
ALISTE
Volver a lo anterior, con iniciativa y mirada al futuro
SAN JUAN DEL REBOLLAR, perteneciente al municipio de San Vitero, expone hasta Septiembre en media docena de dependencias de su Salón de Usos Múltiples una recopilación de utensilios, herramientas, aparatos y recuerdos, -personales y colectivos-, de lo qué era -y cómo era- la vida, el trabajo y la convivencia a principios y mediados siglo XX. Por supuesto una escuela infantil, también. Siendo así que, para lugares tan “lentos en su evolución” como el que nos acoge, y en tantos otros, esto ha podido verse hasta hace muy pocos días, “como aquel que dice”.
Con el empeño, dedicación y sin cabida para el desaliento, su alcaldesa Vanesa Mezquita, al igual que ha hecho con la organización de ferias y acontecimientos agrícola-ganaderos; también en el entorno de la maquinaria agrícola allí utilizada, del burro de raza alistana-leonesa, de la ternera de su comarca, la vuelta a la subida comunal del ganado lanar en busca de los pastos frescos de Sanabria... y su posterior traída... al igual -decía- ahora acerca a sus vecinos más mayores, aquello con lo que sobrevivieron antes y después de la Guerra Civil; a los hijos de éstos, el recuerdo de esos enseres y utensilios que ellos ya empezaron a cambiar, (en el campo y en casa), por otros “más modernos”. A los descendientes de todos ellos poderles enseñar, y que lo puedan entender, que la vida, el trabajo, los desplazamientos... y el disfrutar del tiempo libre, que como no lo había entonces, se circunscribía al “día de la fiesta del pueblo”... y todo ello acontecía sin ningún teléfono, vehículo particular, tarjeta de crédito, viajes de vacaciones, hasta un etcétera tan largo, que ni el que escribe puede volver a imaginarlos.
Deseo que estos acontecimientos, mostrados en San Juan del Rebollar con todo el cariño, aunque para muchos tal vez sean vistos como si ya estuviesen a contracorriente y fuera de lugar, puedan sin embargo hacer reflexionar y, con ello, poder disfrutar de lo que ahora disponemos... cuando ese disfrute parece inexistente en tantos casos, fruto de la abundancia de ahora, como entonces era de escasez.
Este ejemplo, aquí institucional y loable, propiciado por el Ayuntamiento como he dicho, se repite en tantos casos en los que descendientes de aquellos mayores quieren conservar, cuidar, restaurar y enseñar lo que sus padres y abuelos crearon, construyeron, compraron, usaron durante todos aquellos años en sus pueblos. He conocido con sumo deleite la muestra de alguno de ellos y sus explicaciones. Los hermanos Remesal lo tienen perfectamente ordenado en la panera de su familia en Gema del Vino. Entre otras muchas piezas, destaca una calesa con la firma de su fabricante y la matrícula que siempre portó. También he visitado en numerosas ocasiones la que mi gran y buen amigo José de la Torre expone con gran primor, en la que fue su casa familiar en Cerecinos del Carrizal, cuando su padre era el maestro del pueblo y él y sus hermanos unos alumnos más. Puedo destacar, tan sólo por enumerar alguno de los objetos que conserva, varios sacos que portaban la leche en polvo que EEUU, “los americanos”, enviaron “como regalo” (según reza en el propio cantón de los sacos), y que permitieron dar al maestro la dosis diaria de leche a los niños y niñas, tras llegar a la escuela portando su propio caneco. También el bombo en el que se sortearon a los quintos, para determinar el destino en el que deberían realizar el Servicio Militar... es decir La Mili los jóvenes de aquellos pueblos.
Todo lo anterior es mi deseo que, al igual que ha hecho conmigo, pueda aventurar a tantos una mirada hacia atrás que nos permita afianzar, por entenderlo un poco mejor, nuestro futuro.
Gonzalo Julián
SAN JUAN DEL REBOLLAR, perteneciente al municipio de San Vitero, expone hasta Septiembre en media docena de dependencias de su Salón de Usos Múltiples una recopilación de utensilios, herramientas, aparatos y recuerdos, -personales y colectivos-, de lo qué era -y cómo era- la vida, el trabajo y la convivencia a principios y mediados siglo XX. Por supuesto una escuela infantil, también. Siendo así que, para lugares tan “lentos en su evolución” como el que nos acoge, y en tantos otros, esto ha podido verse hasta hace muy pocos días, “como aquel que dice”.
Con el empeño, dedicación y sin cabida para el desaliento, su alcaldesa Vanesa Mezquita, al igual que ha hecho con la organización de ferias y acontecimientos agrícola-ganaderos; también en el entorno de la maquinaria agrícola allí utilizada, del burro de raza alistana-leonesa, de la ternera de su comarca, la vuelta a la subida comunal del ganado lanar en busca de los pastos frescos de Sanabria... y su posterior traída... al igual -decía- ahora acerca a sus vecinos más mayores, aquello con lo que sobrevivieron antes y después de la Guerra Civil; a los hijos de éstos, el recuerdo de esos enseres y utensilios que ellos ya empezaron a cambiar, (en el campo y en casa), por otros “más modernos”. A los descendientes de todos ellos poderles enseñar, y que lo puedan entender, que la vida, el trabajo, los desplazamientos... y el disfrutar del tiempo libre, que como no lo había entonces, se circunscribía al “día de la fiesta del pueblo”... y todo ello acontecía sin ningún teléfono, vehículo particular, tarjeta de crédito, viajes de vacaciones, hasta un etcétera tan largo, que ni el que escribe puede volver a imaginarlos.
Deseo que estos acontecimientos, mostrados en San Juan del Rebollar con todo el cariño, aunque para muchos tal vez sean vistos como si ya estuviesen a contracorriente y fuera de lugar, puedan sin embargo hacer reflexionar y, con ello, poder disfrutar de lo que ahora disponemos... cuando ese disfrute parece inexistente en tantos casos, fruto de la abundancia de ahora, como entonces era de escasez.
Este ejemplo, aquí institucional y loable, propiciado por el Ayuntamiento como he dicho, se repite en tantos casos en los que descendientes de aquellos mayores quieren conservar, cuidar, restaurar y enseñar lo que sus padres y abuelos crearon, construyeron, compraron, usaron durante todos aquellos años en sus pueblos. He conocido con sumo deleite la muestra de alguno de ellos y sus explicaciones. Los hermanos Remesal lo tienen perfectamente ordenado en la panera de su familia en Gema del Vino. Entre otras muchas piezas, destaca una calesa con la firma de su fabricante y la matrícula que siempre portó. También he visitado en numerosas ocasiones la que mi gran y buen amigo José de la Torre expone con gran primor, en la que fue su casa familiar en Cerecinos del Carrizal, cuando su padre era el maestro del pueblo y él y sus hermanos unos alumnos más. Puedo destacar, tan sólo por enumerar alguno de los objetos que conserva, varios sacos que portaban la leche en polvo que EEUU, “los americanos”, enviaron “como regalo” (según reza en el propio cantón de los sacos), y que permitieron dar al maestro la dosis diaria de leche a los niños y niñas, tras llegar a la escuela portando su propio caneco. También el bombo en el que se sortearon a los quintos, para determinar el destino en el que deberían realizar el Servicio Militar... es decir La Mili los jóvenes de aquellos pueblos.
Todo lo anterior es mi deseo que, al igual que ha hecho conmigo, pueda aventurar a tantos una mirada hacia atrás que nos permita afianzar, por entenderlo un poco mejor, nuestro futuro.
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