigraron de Cuba, su tierra, en septiembre de 2023. Él tenía ciudadanía española desde el 2009, ya que su abuelo era español, y ella, por ser su mujer, pudo acompañarlo.

 

En un primer momento su destino fue Tenerife, pero tan solo dos meses después, por consejo de unos amigos, aterrizaron en Zamora.

 

Elianis y Juan Federico nos cuentan su experiencia como inmigrantes en Zamora, una ciudad en la que han encontrado la felicidad y la tranquilidad que buscaban, que les ha brindado oportunidades laborales y sociales, y que los ha acogido con los brazos abiertos.

 

“En Cuba no queda nada”, asegura Juan Federico cuando hablamos de la situación en su país. “No hay educación, no hay salud, no hay medicinas, no hay nada, no te puedes expresar porque vas preso… El tema es muy largo”, lamenta.

 

Su mujer, Elianis, nos cuenta como fue amenazada con ir a la cárcel cuando estaba embarazada de su segunda hija, por una publicación en su Facebook. “Yo no estaba de acuerdo con lo de allí, pero entonces publicaron una Ley que no se podía publicar nada en contra de aquello”. Sin embargo, ella subió una publicación en contra del comunismo y asegura que al día siguiente el DTI (Departamento de Investigaciones Técnicas) ya la estaba buscando. A través de una vecina le llego la amenaza: “Dile que se calle porque sino va a parir en la cárcel”. Y ahí no hubo más remedio, “tuve que quitar la publicación”.

 

Él era joyero en Cuba, y ella educadora infantil en una guardería, pero tras tener su primera hija dejó la licenciatura y se dedicó a ayudar en la joyería a su marido. No tenían problemas económicos, pero buscaban una vida mejor para sus hijas. “Siempre tenía que estar saliendo del país para poder traer a las niñas ropa, medicinas…”, declara Juan Federico, “allí no tenían futuro, nos vinimos por ellas”, afirman.

 

Una vez en Zamora se encontraron con una ciudad abierta y hospitalaria. “En Zamora desde que llegamos tuvimos ayuda”. Recuerdan como, en un primer momento, sus amigos les acogieron en su casa, hasta que a los tres meses consiguieron un piso para ellos y pudieron mudarse. La dueña del piso era la misma que la de sus amigos, y confió en ellos en todo momento sin ponerles pegas a la hora del alquiler.  

 

Además, “muchas amistades nos regalaron muchas cosas para comenzar”, rememoran. “También nos ayudó Cruz Roja y Cáritas”, recuerdan con emoción.

 

“Una vez en Zamora todo fueron facilidades”. Todo fue rodando tanto a nivel burocrático, como a nivel profesional. Elianis dio a luz aquí a su tercera hija aquí, “y al mes ya lo tenía todo”, asegura. También encontró trabajo enseguida, y ahora él cuida de las niñas, mientras ella trabaja.

 

Elianis encontró empleo en la hostelería, concretamente en el restaurante Metro de Zamora, en el que se presentó sincera ante su jefe, asegurándole que no sabía nada de hostelería. Sin embargo, encontró comprensión y ayuda, y él mismo le enseñó todo lo que necesitaba. Desde entonces tiene un trabajo estable, en el que se encuentra feliz y agradecida.

 

La pareja habla de Zamora con enorme cariño: “Zamora es una ciudad muy acogedora, nos encanta”. Él: “Es una ciudad muy amable con los inmigrantes”. Ella añade: “Nunca me he encontrado a nadie que me aparte”.

 

Nos muestran la cara más amable de nuestra ciudad: “Zamora es una ciudad donde nunca nos hemos sentido discriminados”.

 

¿Crees que esta ciudad te dará la oportunidad de desarrollarte en tu oficio?, pregunto a Elianis. “Yo creo que sí. Ahora es muy pronto porque las niñas son muy pequeñas, pero espero poder estudiar más adelante y desarrollarme profesionalmente”

 

Estos padres tomaron el impulso de dejar atrás su país con la esperanza de darle una vida mejor a sus hijas, de nueve, tres, y un año. “Las niñas no tenían futuro en ningún tema allí”. Las dos mayores van al colegio Divina Providencia, y “estamos encantados con el colegio”. “Allí no teníamos ni material de estudios. Teníamos que imprimir nosotros mismos todo el material”, recuerdan con amargura.

 

Ante la pregunta sobre qué echan de menos de su país la respuesta es la esperada, la familia. Pero del resto nada, lo tienen claro, “allí no hay nada”.

 

Elianis y Juan Federico no esperan poder regresar, no confían en un cambio, “y si lo hubiera tardarían muchos años en poder levantar a un país que se encuentra en la ruina”, lamentan.

 

Ponen como ejemplo de una de las miserias de Cuba el día que se fue la corriente eléctrica: “En Cuba la corriente va y viene, y estamos horas y horas sin luz, ya estamos acostumbrados”.

 

De Zamora todo les sorprende, “porque allí no hay nada”. Además “la delincuencia en Cuba cada día es peor, yo no recomiendo el turismo”. Aquí disfrutan de la paz, de caminar, y de una ciudad cercana en la que “donde quiera vas andando”.

 

¿Cuál es vuestro sueño en un futuro cercano?, les pregunto. “Vivir aquí ya es un sueño”, responden emocionados, “haber salido de aquello y llegar aquí…”. Se quedan sin palabras.

 

Elianis si espera poder volver a estudiar y desarrollarse en su vida. Un sueño, que espera cumplir en Zamora, una ciudad que les ha dado la oportunidad de vivir dignamente y en paz, cubriendo unas necesidades básicas que muchas veces se nos olvidan, y que damos por sentadas los que las disfrutamos en el día a día. Sin embargo, las debemos tener muy presentes, junto con la solidaridad y la empatía hacia las personas que llegan aquí en busca de una vida mejor. Una vida en la que podemos contribuir. Y eso sí que es para presumir de país, y de ciudad.

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