Jueves, 25 de Septiembre de 2025

Mª Soledad Martín Turiño 1
Jueves, 07 de Agosto de 2025
ZAMORANA

La fotografía

[Img #100883]Vi, por casualidad, tu fotografía. Estabas en una fiesta, acompañado de amigos y parecía que lo pasabais bien. Tenías una copa de vino en la mano y te abrazaba una mujer con el pelo blanco que parecía feliz de tenerte a su lado.

 

Me costó reconocer en aquel hombre extraño al joven que fuiste un día; tu cara estaba surcada de arrugas, habías encanecido, las piernas ligeramente arqueadas parecían haber disminuido tu altura, ahora claramente menguada y, pese a que sonreías, era una expresión de artificio, algo incómoda y solo posando para la foto. Los demás parecían contentos y reconozco que formabais un grupo encantador.

 

Pese a que la visión de la foto fue fugaz, pasé varios días dando vueltas a lo cruel que es el paso del tiempo y la degradación que deja en las personas. Se me había caído un mito; no porque lo fueras, sino porque concitaba en ti toda la ilusión de esa parte de la juventud que suele ser más platónica que real, de los días inacabables y sin preocupaciones, del enamoramiento místico, no carnal; tal vez porque entonces estábamos chapados a la antigua y no se gozaba del aperturismo actual.

 

Estabas allí, entre los demás, ahora todos adultos, todos casi irreconocibles, hombres y mujeres ya con la vida resuelta, y lo celebrabais brindando en aquel lugar de donde nuevamente me habíais excluido.

 

El resto de personas eran tan solo fantasmas que no reconocía y os juntabais de vez en cuando por aquello de no perder las buenas costumbres, pero me consta que cada vez tendréis menos cosas en común porque cuando la vida lleva a la gente por diversos derroteros, las personas cambian y lo que ayer fue grato, ahora resulta casi una obligación. Se nota más la diferencia de clases que la vida ha ido formando y de la que no se puede huir; tal vez por eso se te veía incómodo en la foto, porque siempre fuiste un hombre llano, sencillo, que no te jactabas de nada y ahora te veías obligado, aunque fuera solo por unas horas, a alternar con aquella gente de ciudad para quienes las frivolidades estaban al orden del día.

 

 Tampoco reconocí en el rápido vistazo a la fotografía, el lugar donde estabais. Entiendo que las personas cambien, pero me resisto a pensar que el paisaje se modifique; y eso incluye también a las casas, las calles y los barrios; sin embargo, aquel lugar que en mi mente era virgen, una especie de casona antigua en medio del campo, ahora la habían convertido en una cabaña con encanto para atraer al turismo. Habían desaparecido los animales domésticos: pollos, gallinas, pavos… y en su lugar habían construido un estanque con patos. Todo artificio, bucólico, pero no real. ¡Una desilusión haber visto aquella instantánea!

 

Mª Soledad Martín Turiño

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  • Anase

    Anase | Miércoles, 20 de Agosto de 2025 a las 19:15:17 horas

    Hoy he vuelto a leer este artículo, creo que la primera vez no vi los matices. Aqui esta el poder de la memoria que conserva intactos los momentos como si fuera una imagen propia que nadie más posee. Algo ligero, volátil. Es muy bonito lo que se cuenta y me parece ver la fotografía ¡Qué curioso!

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