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Es hora que Europa de una respuesta a Putin
Francisco José Alonso Rodríguez
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) se reunieron en Copenhague el 1 de octubre para debatir cómo reforzar la defensa común de Europa y el apoyo a Ucrania. Y lo hicieron en medio de la alarma generalizada provocada por las incursiones de drones y aviones rusos en el espacio aéreo de varios Estados miembros y aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en lo que se cree ser una nueva fase de provocaciones y hostigamientos por parte de Putin.
El presidente ruso ha decidido escalar sus ataques híbridos mediante invasiones del espacio aéreo, interferencias de los sistemas de navegación de aeronaves civiles que transportan líderes políticos europeos, sabotajes de nuestros aeropuertos, sobrevuelos de naves y bases militares, con vistas a testar nuestra resistencia en términos militares y políticos.
En primer lugar, evalúa nuestras capacidades de respuesta militar (tiempos de reacción, recursos movilizados, procedimientos de toma de decisiones, cadenas de mando y control) y, en segundo lugar, lo que es más relevante, pone a prueba nuestra determinación política colectiva, unidad de acción y coherencia interna. Se puede asegurar que continúe e incluso incremente su cruzada de provocaciones en el futuro.
Europa debe tratar de buscar su sitio en la guerra de los drones, para lo cual Ucrania se ha ofrecido a instruirlos, por la gran experiencia que ha conseguido en esta guerra híbrida, sobre todo en la construcción de drones y la pericia en su uso.
Europa vive uno de los momentos más difíciles con Rusia desde el fin de la guerra fría, tras el aumento de actos de sabotaje. Dinamarca está investigando quién está detrás de los drones que obligaron a cerrar seis aeropuertos del país. Los europeos nos encontramos en una incómoda posición defensiva, ante la ofensiva híbrida de Moscú.
Y es que una de las características inherentes de toda amenaza o ataque híbrido es que el agresor cuenta con la inestimable ventaja de la iniciativa, decidiendo a su arbitrio el ritmo y alcance de la escalada o desescalada de la confrontación, mientras que el agredido opera a oscuras, ignorando la naturaleza, intensidad y propósito último del ataque o serie de ataques. Eso obliga a la víctima a calibrar y ponderar cuidadosamente la respuesta, pues si no reacciona con la contundencia precisa anima al agresor a una escalada no deseada del conflicto.
Los europeos deberíamos dotarnos de las capacidades antidrones necesarias, bien haríamos en aprender de nuestros amigos ucranianos que han desarrollado una eficaz industria nacional de drones, cuya utilización no requiere permisos de terceros, con un alcance y precisión crecientes, capaces de abatir entre un 90-95% de los drones rusos y de alcanzar objetivos legítimos (refinerías, oleoductos, depósitos de armas y combustible, infraestructuras militares críticas) en territorio ruso.
Para Europa la mejor garantía de seguridad es ofrecer a Ucrania apoyo para convertir a sus Fuerzas Armadas, que ya son las mejor preparadas para la guerra de toda Europa, en suficientemente potentes para repeler la criminal agresión rusa y disuadir futuros ataques.
Todo ello requerirá unas disponibilidades financieras suficientes, previsibles y constantes. La Comisión ha propuesto utilizar 140.000 millones de euros de los fondos soberanos rusos confiscados y retenidos en bancos europeos para financiar el esfuerzo bélico de Ucrania y la posterior reconstrucción del país. Una decisión, sin duda, controvertida para muchos por su indudable impacto negativo en la credibilidad del sistema financiero europeo basado en su seguridad jurídica, fiabilidad y previsibilidad. Pero en esta coyuntura bélica tan excepcional soy de los que creen que es una medida justificada.
