El puente de los sueños

Eugenio-Jesús de Ávila

Francisco Guarido, regidor de la Ciudad del Romancero, nos ha dejado un Puente Románico cercano a su génesis al reconstruir sus pretiles con materiales propios de su historia. Ahora, no sé por qué razones, cuando sea menester, habrá que elevar en seis centímetros su altura. En fin. Pero lo que siempre reclamará este viaducto medieval serán sus dos torres, derribadas en 1905, por capricho de los políticos, caciques de la Restauración canovista, que entonces mandaban en Zamora. Quizá algún día, cuando la belleza derrote a la burocracia, zamoranos de las próximas generaciones disfrutarán de uno de los monumentos que marcan nuestra historia.

Nuestra ciudad ya tiene un viaducto que alguien bautizó como el de los Poetas, pero es el Románico el que ha compuesto los poemas más  hermosos de nuestra historia desde el medioevo. Sí, el puente de piedra siempre encontró la rima en las aguas pardas del Duero, el río Duradero.

Mientras, soñaremos.