ZAMORANA
Pirómanos, la desgracia de cada verano
El aumento de las temperaturas y las frecuentes olas de calor están provocando días tórridos, sofocantes y ardientes, a decir de muchos como consecuencia del cambio climático, que traen consigo también la aparición de numerosos incendios que están arrasando una gran parte de España (por ceñirme solo a lo que ocurre en casa); pero lo más grave es que más de uno resulta ser provocado.
Los zamoranos aún tenemos presente la desolación que sufrió nuestra tierra con el incendio de la Sierra de la Culebra en el verano de 2022 donde fallecieron 4 personas y se quemaron más de 60.000 hectáreas; y las consecuencias aún perduran en aquella zona, pese a haberse regenerado un 63% de la superficie quemada. Recordamos la pérdida de colmenas, la falta de ayudas para los ganaderos y apicultores, la carencia de un plan de repoblación y regeneración de los bosques, las enormes pinadas que han desaparecido y eran lo que enriquecía gran parte de la zona… pero sobre todo hay un sentimiento de decepción de los zamoranos que padecieron en primera persona aquel devastador incendio, cuya percepción de la tragedia fue nefasta, primero por haberla sufrido en carne propia, y luego por el desinterés manifestado por las autoridades.
En un principio, ante la magnitud y la devastación provocada por el incendio, todos prometieron ayudas, desde el presidente Sánchez, hasta su homólogo de la Junta de Castilla y León que, por supuesto, fueron escasas, en muchos lugares no han llegado, ni nadie prevé que lleguen un día.
A esta desilusión se une la sospecha de los vecinos de las comarcas afectadas por el incendio, de que la catástrofe pueda repetirse, ya que no hay una prevención durante todo el año para limpiar el monte; tan solo la buena voluntad de algunos vecinos o pequeñas asociaciones que hacen lo que pueden.
El Código Penal establece para los pirómanos penas de prisión que oscilan entre uno a cinco años, y que aumentan dependiendo de diversos factores: si se trata de incendios graves, si daña el ecosistema, si hay vidas en peligro… y pueden llegar hasta los 10 a 20 años de cárcel, además de sus correspondientes multas. Pese a todo, los españoles no percibimos que se actúe con contundencia ante aquellos que provocan un incendio y, de ese modo, puedan disuadir a otros de hacerlo; al contrario, cada verano, se queman deliberadamente cientos de hectáreas en todo el país, en algunos casos afectando a la población y ardiendo viviendas, animales y cosechas enteras.
El verano es sinónimo de vacaciones, de descanso, pero desgraciadamente, también de incendios, ya sean fortuitos o de la mano del hombre, y éstos son los más graves porque deberían evitarse.
Mª Soledad Martín Turiño
El aumento de las temperaturas y las frecuentes olas de calor están provocando días tórridos, sofocantes y ardientes, a decir de muchos como consecuencia del cambio climático, que traen consigo también la aparición de numerosos incendios que están arrasando una gran parte de España (por ceñirme solo a lo que ocurre en casa); pero lo más grave es que más de uno resulta ser provocado.
Los zamoranos aún tenemos presente la desolación que sufrió nuestra tierra con el incendio de la Sierra de la Culebra en el verano de 2022 donde fallecieron 4 personas y se quemaron más de 60.000 hectáreas; y las consecuencias aún perduran en aquella zona, pese a haberse regenerado un 63% de la superficie quemada. Recordamos la pérdida de colmenas, la falta de ayudas para los ganaderos y apicultores, la carencia de un plan de repoblación y regeneración de los bosques, las enormes pinadas que han desaparecido y eran lo que enriquecía gran parte de la zona… pero sobre todo hay un sentimiento de decepción de los zamoranos que padecieron en primera persona aquel devastador incendio, cuya percepción de la tragedia fue nefasta, primero por haberla sufrido en carne propia, y luego por el desinterés manifestado por las autoridades.
En un principio, ante la magnitud y la devastación provocada por el incendio, todos prometieron ayudas, desde el presidente Sánchez, hasta su homólogo de la Junta de Castilla y León que, por supuesto, fueron escasas, en muchos lugares no han llegado, ni nadie prevé que lleguen un día.
A esta desilusión se une la sospecha de los vecinos de las comarcas afectadas por el incendio, de que la catástrofe pueda repetirse, ya que no hay una prevención durante todo el año para limpiar el monte; tan solo la buena voluntad de algunos vecinos o pequeñas asociaciones que hacen lo que pueden.
El Código Penal establece para los pirómanos penas de prisión que oscilan entre uno a cinco años, y que aumentan dependiendo de diversos factores: si se trata de incendios graves, si daña el ecosistema, si hay vidas en peligro… y pueden llegar hasta los 10 a 20 años de cárcel, además de sus correspondientes multas. Pese a todo, los españoles no percibimos que se actúe con contundencia ante aquellos que provocan un incendio y, de ese modo, puedan disuadir a otros de hacerlo; al contrario, cada verano, se queman deliberadamente cientos de hectáreas en todo el país, en algunos casos afectando a la población y ardiendo viviendas, animales y cosechas enteras.
El verano es sinónimo de vacaciones, de descanso, pero desgraciadamente, también de incendios, ya sean fortuitos o de la mano del hombre, y éstos son los más graves porque deberían evitarse.
Mª Soledad Martín Turiño
Anase | Miércoles, 20 de Agosto de 2025 a las 19:33:59 horas
Muy buen artículo de un tema tan duro como la tragedia de los incendios que se repite una y otra vez y que siempre duele ocurra donde ocurra. Gracias por contárnoslo.
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