
FRNCIA
Cuando el vecino tiembla
Mis ruedas atravesaban las autopistas francesas y los debates en la radio dejaban en mi mente un temor extraño, como extraña es la expresión que pareciera propia del zar Pedro I cuando obligaba a sus súbditos a parecer europeos, rasurándolos públicamente: "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar." También el gobierno tiránico de Pedro Sánchez I nos quiere impedir fumar incluso en la calle, en las terrazas donde el café nos espera para despejarnos, la cerveza para relajarnos. Bien decía Foucault (gran vate de las izquierdas), con excusas higiénicas o salutíferas el estado opresor avanza controlándonos, amordazándonos con mil leyes. "Cuando las barbas de tu vecino..." Prepárate, que el turno está al llegar. Y es que lo sucedido en el país galo puede afectarnos mucho.
Mi encuentro con l'enfant terrible de las letras francas lo aclara: "Francia ya no es un país importante..., la libertad va reduciéndose, lo que antes se publicaba en la prensa como bromas ahora sería impensable, con pánico cobarde ante los islamistas, y yo me tengo que callar muchas cosas." Esto lo proclama alguien de quien se dice que escribe sin complejos ni filtros, libre... Pero él dice que no lo es: Michel Houellebecq todavía se atreve. Aunque su presidente Macron vaya de gallito amenazando a los rusos con sus misiles si los drones moscovitas de nuevo aparecen dentro de europeas fronteras, bien puede quedar desplumado. No solo por los rusos, sino por los galos. Basta ver al anterior y célebre, fulgurante presidente, Nicolas Sarkozy, que ha de entrar en prisión, vergonzosamente.
Hablan de que la deuda pública de Francia es monstruosa, los economistas se plantean incluso, en caso de no resolverse presto, un rescate financiero de la Unión Europea como lo tuvo Grecia, es decir, un desastre. Los últimos intentos de reforma fueron tumbados, los franceses no quieren trabajar más, los impuestos tampoco quieren aumentar... Y mientras, la natalidad, por vez primera después de la Segunda Guerra Mundial, ha dado señales de grande alarma. Hay más defunciones que nacimientos. No hay estabilidad, las mujeres intentan concebir muy tarde, el precio de la vivienda es inalcanzable en las ciudades... Como en Japón, podría reducirse la población a la mitad si esto continúa... Y muchos empleos sin ocupar, sin embargo, mientras la oposición a la inmigración continúa, creciente... Profetizan los expertos que pronto vamos a padecer en todas partes cuotas nunca vistas de parados, debido a la Inteligencia Artificial, que nos suplantará en muchas labores...
Ya no es la Francia que, en su gran revolución, cortando cuellos reales, impuso un nuevo mundo al resto de Occidente, ni la de 1830 o 1848, ni la de mayo del 68, donde como olas se propagaba lo que en París explotaba. Pero nosotros compartimos las fronteras, similares dolores de cabeza...
Ilia Galán Díez
Catedrático de Estética y Teoría de las Artes
Humanidades: Geografía, Historia y Arte
Universidad Carlos III de Madrid
Mis ruedas atravesaban las autopistas francesas y los debates en la radio dejaban en mi mente un temor extraño, como extraña es la expresión que pareciera propia del zar Pedro I cuando obligaba a sus súbditos a parecer europeos, rasurándolos públicamente: "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar." También el gobierno tiránico de Pedro Sánchez I nos quiere impedir fumar incluso en la calle, en las terrazas donde el café nos espera para despejarnos, la cerveza para relajarnos. Bien decía Foucault (gran vate de las izquierdas), con excusas higiénicas o salutíferas el estado opresor avanza controlándonos, amordazándonos con mil leyes. "Cuando las barbas de tu vecino..." Prepárate, que el turno está al llegar. Y es que lo sucedido en el país galo puede afectarnos mucho.
Mi encuentro con l'enfant terrible de las letras francas lo aclara: "Francia ya no es un país importante..., la libertad va reduciéndose, lo que antes se publicaba en la prensa como bromas ahora sería impensable, con pánico cobarde ante los islamistas, y yo me tengo que callar muchas cosas." Esto lo proclama alguien de quien se dice que escribe sin complejos ni filtros, libre... Pero él dice que no lo es: Michel Houellebecq todavía se atreve. Aunque su presidente Macron vaya de gallito amenazando a los rusos con sus misiles si los drones moscovitas de nuevo aparecen dentro de europeas fronteras, bien puede quedar desplumado. No solo por los rusos, sino por los galos. Basta ver al anterior y célebre, fulgurante presidente, Nicolas Sarkozy, que ha de entrar en prisión, vergonzosamente.
Hablan de que la deuda pública de Francia es monstruosa, los economistas se plantean incluso, en caso de no resolverse presto, un rescate financiero de la Unión Europea como lo tuvo Grecia, es decir, un desastre. Los últimos intentos de reforma fueron tumbados, los franceses no quieren trabajar más, los impuestos tampoco quieren aumentar... Y mientras, la natalidad, por vez primera después de la Segunda Guerra Mundial, ha dado señales de grande alarma. Hay más defunciones que nacimientos. No hay estabilidad, las mujeres intentan concebir muy tarde, el precio de la vivienda es inalcanzable en las ciudades... Como en Japón, podría reducirse la población a la mitad si esto continúa... Y muchos empleos sin ocupar, sin embargo, mientras la oposición a la inmigración continúa, creciente... Profetizan los expertos que pronto vamos a padecer en todas partes cuotas nunca vistas de parados, debido a la Inteligencia Artificial, que nos suplantará en muchas labores...
Ya no es la Francia que, en su gran revolución, cortando cuellos reales, impuso un nuevo mundo al resto de Occidente, ni la de 1830 o 1848, ni la de mayo del 68, donde como olas se propagaba lo que en París explotaba. Pero nosotros compartimos las fronteras, similares dolores de cabeza...
Ilia Galán Díez
Catedrático de Estética y Teoría de las Artes
Humanidades: Geografía, Historia y Arte
Universidad Carlos III de Madrid
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