COSAS MÍAS
Juzgarse a sí mismo
Eugenio-Jesús de Ávila
¿Te preguntaste alguna vez, a lo largo de tu vida, si alcanzaste la meta que te propusiste o el objetivo que te impusieron familias, amigos, amantes? Y si buscaste ese diálogo contigo mismo: ¿Te respondiste? ¿Te juzgaste? ¿Te absolviste? ¿Te condenaste?
Te confieso que mantuve profundos debates conmigo mismo, con otro yo que ya no soy, con aquel joven, cándido y alegre, que se lo creía todo, que pensaba que todo el mundo era bueno, incluso más que yo; que hablé, en silencio, como el hombre maduro, pero no de provecho (nunca supe lograr tal magisterio material) y aún hoy, ya quebrado por la desesperanza, por la decadencia física, por el asesinato de la ética y su compañera la moral, converso con mi otro yo.
Y me arrepiento de hacer daño a personas que me querían, incluso también a las que me odiaban; de olvidar a gente que me acompañó en periodos complejos, comprometidos, difíciles de mi vida sentimental y laboral; de creerme distinto, diferente, especial, siendo un pobre mortal, con un talento mínimo, sin un intelecto superior.
Y no quiero acordarme de si hubo personas que gozaron con mi presencia, con mi amistad, de mi compañía. He sabido que hacer felices a los que quieres no cuesta apenas nada.
Eugenio-Jesús de Ávila
¿Te preguntaste alguna vez, a lo largo de tu vida, si alcanzaste la meta que te propusiste o el objetivo que te impusieron familias, amigos, amantes? Y si buscaste ese diálogo contigo mismo: ¿Te respondiste? ¿Te juzgaste? ¿Te absolviste? ¿Te condenaste?
Te confieso que mantuve profundos debates conmigo mismo, con otro yo que ya no soy, con aquel joven, cándido y alegre, que se lo creía todo, que pensaba que todo el mundo era bueno, incluso más que yo; que hablé, en silencio, como el hombre maduro, pero no de provecho (nunca supe lograr tal magisterio material) y aún hoy, ya quebrado por la desesperanza, por la decadencia física, por el asesinato de la ética y su compañera la moral, converso con mi otro yo.
Y me arrepiento de hacer daño a personas que me querían, incluso también a las que me odiaban; de olvidar a gente que me acompañó en periodos complejos, comprometidos, difíciles de mi vida sentimental y laboral; de creerme distinto, diferente, especial, siendo un pobre mortal, con un talento mínimo, sin un intelecto superior.
Y no quiero acordarme de si hubo personas que gozaron con mi presencia, con mi amistad, de mi compañía. He sabido que hacer felices a los que quieres no cuesta apenas nada.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.123