La Zamora que imagino...

Eugenio-Jesús de Ávila

Hoy, desafié los piropos del sol de este mayo agónico, y me di un par de paseos: a media mañana y al atardecer. Mientras caminaba pensaba en la Zamora que fue, observé la Puerta de Santa Colomba y me dio por imaginar la ciudad que anhelo y quiero, la mía, la suya, la nuestra. Y la ciudad que deseé la fui filmando, como si se tratase de una película, en mi mente. Ahora, pero ya, en el siguiente párrafo, la describo.

Como tengo querencia por la Zamora histórica, sé que, a no tardar, tendrá un casco antiguo sin solares, sin casas en ruinas, con nuevos edificios que casen con la estética de la zona noble de la ciudad; un parque de Baltasar Lobo, entre la Catedral y el Castillo, con fuentes, una fortaleza remozada que albergue un Museo con las obras del genio de Cerecinos de Campos; un nuevo diseño de jardines, que marquen época y despierten envidias sanas.

El recinto amurallado, kilómetros de fortificación medieval, lucirá con todo su esplendor. Los lienzos que amenazaban con venirse abajo parecen como recién levantados. Las Peñas de Santa Marta, consolidadas, y el Puente de Piedra volverá a sentirse pleno al lucir sus dos torres.

La plaza de la Constitución tendrá una fontana digna del templo de Santiago del Burgo. Se habrá convertido en un espacio muy frecuentado por los zamoranos. La Plaza Mayor -¡Por fin!- hará honor a tal nombre, debido a un nuevo concepto arquitectónico.

Zamora será una capital de provincia con comunicaciones excepcionales con el resto de España y Portugal, porque ya estará en funcionamiento la autovía hasta la hermana tierra lusa. El tráfico entre nuestra provincia y la querida tierra de Tras os Montes permitirá un flujo económico extraordinario. Nuestros polígonos industriales albergarán numerosas empresas de tamaño medio en las que trabajarán zamoranos y personas de otras naciones. Entre esos espacios, contaremos ya con el de la Estación de Ferrocarril, que prometiera Guarido en la campaña electoral de los últimos comicios municipales, y el de Monfarracinos, promesa de Mañueco. Todos, a pleno funcionamiento.

También, desde Zamora a Sanabria, se podrá llegar por autovía, toda vez que la N-631 ya se habrá transformado en una infraestructura moderna, que contará, además, con un nuevo puente, toda vez que el de la Estrella habrá dejado de utilizarse para el tráfico.

Unos 2.000 militares, con sus familias, residirán en Zamora y Toro, dado que Monte la Reina se habrá transformado en un centro de importancia máxima para el Ministerio de Defensa.

Zamora habrá dejado de ser la provincia española con menos actividad económica, la más envejecida, para alcanzar un nivel de vida excelente, tanto que muchos jóvenes, tras graduarse o prepararse profesionalmente trabajaran en su tierra.

Con estos sueños, que quiero ver hechos realidad antes de partir a otra dimensión, de llegar a ser nada, llegué a mi casa, donde me puse a escribir en mi ordenador este texto que acabas de leer.

Lo escrito no formaría parte de la utopía -un no lugar-, siempre que los políticos que dicen representarnos en los parlamentos regional y nacionales, pensaran, trabajaran, lucharan por nuestra ciudad y su provincia, y no se limitasen a ocupar escaños y obedecer, como lacayos, a sus partidos. Decisiones sencillas de adoptar. Escaso presupuesto económico, ínfimos desembolsos, muy inferiores, ridículos si se quiere, en comparación a los que el Gobierno destina a Cataluña y País Vasco.