
APOCALIPSIS
Amargo verano de ceniza y fuego
Eugenio-Jesús de Ávila
Otro verano de fuego y ceniza, de lágrimas negras y labios rotos. Los zamoranos respiramos el perfume de la madera quemada, que nos llegó a los bronquios del alma. Si hace tres años convirtieron en cementerio de la naturaleza la Sierra de la Culebra, en este verano, en plena ola de calor, acabaron con La Carballeda y Sanabria. Hubo que huir del fuego, dejar los pueblos en su soledad y después regresar sin saber si todo seguía igual. Nos borraron el paisaje, nos asesinaron la naturaleza más hermosa y los políticos volvieron a evidenciar su incapacidad y negligencia.
Eugenio-Jesús de Ávila
Otro verano de fuego y ceniza, de lágrimas negras y labios rotos. Los zamoranos respiramos el perfume de la madera quemada, que nos llegó a los bronquios del alma. Si hace tres años convirtieron en cementerio de la naturaleza la Sierra de la Culebra, en este verano, en plena ola de calor, acabaron con La Carballeda y Sanabria. Hubo que huir del fuego, dejar los pueblos en su soledad y después regresar sin saber si todo seguía igual. Nos borraron el paisaje, nos asesinaron la naturaleza más hermosa y los políticos volvieron a evidenciar su incapacidad y negligencia.
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