Miércoles, 24 de Septiembre de 2025

Eugenio-Jesús de Ávila
Viernes, 08 de Agosto de 2025
COSAS DE AQUÍ

La despoblación, el fin de Zamora como provincia

Eugenio-Jesús de Ávila

 

Perdóneme el lector por mi ironía destructiva, pero no quiero llorar lágrimas secas. Hace unos 15 años -quizá 16-, cuando cerré, como editor de este medio de comunicación, la Gala de El Día de Zamora en el Teatro Principal, en presencia de Martínez-Maíllo y Rosa Valdeón, y otros políticos importantes de la provincia, señalé que nuestra provincia se enfrentaba ya a un gravísimo problema: el demográfico. Creo recordar que les pedí manifestasen a sus superiores de Valladolid y Madrid que nos quedábamos sin gente, y ellos sin votos, siempre que no se suturase esa herida de la despoblación, por donde se desangraba Zamora. Había leído el informe del catedrático de la USAL, el leonés Valentín Cavero, un sabio, calificando las comarcas occidentales de la provincia como “desiertos demográficos irreversibles”. Él es una autoridad. Yo solo un mensajero.

 

No me tomaron en serio. Pensarían que Eugenio-Jesús de Ávila ha sido siempre un periodista apocalíptico, una especie de profeta de las calamidades. Pero el fenómeno de la despoblación se ha erigido en el más esencial de nuestro tiempo y de los próximos años.

 

Y solo encontraría una solución: volver a la agricultura y a la ganadería, primando el cultivo ecológico, los productos lácteos de gran calidad, las carnes de vacuno, cordero, porcino…Los jóvenes regresarán a las tierras de las que partieron o habría que importar mano de obra para que el campo volviese a florecer, no de cardos, de matorrales, de vegetación salvaje, si no de productos que se exporten y eleven la calidad de vida de sus campesinos. Habrá que colonizar tierras, con hombres y mujeres venidos de otros continentes, porque nuestra forma de vida tocará a su fin. Por supuesto, necesitamos políticos gestores, políticos inteligentes, hombres de Estado. ¿Existen?  Y periodistas comprometidos con la verdad, que no se alquilen a los partidos políticos y caciques desfasados, patéticos y descerebrados. Sin gente no hay sociedad. Zamora quedará, pues, como laboratorio científico para sociólogos, antropólogos y geólogos.  

 

No creo en ningún gobierno de izquierdas, derechas o medio pensionista, porque suelen componerlos urbanitas, apoyados, verbigracia, en el caso de Pedro Sánchez, por catalanes y vascos racistas y separatistas, que desprecian, como diría Machado, cuanto ignoran. Nosotros, que formamos parte de la España que les roba -¡manda huevos!-, pertenecemos a una raza inferior. Nuestros pueblos sayagueses, de Alba y Aliste, de la Sanabria enamorada, belleza pura, abandonados, envejecidos, resignados, no tienen quien los defienda, nadie que viva de la política, solo personas como las que conforman a Plataforma Viriatos, cada vez menos, y otras, integradas por poetas de la tierra, indomables, que se van creando para unir sus voces y proclamar sus reivindicaciones ante la Junta de Castilla y León, Senado y Congreso de los Diputados, además de lo que ha quedado de Zamora10, que también se ha mostrado sensible, desde el primer día, con la deriva demográfica de nuestra tierra.

 

Pregunta, ante los datos demográficos conocidos hoy mismo, que sitúan a Zamora como la única provincia de Castilla y León que no gana habitantes: ¿PP y PSOE de Zamora tienen algo qué decir respecto a esa información que condenaría a nuestra provincia a un absoluto desierto demográfico, a un páramo sin gente, a provincia pretérita? Silencio. Porque ya sabemos, desde que mandaba Alfonso Guerra, que el que se mueve no vuelve a salir en la fotografía. Se acabarían los chollos del Congreso de los Diputados, Senado y Cortes de Castilla y León. A Zamora, esos parlamentos que tanto nos ignoran no nos sirven para nada. ¿Nos rebelamos?

 

Advierto que solo decisiones tomadas por el Estado podrán transformar este desierto demográfico en una tierra habitada, con futuro, desarrollada, feliz. Pero si nos cruzamos de brazos y permitimos a los políticos que jueguen a la política, todas mis predicciones se cumplirán.  La despoblación será el fin de Zamora. Tomemos decisiones. Hagamos que la política regrese al pueblo. Necesitamos un Prometeo que se la robe a los partidos políticos, felones de la ciudadanía, vividores de la democracia.

 

 

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