ZAMORANA
Aprendiendo a ser feliz
Mº Soledad Martín Turiño
![[Img #101938]](https://eldiadezamora.es/upload/images/09_2025/4599_marisol-web.jpg)
Es importante vivir la propia vida, no la de los otros; apartar los recuerdos, y no estigmatizar momentos: el banco donde nos sentamos aquel día, el primer baile, la tarde que pasamos festejando un aniversario…, porque todo pasa, y la vida de cada cual también. Hay que construirse y reconstruirse todas las mañanas con nuevas actitudes que aporten positividad, alejándonos de la dependencia o de esos recuerdos que están influidos por otras personas y que no nos pertenecen.
Regocijarse con las cosas sencillas: un agradable paseo en soledad, con la mente libre, sin sentirse culpable de la felicidad implícita por gozar de un día apacible, sentarse a charlar mientras degustamos un café con aquellos con quienes nos une un vínculo de amistad o apego sin que por ello dejemos de lado a otros más cercanas con los que compartimos vida; seguir adelante con los recuerdos justos y las vivencias precisas para que no dependamos de ellas ni nos abrumen sus recuerdos. En dos palabras: ser libres, sin remordimientos, sin restricciones, sin barreras, con el único propósito de crear un entorno grato que nos estimule e ilusione.
Atrapar aquellas sensaciones que creíamos olvidadas, que resultan placenteras para los sentidos y relajantes para la mente, descubriendo esos detalles de cada día en los que apenas reparamos y que al final son la esencia misma de la existencia; buscar la soledad y hacerse su amiga para que cuando llegue de manera indeseada ya seamos viejos conocidos y sea más benevolente… En definitiva, buscar en cada uno la forma más apropiada para ser feliz.
Es importante vivir la propia vida, no la de los otros; apartar los recuerdos, y no estigmatizar momentos: el banco donde nos sentamos aquel día, el primer baile, la tarde que pasamos festejando un aniversario…, porque todo pasa, y la vida de cada cual también. Hay que construirse y reconstruirse todas las mañanas con nuevas actitudes que aporten positividad, alejándonos de la dependencia o de esos recuerdos que están influidos por otras personas y que no nos pertenecen.
Regocijarse con las cosas sencillas: un agradable paseo en soledad, con la mente libre, sin sentirse culpable de la felicidad implícita por gozar de un día apacible, sentarse a charlar mientras degustamos un café con aquellos con quienes nos une un vínculo de amistad o apego sin que por ello dejemos de lado a otros más cercanas con los que compartimos vida; seguir adelante con los recuerdos justos y las vivencias precisas para que no dependamos de ellas ni nos abrumen sus recuerdos. En dos palabras: ser libres, sin remordimientos, sin restricciones, sin barreras, con el único propósito de crear un entorno grato que nos estimule e ilusione.
Atrapar aquellas sensaciones que creíamos olvidadas, que resultan placenteras para los sentidos y relajantes para la mente, descubriendo esos detalles de cada día en los que apenas reparamos y que al final son la esencia misma de la existencia; buscar la soledad y hacerse su amiga para que cuando llegue de manera indeseada ya seamos viejos conocidos y sea más benevolente… En definitiva, buscar en cada uno la forma más apropiada para ser feliz.
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