Francisco José Alonso Rodríguez. - Politólogo. - Sociólogo. – Secretario General PANCAL-URCi
José Ignacio Moratinos “El Empecinado” Coordinador General en Castilla y León. - Candidato a la Presidencia de C y L
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) se reunieron en Copenhague el 1 de octubre para debatir cómo reforzar la defensa común de Europa y el apoyo a Ucrania. Y lo hicieron en medio de la alarma generalizada provocada por las incursiones de drones y aviones rusos en el espacio aéreo de varios Estados miembros y aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en lo que se cree ser una nueva fase de provocaciones y hostigamientos por parte de Putin.
El presidente ruso ha decidido escalar sus ataques híbridos mediante invasiones del espacio aéreo, interferencias de los sistemas de navegación de aeronaves civiles que transportan líderes políticos europeos, sabotajes de nuestros aeropuertos, sobrevuelos de naves y bases militares, con vistas a testar nuestra resistencia en términos militares y políticos.
En primer lugar, evalúa nuestras capacidades de respuesta militar (tiempos de reacción, recursos movilizados, procedimientos de toma de decisiones, cadenas de mando y control) y, en segundo lugar, lo que es más relevante, pone a prueba nuestra determinación política colectiva, unidad de acción y coherencia interna. Se puede asegurar que continúe e incluso incremente su cruzada de provocaciones en el futuro.
Europa debe tratar de buscar su sitio en la guerra de los drones, para lo cual Ucrania se ha ofrecido a instruirlos, por la gran experiencia que ha conseguido en esta guerra híbrida, sobre todo en la construcción de drones y la pericia en su uso.
Europa vive uno de los momentos más difíciles con Rusia desde el fin de la guerra fría, tras el aumento de actos de sabotaje. Dinamarca está investigando quién está detrás de los drones que obligaron a cerrar seis aeropuertos del país. Los europeos nos encontramos en una incómoda posición defensiva, ante la ofensiva híbrida de Moscú.
Y es que una de las características inherentes de toda amenaza o ataque híbrido es que el agresor cuenta con la inestimable ventaja de la iniciativa, decidiendo a su arbitrio el ritmo y alcance de la escalada o desescalada de la confrontación, mientras que el agredido opera a oscuras, ignorando la naturaleza, intensidad y propósito último del ataque o serie de ataques. Eso obliga a la víctima a calibrar y ponderar cuidadosamente la respuesta, pues si no reacciona con la contundencia precisa anima al agresor a una escalada no deseada del conflicto.
Los europeos deberíamos dotarnos de las capacidades antidrones necesarias, bien haríamos en aprender de nuestros amigos ucranianos que han desarrollado una eficaz industria nacional de drones, cuya utilización no requiere permisos de terceros, con un alcance y precisión crecientes, capaces de abatir entre un 90-95% de los drones rusos y de alcanzar objetivos legítimos (refinerías, oleoductos, depósitos de armas y combustible, infraestructuras militares críticas) en territorio ruso.
Para Europa la mejor garantía de seguridad es ofrecer a Ucrania apoyo para convertir a sus Fuerzas Armadas, que ya son las mejor preparadas para la guerra de toda Europa, en suficientemente potentes para repeler la criminal agresión rusa y disuadir futuros ataques.
Todo ello requerirá unas disponibilidades financieras suficientes, previsibles y constantes. La Comisión ha propuesto utilizar 140.000 millones de euros de los fondos soberanos rusos confiscados y retenidos en bancos europeos para financiar el esfuerzo bélico de Ucrania y la posterior reconstrucción del país. Una decisión, sin duda, controvertida para muchos por su indudable impacto negativo en la credibilidad del sistema financiero europeo basado en su seguridad jurídica, fiabilidad y previsibilidad. Pero en esta coyuntura bélica tan excepcional soy de los que creen que es una medida justificada.
Francisco José Alonso Rodríguez. - Politólogo. - Sociólogo. – Secretario General PANCAL-URCi
José Ignacio Moratinos “El Empecinado” Coordinador General en Castilla y León. - Candidato a la Presidencia de C y L
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