DENUNCIA
Los Tres Árboles, un merendero cerrado por la avaricia del Ayuntamiento
Condiciones abusivas, abandono y un espacio público perdido
El merendero de Los Tres Árboles, uno de los rincones más emblemáticos de Zamora, este verano sin servicio de bar. No se trata de falta de clientes ni de desinterés vecinal, la causa real son las condiciones abusivas impuestas por el Ayuntamiento, que hacen prácticamente imposible que alguien se atreva a reabrirlo.
El pliego exige un contrato mínimo de diez años, un desembolso inicial cercano a los 17.000 euros, entre fianzas y la primera anualidad, y un canon anual de 6.803,24 euros. A esto se suman impuestos como el IBI, la recogida de basura y otros gastos inevitables. ¿Quién puede asumir semejante carga para un negocio que solo funciona a pleno rendimiento durante tres meses de verano? No es casualidad que, año tras año, la licitación quede desierta. El Ayuntamiento se comporta como un empresario privado obsesionado con recaudar, olvidando que su función es ofrecer servicios a los ciudadanos. En lugar de fomentar empleo y dinamizar la vida local, convierte esta concesión en un proyecto inviable para cualquier autónomo o familia. Nadie puede arriesgar un desembolso tan elevado para mantener un negocio que apenas asegura la supervivencia.
De lugar de encuentro a espacio abandonado
Durante años, Hortensia y su equipo mantuvieron abierto el merendero con profesionalidad y cercanía, renovando anualmente su concesión. Tras su jubilación y problemas familiares, hoy ya resueltos, afortunadamente el local quedó huérfano. Desde entonces, las instalaciones se deterioran sin freno, el caseto de bar, el almacén y la terraza permanecen abandonados y expuestos a actos vandálicos, mientras que elementos básicos como el suelo o el toldo necesitan una renovación completa.
El resultado es desolador. Vecinos y transeuntes se han quedado sin un espacio donde reunirse, tomar algo, dejar un recado o contar con un lugar seguro en caso de necesidad. Se pierde un servicio esencial para la comunidad, y todo porque el Ayuntamiento prefiere llenar las arcas a mantener vivo un espacio público. El merendero de Los Tres Árboles podría ser un motor social y económico, un lugar de encuentro y disfrute para la ciudad. Sin embargo, la avaricia y la rigidez institucional lo condenan a la ruina. Mientras no prevalezca el sentido común y no se establezcan condiciones justas, este rincón querido por los zamoranos seguirá siendo un símbolo del abandono y de la desidia municipal.

El merendero de Los Tres Árboles, uno de los rincones más emblemáticos de Zamora, este verano sin servicio de bar. No se trata de falta de clientes ni de desinterés vecinal, la causa real son las condiciones abusivas impuestas por el Ayuntamiento, que hacen prácticamente imposible que alguien se atreva a reabrirlo.
El pliego exige un contrato mínimo de diez años, un desembolso inicial cercano a los 17.000 euros, entre fianzas y la primera anualidad, y un canon anual de 6.803,24 euros. A esto se suman impuestos como el IBI, la recogida de basura y otros gastos inevitables. ¿Quién puede asumir semejante carga para un negocio que solo funciona a pleno rendimiento durante tres meses de verano? No es casualidad que, año tras año, la licitación quede desierta. El Ayuntamiento se comporta como un empresario privado obsesionado con recaudar, olvidando que su función es ofrecer servicios a los ciudadanos. En lugar de fomentar empleo y dinamizar la vida local, convierte esta concesión en un proyecto inviable para cualquier autónomo o familia. Nadie puede arriesgar un desembolso tan elevado para mantener un negocio que apenas asegura la supervivencia.
De lugar de encuentro a espacio abandonado
Durante años, Hortensia y su equipo mantuvieron abierto el merendero con profesionalidad y cercanía, renovando anualmente su concesión. Tras su jubilación y problemas familiares, hoy ya resueltos, afortunadamente el local quedó huérfano. Desde entonces, las instalaciones se deterioran sin freno, el caseto de bar, el almacén y la terraza permanecen abandonados y expuestos a actos vandálicos, mientras que elementos básicos como el suelo o el toldo necesitan una renovación completa.
El resultado es desolador. Vecinos y transeuntes se han quedado sin un espacio donde reunirse, tomar algo, dejar un recado o contar con un lugar seguro en caso de necesidad. Se pierde un servicio esencial para la comunidad, y todo porque el Ayuntamiento prefiere llenar las arcas a mantener vivo un espacio público. El merendero de Los Tres Árboles podría ser un motor social y económico, un lugar de encuentro y disfrute para la ciudad. Sin embargo, la avaricia y la rigidez institucional lo condenan a la ruina. Mientras no prevalezca el sentido común y no se establezcan condiciones justas, este rincón querido por los zamoranos seguirá siendo un símbolo del abandono y de la desidia municipal.
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