NOTAS DEL PENSAMIENTO
Relatar la estrategia de lo simple
José Antonio Ávila López
![[Img #100890]](https://eldiadezamora.es/upload/images/08_2025/8176_2402_7201_6632_9597_7602_jose-antonio-avila-lopez.jpg)
Decía Francisco de Quevedo que “la soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”. Sí, la soberbia es una particularidad del ascensor social en el que intentamos posicionarnos diariamente sin resolver el futuro que se necesita. Nuestro tiempo empieza a desenredar demasiados hilos conductores donde se han ido enrollando excesivos argumentos y relaciones sociales extravagantes. Tenemos la “virtud” de reunir objetivos opuestos para intentar desarmar cualquier detalle contrario a nuestro parecer, y esa es “la misma estrategia que muchos usan para perdonar a los mentirosos”. A pesar de la soberbia de muchos políticos (Pedro Sánchez, Feijóo, Patxi López, Tellado...) en lo comunicativo, el contexto actual sigue siendo la suma de las voluntades sociales de las que “siguen bebiendo los mandatarios” y líderes de opinión. Hay que reconocer que esa actitud frustra la creación reflexiva de otras formas de ver las cosas y sentir el entorno, y es que nos estamos perdiendo en la actitud del “soberbio de turno”, que arremete con “gracietas que no hacen gracia alguna” contra la verdad de los hechos. Reconozcamos que se lo ponemos demasiado fácil al tramposo diario que nos cuenta “su relato”, relato que luego deja en una especie de estercolero donde van a parar las palabras soeces y vulgares. La “estrategia de lo simple” sobre determinadas ideologías sigue siendo la caricatura que se utiliza desde el bipartidismo para ganar la partida a las democracias. Nos encontramos en una actualidad pública y política demasiado “apestosa”, y es entonces cuando el ciudadano piensa que “nada ni nadie hará algo por nosotros”. Corremos el riesgo de “arrastrarnos a una posición injusta”, posición en la que se puede caer con “el simple soplo del listo del momento”, y así hacer caer la enseñanza de nuestra propia historia. Mientras tanto, muchos siguen con su falta de conciencia y no se atreven a desacreditar a tantos “bribones de medio pelo” que siguen aupados en la intolerancia sobre sus propias víctimas. Tal vez sea el momento de encontrar los peldaños donde asentar la dignidad y la justicia social para dejar caer el “ingrato despotismo de la infamia del bipartidismo”.
Decía Francisco de Quevedo que “la soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”. Sí, la soberbia es una particularidad del ascensor social en el que intentamos posicionarnos diariamente sin resolver el futuro que se necesita. Nuestro tiempo empieza a desenredar demasiados hilos conductores donde se han ido enrollando excesivos argumentos y relaciones sociales extravagantes. Tenemos la “virtud” de reunir objetivos opuestos para intentar desarmar cualquier detalle contrario a nuestro parecer, y esa es “la misma estrategia que muchos usan para perdonar a los mentirosos”. A pesar de la soberbia de muchos políticos (Pedro Sánchez, Feijóo, Patxi López, Tellado...) en lo comunicativo, el contexto actual sigue siendo la suma de las voluntades sociales de las que “siguen bebiendo los mandatarios” y líderes de opinión. Hay que reconocer que esa actitud frustra la creación reflexiva de otras formas de ver las cosas y sentir el entorno, y es que nos estamos perdiendo en la actitud del “soberbio de turno”, que arremete con “gracietas que no hacen gracia alguna” contra la verdad de los hechos. Reconozcamos que se lo ponemos demasiado fácil al tramposo diario que nos cuenta “su relato”, relato que luego deja en una especie de estercolero donde van a parar las palabras soeces y vulgares. La “estrategia de lo simple” sobre determinadas ideologías sigue siendo la caricatura que se utiliza desde el bipartidismo para ganar la partida a las democracias. Nos encontramos en una actualidad pública y política demasiado “apestosa”, y es entonces cuando el ciudadano piensa que “nada ni nadie hará algo por nosotros”. Corremos el riesgo de “arrastrarnos a una posición injusta”, posición en la que se puede caer con “el simple soplo del listo del momento”, y así hacer caer la enseñanza de nuestra propia historia. Mientras tanto, muchos siguen con su falta de conciencia y no se atreven a desacreditar a tantos “bribones de medio pelo” que siguen aupados en la intolerancia sobre sus propias víctimas. Tal vez sea el momento de encontrar los peldaños donde asentar la dignidad y la justicia social para dejar caer el “ingrato despotismo de la infamia del bipartidismo”.
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