NOTAS DEL PENSAMIENTO
Moncloa y sus guardianes de la verdad
José Antonio Ávila López
![[Img #100303]](https://eldiadezamora.es/upload/images/07_2025/3957_1853_2544_6960_6171_4127_3974_5479_2583_6273_980_6035_1797_797_3617_3597_266_1758_5877_8071_8771_2765_5527_9183_8528_239_8209_6877_3755_9091_1998_4810_7036_9924_1363_jose-antonio-avila-lopez.jpg)
Meter a residir en Moncloa a los “guardianes de la verdad” nos remite a la torpeza más que a la tiranía. No puede ser más torpe quien habla de "respuestas políticas" como antídoto, por ejemplo en un problema de seguridad nacional. Sólo a un “genio” se le pudo haber ocurrido atribuir al Gobierno la exclusiva de identificar las mentiras en los vastos circuitos de la información nacional e internacional, pero ocurrió, y fue una iniciativa que llevó al BOE el control del poder sobre los medios de comunicación... ¿Definición? La democracia al revés. El mensaje que se nos envió desde la Moncloa no pudo ser más aberrante, y el chaparrón de críticas no se hizo esperar con acusaciones de grueso calibre. A saber : deriva autoritaria, ataque a la democracia, maniobra liberticida, abuso de poder... Así, los equipos de Pedro Sánchez regalaron a sus adversarios políticos y a “los finos analistas” la oportunidad de “ponerse estupendos” en defensa de las libertades. Y vive Dios que la están aprovechando. El Gobierno se metió y se mete en un charco innecesario, e insisto : por torpe, no por autoritario. Fueron confusas, inconsistentes y ambiguas las explicaciones del Ejecutivo de Sánchez sobre el deber de prevenirse frente a "injerencias extranjeras en los procesos electorales nacionales". Esa es la motivación original de inspiración europea, mirando a Rusia, a raíz de lo ocurrido en el Brexit, las presidenciales de EE.UU. que dieron el triunfo a Donald Trump en 2016, e incluso el proceso separatista en Cataluña. Si sólo se tratase de “prevenir o curar el virus de la desinformación” que viene del extranjero, se hubiera podido entender el traslado de la tarea al Ministerio de Asuntos Exteriores. Y si se tratase sólo de proteger la seguridad nacional, se entendería el encargo al Ministerio de Defensa, o a ambos a la vez, pero no a la Secretaría de Estado de Comunicación o al Gabinete del Presidente del Gobierno, que son “dos órganos sumergidos hasta las cejas” en nuestra desquiciada política doméstica. La tarea sería propia del CNI, el servicio exterior (la diplomacia) o la defensa de la marca España. En las explicaciones oficiales que se destinaron a garantizar la libre circulación de la información "veraz y diversa" sin desatender un riesgo para la Seguridad Nacional, ni siquiera se menciona el control parlamentario o la propia actuación de una “prensa libre”. Resumiendo : el poder ejecutivo se caracteriza por las tentaciones autoritarias, y no es un exceso decir que Pedro Sánchez es un enemigo de la democracia.
Meter a residir en Moncloa a los “guardianes de la verdad” nos remite a la torpeza más que a la tiranía. No puede ser más torpe quien habla de "respuestas políticas" como antídoto, por ejemplo en un problema de seguridad nacional. Sólo a un “genio” se le pudo haber ocurrido atribuir al Gobierno la exclusiva de identificar las mentiras en los vastos circuitos de la información nacional e internacional, pero ocurrió, y fue una iniciativa que llevó al BOE el control del poder sobre los medios de comunicación... ¿Definición? La democracia al revés. El mensaje que se nos envió desde la Moncloa no pudo ser más aberrante, y el chaparrón de críticas no se hizo esperar con acusaciones de grueso calibre. A saber : deriva autoritaria, ataque a la democracia, maniobra liberticida, abuso de poder... Así, los equipos de Pedro Sánchez regalaron a sus adversarios políticos y a “los finos analistas” la oportunidad de “ponerse estupendos” en defensa de las libertades. Y vive Dios que la están aprovechando. El Gobierno se metió y se mete en un charco innecesario, e insisto : por torpe, no por autoritario. Fueron confusas, inconsistentes y ambiguas las explicaciones del Ejecutivo de Sánchez sobre el deber de prevenirse frente a "injerencias extranjeras en los procesos electorales nacionales". Esa es la motivación original de inspiración europea, mirando a Rusia, a raíz de lo ocurrido en el Brexit, las presidenciales de EE.UU. que dieron el triunfo a Donald Trump en 2016, e incluso el proceso separatista en Cataluña. Si sólo se tratase de “prevenir o curar el virus de la desinformación” que viene del extranjero, se hubiera podido entender el traslado de la tarea al Ministerio de Asuntos Exteriores. Y si se tratase sólo de proteger la seguridad nacional, se entendería el encargo al Ministerio de Defensa, o a ambos a la vez, pero no a la Secretaría de Estado de Comunicación o al Gabinete del Presidente del Gobierno, que son “dos órganos sumergidos hasta las cejas” en nuestra desquiciada política doméstica. La tarea sería propia del CNI, el servicio exterior (la diplomacia) o la defensa de la marca España. En las explicaciones oficiales que se destinaron a garantizar la libre circulación de la información "veraz y diversa" sin desatender un riesgo para la Seguridad Nacional, ni siquiera se menciona el control parlamentario o la propia actuación de una “prensa libre”. Resumiendo : el poder ejecutivo se caracteriza por las tentaciones autoritarias, y no es un exceso decir que Pedro Sánchez es un enemigo de la democracia.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.147