
ZAMORANA
Más vandalismo en Zamora
La clave de una ciudad limpia y cuidada; así como de una persona formada o un pueblo exitoso es, sin duda, la formación. Educar desde la infancia es invertir en futuro; desde el momento en que un bebé acude a una escuela maternal empieza su educación; sin embargo, a nosotros los españoles, nos extraña que países como Noruega o el Reino Unido apuesten por un fuerte desembolso desde la etapa infantil, ya que aquí apostamos más por invertir en los estudiantes con edades más avanzadas, con un gasto exiguo, sin posibilidades de becas para todos los que las precisan y sin motivar a las personas con talento tanto antes como después de finalizados sus estudios.
Viene esto a colación de que, paseando por Zamora, en el incomparable marco de los jardines del castillo, me acerqué hasta el foso del lado este y comprobé con harta desazón como algunos habían ocupado su tiempo de diversión y ocio destrozando uno de los cristales de la balconada. ¿Y cómo lo hicieron?. Desde el exterior, a pedradas; allí quedaron las huellas de los guijarros para vergüenza y oprobio de los que pensamos que el patrimonio es un bien que debemos proteger y legar a las siguientes generaciones.
Solo puedo calificar –siendo muy benevolente- de barrabasada esta acción que, por desgracia, no es la única. También hay quienes siguen pintarrajeando las paredes de las calles, y eso, pese a que en Zamora existen nueve espacios habilitados por el ayuntamiento para la práctica libre del grafiti y el arte urbano; lo que demuestra que quienes actúan impunemente lo hacen por puro vandalismo y sin la menor conciencia de que sus actos, además de destrozos, ocasionan el correspondiente gasto para que otros limpien lo que ellos han deteriorado.
Insisto en que educar es construir, abrir las ventanas de la imaginación al mundo y absorber la sabiduría que dimana. Un niño al que se eduque en buenos principios, lo último que se le ocurrirá será destrozar cuando sea adulto; muy al contrario, valorará su entorno y estará comprometido con su mantenimiento.
Ojalá estos energúmenos que se dedican al vandalismo en espacios públicos, tengan su merecido castigo o, al menos, se den cuenta un día de que sus actos son tan reprobables como absurdos, porque solo hacen el mal, sin ninguna otra razón que pueda satisfacerles, si no es la fechoría ocasional que refleja su propio carácter delincuente.
Termino con una frase de Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, y adjunto la fotografía que demuestra lo expresado en este artículo.
Mª Soledad Martin Turiño
La clave de una ciudad limpia y cuidada; así como de una persona formada o un pueblo exitoso es, sin duda, la formación. Educar desde la infancia es invertir en futuro; desde el momento en que un bebé acude a una escuela maternal empieza su educación; sin embargo, a nosotros los españoles, nos extraña que países como Noruega o el Reino Unido apuesten por un fuerte desembolso desde la etapa infantil, ya que aquí apostamos más por invertir en los estudiantes con edades más avanzadas, con un gasto exiguo, sin posibilidades de becas para todos los que las precisan y sin motivar a las personas con talento tanto antes como después de finalizados sus estudios.
Viene esto a colación de que, paseando por Zamora, en el incomparable marco de los jardines del castillo, me acerqué hasta el foso del lado este y comprobé con harta desazón como algunos habían ocupado su tiempo de diversión y ocio destrozando uno de los cristales de la balconada. ¿Y cómo lo hicieron?. Desde el exterior, a pedradas; allí quedaron las huellas de los guijarros para vergüenza y oprobio de los que pensamos que el patrimonio es un bien que debemos proteger y legar a las siguientes generaciones.
Solo puedo calificar –siendo muy benevolente- de barrabasada esta acción que, por desgracia, no es la única. También hay quienes siguen pintarrajeando las paredes de las calles, y eso, pese a que en Zamora existen nueve espacios habilitados por el ayuntamiento para la práctica libre del grafiti y el arte urbano; lo que demuestra que quienes actúan impunemente lo hacen por puro vandalismo y sin la menor conciencia de que sus actos, además de destrozos, ocasionan el correspondiente gasto para que otros limpien lo que ellos han deteriorado.
Insisto en que educar es construir, abrir las ventanas de la imaginación al mundo y absorber la sabiduría que dimana. Un niño al que se eduque en buenos principios, lo último que se le ocurrirá será destrozar cuando sea adulto; muy al contrario, valorará su entorno y estará comprometido con su mantenimiento.
Ojalá estos energúmenos que se dedican al vandalismo en espacios públicos, tengan su merecido castigo o, al menos, se den cuenta un día de que sus actos son tan reprobables como absurdos, porque solo hacen el mal, sin ninguna otra razón que pueda satisfacerles, si no es la fechoría ocasional que refleja su propio carácter delincuente.
Termino con una frase de Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, y adjunto la fotografía que demuestra lo expresado en este artículo.
Mª Soledad Martin Turiño
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