
TRADICIONES
Mahíde revive la "Fiesta del Carro", con Diego y Nerea como protagonistas
La tradición alistana volvió a llenar de alegría y humor festivo la localidad zamorana.
Mahíde volvió a demostrar este pasado viernes que la divertida tradición del carro de los novios sigue viva en Aliste. Así, mozos del pueblo, fieles a la tradición, prepararon con ramas y adornos el carro festivo al que, entre bromas y canciones, subieron los protagonistas de este año: Diego y Nerea.
Los novios, vestidos para la ocasión, recorrieron en él las calles de la localidad hasta acabar, como manda el rito, en el pilón, donde ni ellos ni los vecinos se libraron del chapuzón. La fiesta, salpicada de bromas, chapuzones y carreras, volvió a demostrar que el carro alistano es una tradición que hace comunidad y hermana a los vecinos del pueblo.
Una tradición de las nupcias alistanas
La costumbre, conocida en la comarca como el carro en la boda, tiene su origen en el segundo día de la celebración nupcial. Entonces, los mozos engalanaban el carro con ramas del antiguo negrillo o de chopo y lo colocaban a las puertas de la iglesia. A la salida de misa, “invitaban” a subir a los novios, a los padrinos e incluso, en ocasiones, al cura, para llevarlos a hombro, entre risas y jolgorios hasta el río y el pilón.
El recorrido solía incluir varias paradas en las tabernas o bares del pueblo, donde las consumiciones corrían a cargo de los recién casados. De ahí nació otra escena clásica: el novio que intenta huir a la carrera para librarse de pagar, con la consecuente persecución, que siempre terminaba con su captura y brindis obligado en cada bar.
Ya en el agua, los mozos volcaban el carro para empapar a los novios, que trataban de resistirse. El momento estelar llegaba cuando el novio, entre empujones y calderos de agua, intentaba sacar en brazos a la novia, casi siempre sin éxito, por la oposición de todos. Era habitual que los vecinos que observaban desde cerca terminaran igualmente arrastrados y empapados, incluso dentro del pilón.
La Fiesta del Carro es una de las celebraciones más singulares de Aliste y, en Mahíde, mantiene intacto su espíritu. En esta ocasión, lo revivieron Diego y Nerea en Mahíde, dejando claro que los jóvenes de Mahíde respetan y estiman sus tradiciones: "mientras haya novios, habrá carro; y mientras haya carro, habrá fiesta".
Mahíde volvió a demostrar este pasado viernes que la divertida tradición del carro de los novios sigue viva en Aliste. Así, mozos del pueblo, fieles a la tradición, prepararon con ramas y adornos el carro festivo al que, entre bromas y canciones, subieron los protagonistas de este año: Diego y Nerea.
Los novios, vestidos para la ocasión, recorrieron en él las calles de la localidad hasta acabar, como manda el rito, en el pilón, donde ni ellos ni los vecinos se libraron del chapuzón. La fiesta, salpicada de bromas, chapuzones y carreras, volvió a demostrar que el carro alistano es una tradición que hace comunidad y hermana a los vecinos del pueblo.
Una tradición de las nupcias alistanas
La costumbre, conocida en la comarca como el carro en la boda, tiene su origen en el segundo día de la celebración nupcial. Entonces, los mozos engalanaban el carro con ramas del antiguo negrillo o de chopo y lo colocaban a las puertas de la iglesia. A la salida de misa, “invitaban” a subir a los novios, a los padrinos e incluso, en ocasiones, al cura, para llevarlos a hombro, entre risas y jolgorios hasta el río y el pilón.
El recorrido solía incluir varias paradas en las tabernas o bares del pueblo, donde las consumiciones corrían a cargo de los recién casados. De ahí nació otra escena clásica: el novio que intenta huir a la carrera para librarse de pagar, con la consecuente persecución, que siempre terminaba con su captura y brindis obligado en cada bar.
Ya en el agua, los mozos volcaban el carro para empapar a los novios, que trataban de resistirse. El momento estelar llegaba cuando el novio, entre empujones y calderos de agua, intentaba sacar en brazos a la novia, casi siempre sin éxito, por la oposición de todos. Era habitual que los vecinos que observaban desde cerca terminaran igualmente arrastrados y empapados, incluso dentro del pilón.
La Fiesta del Carro es una de las celebraciones más singulares de Aliste y, en Mahíde, mantiene intacto su espíritu. En esta ocasión, lo revivieron Diego y Nerea en Mahíde, dejando claro que los jóvenes de Mahíde respetan y estiman sus tradiciones: "mientras haya novios, habrá carro; y mientras haya carro, habrá fiesta".
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