Paco Molina
Lunes, 06 de Octubre de 2025
DESDE LA IZQUIERDA

Vivan los hijos de putas y sobre todo sus madres

Paco Molina

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Lo que sigue no va a ser un escrito sobre política como pudiera parecer según el insulto que ha puesto de moda la simpática derecha hispana con ese “me gusta la fruta” de su capitana.

 

Aunque si va ser un escrito político según el criterio del zamorano Agustín García Calvo pues todo lo es (Por cierto recomiendo leer  encarecidamente su obra “La cucaña”, ahora que está tan de actualidad el tema de si una cosa es el deporte y otra “lo de todos”, o sea la política, por eso de la suspensión de la Vuelta Ciclista como repulsa por el genocidio de palestinos).

 

Para empezar recordemos lo ruin que es catalogar a una persona haciendo referencia a su árbol genealógico. Práctica muy extendida a lo largo de la Historia por cuanto ésta está basada desde hace miles de años en pueblos sometidos por poderosos insaciables, que aún siendo minoría han podido gobernar  gracias al terror y la mentira.

 

Crueldad que hizo necesario que de vez en cuando hayan tenido que hacer “limpieza general” de desafectos al orden establecido, siendo necesario (para los mandamases) eliminar al que hubiera sido cogido con las manos en la masa (por supuesto) y también al descendiente o ascendiente de alguien ya sentenciado.

 

Es decir, el “de tal palo tal astilla” se aplicaba en los Tribunales  de Injusticia de cada época. Por tanto si fulanito era hijo o padre de un rojo, rojo lo seria él seguramente y con él había que acabar.

 

En este caso llamar a alguien “hijo de puta” busca señalar la  desgracia que acompaña al interfecto ya que en vez de tener una madre como tiene todo el mundo (o sea una santa) resulta que el “insultado” ni esa fortuna tiene, ocurriendo así que encima de lo perverso que él es de por sí,  a mayores nació del peor tipo de mujer que se pueda concebir (pues si Dios eligió a la madre de su Hijo ¡¡¡virgen!!!  se supone que, en mujeres, la más opuesta a la virgen es lo peor de lo peor)

 

Pero como es obvio que nadie es culpable de las acciones de sus padres, resulta que “el hijo de puta”, en cuanto que es el hijo y no la madre, está libre de pecado. Honremos pues a todos los hijos de puta.

 

Y vamos ahora a proclamar la inocencia, bondad y buena conducta de las que  la sociedad da en llamar “putas”.

 

Aunque  antes de seguir señalemos la mala suerte de las mujeres  ya que ahora en que empezaba a haber “putos” (o sea que una tía pueda contratar a un tío para que le de placer y después si te he visto no me acuerdo)  se va a prohibir la prostitución en general.

 

Mas defendamos ahora a la “puta” en sí. Y empecemos para ello por las que son “putas  a la fuerza” (que según estudios de la gente enterada son casi todas, porque “cosas tan sucias” sólo se pueden hacer cual trabajos forzados).

 

A este colectivo de mujeres (las explotadas por mafias) es una  injusticia absoluta el calificarlas como malas personas ya que no están haciendo lo que querrían. Son simplemente esclavas, así que un ¡viva! por todas ellas

 

Y del resto, la putas que lo son porque quieren (bien sea por necesidad de dinero, o por vicio, o por las 2 cosas a la vez) cabe entender que dado que en las sociedades capitalistas la búsqueda del bienestar material es angustioso y desesperado en muchos casos, quienes dan este paso no parecen estar haciendo algo peor que lo que están haciendo otras personas de otras profesiones que no se citan para no molestar.

 

Es decir las putas por voluntad propia también son buenas personas (que incluso salvan matrimonios a diario, y ello no solo dando variedad sexual al “putero”  sino también porque, como ellas mismas confiesan, la mayoría de los hombres van fundamentalmente a hablar). Respetémoslas pues también.

 

Paco Molina

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