1ª RFEF
El Zamora conoce su primera victoria tras un partido muy serio ante el Lugo (1-0)
Eslava marcó el gol del triunfo, al aprovecharse de un error de la zaga gallega, en un partido en el que los rojiblancos fueron mejores, pero erraron en la dirección de sus tiros a puerta
Hubo un tiempo en el que los periodistas que escribían o hablaban de deporte les dio por inventarse frases muy extrañas para definir, si tratamos de fútbol, de “partido serio”, “momento dulce” y términos por el estilo.
A mí, lo de partido “serio” me podría valer para definir el Zamora vs Lugo. Dos excelentes equipos, con jugadores con clase, otros con físicos poderosos y ambos con necesidad de sumar tres puntos. Hubo, vaya por delante, un vencedor justo: el conjunto rojiblanco y un perdedor que ocasionó escaso lucimiento a Fermín, solo un disparo, dentro del área, que el meta rojiblanco abortó. Minuto 7. Pero antes Farrel pudo haber marcado, su disparo, como casi todos los lanzados por sus compañeros, se fueron por encima del larguero. El Zamora todavía no ha ajustado la mira de su fusil. El Lugo, de celeste y blanco, como el cielo de primavera, aguantaba la pelota, la sacaba jugada de su campo, como siempre han hecho los equipos de Yago Iglesias, un entrenador de juego clásico que jamás apuesta por otras vanguardias futbolísticas. Pero arriba apenas causaron peligro, merced al descomunal trabajo de los dos laterales, tanto Rufo como Codina, como de los dos centrales, la sobriedad de Erik Ruiz y las artes de los zagueros italianos de toda la vida, Athuman. Como comenté hace unas líneas, Fermín no debió lucirse, aunque la grada corease su nombre cuando así lo consideró.
La oportunidad más clara del Zamora, en los pies de Sancho, que recibió un regalo defensivo dentro de área, pero su tiro salió lejos de un marco desamparado. A los equipos de Yago también le traicionan esos errores en sus zagueros.
El caso es que el empate a cero cerró una primera parte en la que los futbolistas soportaron más de 30ºC, como los socios de Preferencia, que parece que ven el fútbol desde un solárium. Reitero: el Ruta de la Plata muestra demasiadas carencias. No es de ahora, sino desde que se construyó. Pero esa es otra batalla.
Si se quiere, el Zamora salió mejor que el cuadro lucense en la segunda entrega. Escasas oportunidades, como mucho el cabezazo desviado de Márquez a buen centro de Rufo y poco más.
Y llegaron los cambios, necesarios, a la hora de juego. Los dos técnicos, casi en el mismo momento, decidieron modificar sus onces iniciales. Veamos: Carbonell por Márquez, que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza momentos antes; y Monerris a Josh Farrell. Y dos después, tres en el cuadro lucense: Balboa por Presa, Alba por Celorio y Santi por Lago Junior.
El Zamora iba a jugar con dos delanteros centros y dos extremos, lo que provocó una mayor sensación de peligro para la portería que defendió Piedra. No hubo ocasiones de grave peligro para los rojiblancos, porque los centros y los últimos pases y los saques de esquina no son precisos.
Ahora bien, en el minuto 69, un grave error de un zaguero lucense lo aprovechaba Eslava para driblar al portero y marcar a puerta vacía. El Zamora, a falta de veinte minutos más la prolongación, ganaba.
Y otros dos cambios inteligentes de Sabas: Sergi López por Clavería y Markel Lozano por Jaime Sancho. Rufo se situaría de extremo diestro y el vasco de medio centro, pero presionando la salida de los defensores lucenses. El Zamora pudo cerrar el partido, en buenos contragolpes que no encontraron el aroma del gol.
El técnico gallego realizó otras dos sustituciones para encarar los últimos minutos. Jorge González entró por Pastrana y Reniero por Unzueta. Poco sustancia ofrecieron los nuevos futbolistas.
Y ya en el minuto 77, Merchán entraba por Codina, lesionado. Y, contra perfecta, menos su definición, de Eslava y Carbonell, que tiró por encima del larguero, ante un Piedra batido. Pudo haber sido una rúbrica en mármol para su equipo.
El partido “serio” concluyó en encuentro “alegre”, porque las victorias, siempre, te invitan a sonreír.
Y ahora el miércoles, con otro equipo distinto, intentar eliminar al Ourense en su feudo, complicado, con un once que formarán los jugadores menos utilizados hoy. Y después, Liga, aguarda el Arenteiro, campo complicado donde jugar al fútbol es complicado, terreno para hacer un fútbol más físico que técnico.
