
GENOCIDIO
Genocidios invisibles: cuando el silencio de los medios se convierte en cómplice
Mientras Gaza ocupa portadas, pueblos enteros son exterminados en África y Asia sin cámaras ni titulares. El dolor existe, pero el mundo prefiere mirar hacia otro lado.
En un planeta donde la información circula a la velocidad de la luz, resulta insultante que millones de personas asesinadas, desplazadas o violadas sistemáticamente no logren ni siquiera un espacio digno en los noticieros. Gaza conmueve, y con razón. Pero ¿qué pasa con los pueblos arrasados en Sudán, Xinjiang, Myanmar, Tigray, el Congo o Nigeria? El silencio no es casualidad: es selectivo, político y profundamente injusto.
Sudán: Darfur, el genocidio que nadie quiere ver
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han ejecutado un exterminio contra los masalit en Darfur. Más de 10.000 muertos en El Geneina en 2023, 8 millones de desplazados internos, y en 2025 incluso EE. UU. reconoció oficialmente el genocidio.
¿Y la prensa internacional? Apenas unas notas al pie, mientras las fosas comunes se multiplican y un pueblo entero es borrado del mapa.
China: un millón de uyghures borrados en silencio
Más de 1 millón de musulmanes uyghures detenidos en campos de reeducación, esterilizaciones forzadas, destrucción cultural y trabajos esclavos. Todo bajo la maquinaria del Partido Comunista Chino.
Los gobiernos lo saben. Los parlamentos lo denuncian. Pero los grandes medios prefieren hablar de “controversia” o “acusaciones”, cuidando no incomodar a Pekín. Un genocidio medido con lupa, según convenga a la geopolítica.
Myanmar: los rohinyá, el pueblo apátrida
Desde 2017, los rohinyá son perseguidos, asesinados y expulsados. 25.000 muertos y casi un millón de refugiados hacinados en Bangladesh. La Corte Internacional de Justicia tiene el caso sobre la mesa.
Pero fuera de alguna foto de campamentos miserables, la cobertura se apaga rápido. Porque mantener vivo el recuerdo de este genocidio no vende, ni presiona a las potencias.
Etiopía: Tigray, el genocidio olvidado
Entre 2020 y 2022, el ejército etíope y sus aliados de Eritrea ejecutaron una de las campañas más brutales de este siglo: hasta 600.000 muertos, 2,3 millones de desplazados y 120.000 mujeres violadas.
¿Dónde están los documentales? ¿Dónde las portadas? Apenas hubo indignación pasajera. Después, nada. El silencio enterró a los muertos dos veces.
El Congo: seis millones de cadáveres invisibles
Desde los años 90, la República Democrática del Congo acumula la cifra más espeluznante desde la Segunda Guerra Mundial: más de 6 millones de muertos y 5,7 millones de desplazados.
Sin embargo, el conflicto se cubre como una “guerra lejana”, como si seis millones de cadáveres fueran una estadística irrelevante. La indiferencia mediática es parte del crimen.
Nigeria: un genocidio que no interesa
Boko Haram y milicias fulani han asesinado a más de 35.000 personas desde 2009 y desplazado a 2 millones. Se persigue a comunidades cristianas y aldeas enteras son arrasadas.
Pero la narrativa oficial lo reduce a “conflictos intercomunitarios”. Nombrar las cosas por su nombre —genocidio— parece ser un lujo que los medios no se permiten.
El crimen del silencio
Los genocidios no solo se cometen con machetes, fusiles o drones. También se cometen con titulares que nunca aparecen, con cámaras que nunca llegan, con opiniones públicas que nunca se enteran.
Cuando se calla sobre Darfur, Xinjiang, Tigray, los rohinyá, el Congo o Nigeria, no solo se abandona a las víctimas: se les condena a la desaparición doble, física y mediática.
El silencio es complicidad. Y cada portada vacía es una bala más contra quienes el mundo ya decidió olvidar.
En un planeta donde la información circula a la velocidad de la luz, resulta insultante que millones de personas asesinadas, desplazadas o violadas sistemáticamente no logren ni siquiera un espacio digno en los noticieros. Gaza conmueve, y con razón. Pero ¿qué pasa con los pueblos arrasados en Sudán, Xinjiang, Myanmar, Tigray, el Congo o Nigeria? El silencio no es casualidad: es selectivo, político y profundamente injusto.
Sudán: Darfur, el genocidio que nadie quiere ver
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han ejecutado un exterminio contra los masalit en Darfur. Más de 10.000 muertos en El Geneina en 2023, 8 millones de desplazados internos, y en 2025 incluso EE. UU. reconoció oficialmente el genocidio.
¿Y la prensa internacional? Apenas unas notas al pie, mientras las fosas comunes se multiplican y un pueblo entero es borrado del mapa.
China: un millón de uyghures borrados en silencio
Más de 1 millón de musulmanes uyghures detenidos en campos de reeducación, esterilizaciones forzadas, destrucción cultural y trabajos esclavos. Todo bajo la maquinaria del Partido Comunista Chino.
Los gobiernos lo saben. Los parlamentos lo denuncian. Pero los grandes medios prefieren hablar de “controversia” o “acusaciones”, cuidando no incomodar a Pekín. Un genocidio medido con lupa, según convenga a la geopolítica.
Myanmar: los rohinyá, el pueblo apátrida
Desde 2017, los rohinyá son perseguidos, asesinados y expulsados. 25.000 muertos y casi un millón de refugiados hacinados en Bangladesh. La Corte Internacional de Justicia tiene el caso sobre la mesa.
Pero fuera de alguna foto de campamentos miserables, la cobertura se apaga rápido. Porque mantener vivo el recuerdo de este genocidio no vende, ni presiona a las potencias.
Etiopía: Tigray, el genocidio olvidado
Entre 2020 y 2022, el ejército etíope y sus aliados de Eritrea ejecutaron una de las campañas más brutales de este siglo: hasta 600.000 muertos, 2,3 millones de desplazados y 120.000 mujeres violadas.
¿Dónde están los documentales? ¿Dónde las portadas? Apenas hubo indignación pasajera. Después, nada. El silencio enterró a los muertos dos veces.
El Congo: seis millones de cadáveres invisibles
Desde los años 90, la República Democrática del Congo acumula la cifra más espeluznante desde la Segunda Guerra Mundial: más de 6 millones de muertos y 5,7 millones de desplazados.
Sin embargo, el conflicto se cubre como una “guerra lejana”, como si seis millones de cadáveres fueran una estadística irrelevante. La indiferencia mediática es parte del crimen.
Nigeria: un genocidio que no interesa
Boko Haram y milicias fulani han asesinado a más de 35.000 personas desde 2009 y desplazado a 2 millones. Se persigue a comunidades cristianas y aldeas enteras son arrasadas.
Pero la narrativa oficial lo reduce a “conflictos intercomunitarios”. Nombrar las cosas por su nombre —genocidio— parece ser un lujo que los medios no se permiten.
El crimen del silencio
Los genocidios no solo se cometen con machetes, fusiles o drones. También se cometen con titulares que nunca aparecen, con cámaras que nunca llegan, con opiniones públicas que nunca se enteran.
Cuando se calla sobre Darfur, Xinjiang, Tigray, los rohinyá, el Congo o Nigeria, no solo se abandona a las víctimas: se les condena a la desaparición doble, física y mediática.
El silencio es complicidad. Y cada portada vacía es una bala más contra quienes el mundo ya decidió olvidar.
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