NOTAS DEL PENSAMIENTO
Alcanzar la estupidez política
José Antonio Ávila López
![[Img #101830]](https://eldiadezamora.es/upload/images/09_2025/2013_4480_1348_7370_9394_8226_9948_1018_2907_7198_8176_2402_7201_6632_9597_7602_jose-antonio-avila-lopez.jpg)
El nivel de la política española está desde hace tiempo muy por debajo del suelo, y el regreso estridente de Aznar y Felipe González ofrece el nivel real de ese subsuelo. Los dos expresidentes vuelven a campar por los medios informativos de Madrid para evaluar el alcance de la estupidez política. Es todo de risa en este absurdo ir y venir de políticos, periodistas y correveidiles diversos que pululan y hacen negocio por la nostálgica Villa y Corte de la España (Españas) de hace siglos. González entró en escena hace meses para “insistir en su campaña de acoso y derribo” contra Pedro Sánchez y anunció “a bombo y platillo” que no votará al PSOE si se consolida en su totalidad la Ley de Amnistía avalada por el Tribunal Constitucional. Felipe lo hizo para hacer daño al PSPS (Partido Socialista de Pedro Sánchez) y a la actual mayoría ilegítima del Congreso que lo sostiene, ya que González hace tiempo que es un “peón” más de ese inmenso movimiento de tintes democráticos que denuncia la dictadura sanchista con aliados nacionalistas de la periferia. Emanan en España unas estructuras de un Estado oscuro, estructuras que deben derrocarse ya, por el bien de España, y derrocar al actual Gobierno socialcomunista. Felipe ya lo intentó cuando impulsó el golpe interno en el mismo PSOE para descabalgar a Sánchez de la Secretaría General y ha seguido intentando aniquilarlo políticamente desde entonces (y bien que hace). Y lo hace al mismo compás que Aznar, pero la diferencia está en que el predicamento de González ya no es el que fue ni de lejos, si es aún alguno más allá de grandes políticos como García-Page o el recientemente fallecido Javier Lambán. Mientras que la derechita española sigue al pie de la letra las consignas de guerra que lanza Aznar con el lema “el que pueda hacer que haga”, González se descojona de todos desde su cómoda jubilación vitalicia y una vida asegurada desde los asientos en las grandes energéticas a las que benefició con sus decisiones en el Gobierno. Tanto José María como Felipe reaparecen, como el Guadiana, para tratar de evitar que desaparezcan los últimos restos del naufragio de aquel Régimen del 78 que catalogan algunos.
El nivel de la política española está desde hace tiempo muy por debajo del suelo, y el regreso estridente de Aznar y Felipe González ofrece el nivel real de ese subsuelo. Los dos expresidentes vuelven a campar por los medios informativos de Madrid para evaluar el alcance de la estupidez política. Es todo de risa en este absurdo ir y venir de políticos, periodistas y correveidiles diversos que pululan y hacen negocio por la nostálgica Villa y Corte de la España (Españas) de hace siglos. González entró en escena hace meses para “insistir en su campaña de acoso y derribo” contra Pedro Sánchez y anunció “a bombo y platillo” que no votará al PSOE si se consolida en su totalidad la Ley de Amnistía avalada por el Tribunal Constitucional. Felipe lo hizo para hacer daño al PSPS (Partido Socialista de Pedro Sánchez) y a la actual mayoría ilegítima del Congreso que lo sostiene, ya que González hace tiempo que es un “peón” más de ese inmenso movimiento de tintes democráticos que denuncia la dictadura sanchista con aliados nacionalistas de la periferia. Emanan en España unas estructuras de un Estado oscuro, estructuras que deben derrocarse ya, por el bien de España, y derrocar al actual Gobierno socialcomunista. Felipe ya lo intentó cuando impulsó el golpe interno en el mismo PSOE para descabalgar a Sánchez de la Secretaría General y ha seguido intentando aniquilarlo políticamente desde entonces (y bien que hace). Y lo hace al mismo compás que Aznar, pero la diferencia está en que el predicamento de González ya no es el que fue ni de lejos, si es aún alguno más allá de grandes políticos como García-Page o el recientemente fallecido Javier Lambán. Mientras que la derechita española sigue al pie de la letra las consignas de guerra que lanza Aznar con el lema “el que pueda hacer que haga”, González se descojona de todos desde su cómoda jubilación vitalicia y una vida asegurada desde los asientos en las grandes energéticas a las que benefició con sus decisiones en el Gobierno. Tanto José María como Felipe reaparecen, como el Guadiana, para tratar de evitar que desaparezcan los últimos restos del naufragio de aquel Régimen del 78 que catalogan algunos.
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