E. Navascués de Zubiría
Fotografías: Esteban Pedrosa (Eslava, autor del gol, sujetado por tres zagueros lucenses)
Hubo un tiempo en el que los periodistas que escribían o hablaban de deporte les dio por inventarse frases muy extrañas para definir, si tratamos de fútbol, de “partido serio”, “momento dulce” y términos por el estilo.
A mí, lo de partido “serio” me podría valer para definir el Zamora vs Lugo. Dos excelentes equipos, con jugadores con clase, otros con físicos poderosos y ambos con necesidad de sumar tres puntos. Hubo, vaya por delante, un vencedor justo: el conjunto rojiblanco y un perdedor que ocasionó escaso lucimiento a Fermín, solo un disparo, dentro del área, que el meta rojiblanco abortó. Minuto 7. Pero antes Farrel pudo haber marcado, su disparo, como casi todos los lanzados por sus compañeros, se fueron por encima del larguero. El Zamora todavía no ha ajustado la mira de su fusil. El Lugo, de celeste y blanco, como el cielo de primavera, aguantaba la pelota, la sacaba jugada de su campo, como siempre han hecho los equipos de Yago Iglesias, un entrenador de juego clásico que jamás apuesta por otras vanguardias futbolísticas. Pero arriba apenas causaron peligro, merced al descomunal trabajo de los dos laterales, tanto Rufo como Codina, como de los dos centrales, la sobriedad de Erik Ruiz y las artes de los zagueros italianos de toda la vida, Athuman. Como comenté hace unas líneas, Fermín no debió lucirse, aunque la grada corease su nombre cuando así lo consideró.
La oportunidad más clara del Zamora, en los pies de Sancho, que recibió un regalo defensivo dentro de área, pero su tiro salió lejos de un marco desamparado. A los equipos de Yago también le traicionan esos errores en sus zagueros.
El caso es que el empate a cero cerró una primera parte en la que los futbolistas soportaron más de 30ºC, como los socios de Preferencia, que parece que ven el fútbol desde un solárium. Reitero: el Ruta de la Plata muestra demasiadas carencias. No es de ahora, sino desde que se construyó. Pero esa es otra batalla.
Si se quiere, el Zamora salió mejor que el cuadro lucense en la segunda entrega. Escasas oportunidades, como mucho el cabezazo desviado de Márquez a buen centro de Rufo y poco más.
Y llegaron los cambios, necesarios, a la hora de juego. Los dos técnicos, casi en el mismo momento, decidieron modificar sus onces iniciales. Veamos: Carbonell por Márquez, que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza momentos antes; y Monerris a Josh Farrell. Y dos después, tres en el cuadro lucense: Balboa por Presa, Alba por Celorio y Santi por Lago Junior.
El Zamora iba a jugar con dos delanteros centros y dos extremos, lo que provocó una mayor sensación de peligro para la portería que defendió Piedra. No hubo ocasiones de grave peligro para los rojiblancos, porque los centros y los últimos pases y los saques de esquina no son precisos.
Ahora bien, en el minuto 69, un grave error de un zaguero lucense lo aprovechaba Eslava para driblar al portero y marcar a puerta vacía. El Zamora, a falta de veinte minutos más la prolongación, ganaba.
Y otros dos cambios inteligentes de Sabas: Sergi López por Clavería y Markel Lozano por Jaime Sancho. Rufo se situaría de extremo diestro y el vasco de medio centro, pero presionando la salida de los defensores lucenses. El Zamora pudo cerrar el partido, en buenos contragolpes que no encontraron el aroma del gol.
El técnico gallego realizó otras dos sustituciones para encarar los últimos minutos. Jorge González entró por Pastrana y Reniero por Unzueta. Poco sustancia ofrecieron los nuevos futbolistas.
Y ya en el minuto 77, Merchán entraba por Codina, lesionado. Y, contra perfecta, menos su definición, de Eslava y Carbonell, que tiró por encima del larguero, ante un Piedra batido. Pudo haber sido una rúbrica en mármol para su equipo.
El partido “serio” concluyó en encuentro “alegre”, porque las victorias, siempre, te invitan a sonreír.
Y ahora el miércoles, con otro equipo distinto, intentar eliminar al Ourense en su feudo, complicado, con un once que formarán los jugadores menos utilizados hoy. Y después, Liga, aguarda el Arenteiro, campo complicado donde jugar al fútbol es complicado, terreno para hacer un fútbol más físico que técnico.
E. Navascués de Zubiría
Fotografías: Esteban Pedrosa (Eslava, autor del gol, sujetado por tres zagueros lucenses)
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