Viernes, 19 de Septiembre de 2025

Eugenio-Jesús de Ávila
Jueves, 18 de Septiembre de 2025
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

Los zamoranos solo deberíamos tener una ideología: Zamora

Eugenio-Jesús de Ávila

 

De vez en cuando, me siento como ese árbol desnudo, anegado, abrazado por las aguas del Duero. Nunca me satisfizo ser roble o pino en cualquier bosque. Preferí ser ciprés en la ladera de un monte suave mediterráneo, ya en La Toscana o bien en la Hélade, en el Peloponeso. Tampoco me habría disgustado nacer, crecer y morir en un cementerio, porque me gusta dar sombra a las sepulturas y debatir con los muertos sobre la…vida. Cuando ya no es, lo sabe todo sobre lo que fue y ha sido.

 

Podría colegirse, tras leer ese primer párrafo que soy una especie de ácrata, un Max Stirner reencarnado que abomina de vivir en esta centuria. Yo no comulgo con su obra “El único y su propiedad”. Porque he querido ser un castaño en el bosque de mi ciudad para con el resto de árboles, chopos, pinos, robles, álamos, almendros, cerezos y encinas, con raíces en nuestra tierra, convertir Zamora en un paraíso para todos los que vivimos aquí o para aquellos que, lejos de su patria chica, la siguen añorando.

 

Los zamoranos solo deberíamos tener una ideología: Zamora. Después que cada cual se considera de izquierdas, derechas o medio pensionistas. Pero mientras la unión entre todos solo sea una entelequia, estaremos condenados a ser la provincia con menos actividad económica de España y la más envejecida. Estamos obligados a ser bosque en el que habiten todo tipo de fauna y flora humana. Una selva de flores a la que vengan a libar las abejas; un Edén para que aniden mirlos y ruiseñores, cigüeñas y golondrinas.

 

Durante décadas, los zamoranos se olvidaron que solo la unidad nos haría grandes y fuertes para combatir a los malandrines de la política, a los caciques seculares, a los empresarios que se enriquecieron con los favores de las instituciones públicas. Cada cual hizo la guerra por su cuenta. Muchos guardaron silencio porque el nepotismo los colocó en la poltrona pública. Otros, devorados por la apatía o víctimas de la cobardía, del miedo al poder, dejaron hacer a los politicastros, sin caer en la cuenta que su tierra se convertiría en un desierto de vida, en un río seco, en un bosque quemado.

 

Exijamos, pues, con fuerza, con valor, con lo que hay que tener, que el Estado, a través de los correspondientes gobiernos, transformen ya la N-122 en autovía entre Zamora y la frontera de la hermana nación lusa; que Monte la Reina funcione como una instalación militar esencial para la defensa de España; que los terrenos del Complejo Ferroviario se cedan al Ayuntamiento para crear un Polígono Tecnológico; que el Polígono de Monfarracinos, una vez construido, sea elegido por la Junta de Castilla y León como polo de desarrollo industrial. Y no me olvido del Tren Ruta de la Plata, que no quieren ni el Gobierno, ni los independentistas, los que odian el desarrollo de la España más auténtica, la nuestra, ni tampoco de la N-631, que quiere ser autovía. Si en el año 2030, final de la tercera década del siglo XXI, nuestra provincia mantiene su actual deriva hacia la nada económica y demográfica, nosotros seremos reos de su muerte como sociedad. Necesitamos, pues, ser un bosque con todas las especies de árboles, con fauna y flora abundantes, con vida, con raíces profundas, para transformar Zamora. No quiero ser como ese árbol de la fotografía, desnudo y ahogado, solo.

Eugenio-Jesús de Ávila

 

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