Eugenio-Jesús de Ávila
Domingo, 08 de Junio de 2025
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

Críticas para construir una Zamora más bella

Eugenio-Jesús de Ávila

 

Nunca me he limitado a criticar a través mis escritos periodísticos. A veces, mis juicios condenan al que ejerce el poder, a las instituciones públicas y organismos privados; en otras, propongo, además de censurar la acción política, ideas para transforma el actual estado de Zamora, su ciudad y su provincia. Hoy, me he preferido ofrecer proyectos, planes y opiniones para cambiar nuestra sociedad, nuestra vida cotidiana y asir un futuro digno para los zamoranos.

 

No voy a inventarme nada nuevo. Lo que escribiré forma parte de las ideas que he ido expresando desde hace muchos años. Parto de que el turismo culto, el intelectual, de erudito debería formar parte de nuestra oferta como ciudad. Zamora no ofrece sol y playa. El astro rey castiga en los meses de verano, cierto, porque, de momento, no nos lo han robado de nuestro cielo. Pero solo hay una playa que nos regala el Duero: la de los  Pelambres, que carece de atractivo para vender como lugar de destino a españoles y extranjeros.  Valga la gracieta. Por lo tanto, nuestra oferta turística debería pasar por patrimonio monumental, histórico y gastronómico. Zamora es pasado. Habrá que rejuvenecerlo. ¿Cómo? Acabar, de una vez por todas, con tantos solares abandonados. La Alcaldía ya ha advertido a sus propietarios. Si no se hace caso. A la expropiación con todas las consecuencias. Este problema debería ser abordado antes de concluir el actual mandato, primavera de 2027.

 

Propongo también que el Servicio de Urbanismo del Ayuntamiento realice un estudio profundo del estado de los inmuebles del casco antiguo, viejo o histórico. No me fío de balconadas en edificios abandonados. Sin ir más lejos, la del que hace esquina entre las calles Mariano Benlliure y la Costanilla, que muestra una faja protectora, una especie de andamios metálicos desde hace años, con el objetivo que los cotidianos desprendimientos de esa hacienda no causasen graves daños a los viandantes que, a diarios, pasan por ese lugar. La semana pasada hubo desprendimientos, con la consiguiente actuación del excelente Cuerpo de Bomberos de Zamora. Ayer, al ocaso, nueva intervención de un camión de bomberos por desprendimientos de cristales en un edificio de la Plaza Mayor y la calle de Los Herreros, cuando más gentes ocupaban el ágora zamorana.

 

 

Siempre denuncié que el tránsito entre la Plaza Mayor y la llegada al ágora de la Catedral parece un camino de torturas para los pies de los peatones cuando se ven obligados a pisar por encima de la calzada de cantos y piedras. Recuerdo que debería haberse colocado baldosas de granito de Sayago de 8 centímetros, pero, entonces, la Alcaldía, bajo el mandato de Antonio Vázquez, prefirió granito chino de 6. Se ahorraría dinero. Digo. Pero el peatón, el foráneo y el extraño, salió perdiendo. Guarido no ha retirado tanta piedra y ni colocó granito zamorano en su lugar. Y no me olvido de la plaza de Viriato, intransitable, por sus espacios de más y más piedra. Si se observa, la gente camina por los bordillos. Demasiada tortura para juanetes y callos. Un segundo plan del casco antiguo, que nuestro regidor ha anunciado, debería arrancar cantos y colocar baldosas de granito sayagués en estos espacios tan queridos por los zamoranos.

 

Los jardines del Castillo tienen sed. ¿No podría construirse una fuente, la más bella de Zamora, en aquel parque? No una chapuza como la que había en otros tiempos, con una barandilla de aluminio barato, ni como la de la plaza de Alemania antes de que el actual equipo de Gobierno dibujase un jardín.

 

Y hablando de fuentes, clamo, desde ha tiempo, por una fontana extraordinaria en ese secarral que es la plaza de la Constitución. ¡Qué austeridad, qué sobriedad, qué desierto urbano, qué pobreza de adornos! Y no se me argumente que debajo de ese espacio existe un aparcamiento subterráneo, porque un íntimo amigo del que esto escribe, erudito en fuentes urbanas, pues de hecho diseñó las de la hermana ciudad de Braganza, me confirmó que no existiría problema alguno para que esa ágora, en el cogollo de Santa Clara se refrescase con una fuente. Reitero que el jardín de la plaza de Sagasta podría ser reproducido en otros espacios urbanos.

 

También necesita una reforma una de los espacios más hermosos de Zamora: la plaza de Sagasta. Ya la preside la estatua de Barrón sobre Adán, pero le falta algo, verbigracia, una fuente en ese jardín de árboles y flores y, por qué no, una escultura de Lobo. La obra del genio de Cerecinos hay que mostrarla más allá de su futuro museo.

 

No me voy a adentrar en temas de iluminación nocturna, adecuada a los monumentos históricos, porque sería un tema a tratar con Iberdrola, empresa multinacional que debe mucho a nuestra provincia. Pero el Ayuntamiento, el que se va o el que venga, debería dar un toque a la hidroeléctrica para empezar a cambiar ciertos modales y olvidos.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

 

 

 

 

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