EL GRAN DICTADOR
El estado del mundo (21)
El discurso final que hace Charles Chaplin en la película El Gran Dictador (1940), es más de actualidad, en estos tiempos, que nunca. Se puede leer lo siguiente: “En el mundo hay lugar para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y bonito, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado a las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas”.
Es muy cierto que la human idad se ha desviado del camino correcto y es intolerable que en un mundo con tanta abundancia de todo haya millones de personas que vivan en la miseria. Estamos progresando rápidamente en ciencia y en tecnología pero tanta competitividad nos ha deshumanizado. Ante tanto materialismo, poniendo precio a todo y no valorando aquello que no tiene precio, tenemos que recuperar los valores que manifiestan la esencia de la vida y nos hace más humanos: unión, solidaridad, respeto, empatía, tolerancia, libertad y justicia. Estos valores son imprescindibles para vivir en paz y resolver los conflictos sin violencia y sin guerras.
En otro momento del monólogo, Chaplin dice: “El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que le quitaron al pueblo le será reintegrado al pueblo”. Ojalá sea así y el mundo deje de estar controlado por unos pocos que están cegados por el dinero y por el poder. Si queremos evitar la autodestrucción se han de tener en cuenta las necesidades de todos y acabar con las dificultades para sobrevivir de una mayoría de la población mundial.
No creo que sea utópico esto que estoy diciendo. También lo podía parecer, en su momento, la caída del muro de Berlín, la unión de las dos Alemanias y la desaparición de la URSS, pero pasó. A lo largo de la historia de la humanidad se han producido cambios que parecían imposibles que se produjeran. Los cambios tienen lugar cuando hay un número suficiente de personas que los desean, es lo que se denomina “masa crítica”. Ahora la mayoría de personas quieren vivir de otro modo, en armonía, así que creo que estamos al final de un periodo de transición que ha traído mucho sufrimiento y no creo que tardemos mucho en iniciar una nueva etapa con unas estructuras, económicas, políticas y sociales, que tengan como objetivo el bienestar de todos, sin excepción.
El gran cómico termina el discurso con unas palabras de esperanza: “¡Mira!, las nubes están desapareciendo, el sol se está abriendo a través de ellas. Estamos saliendo de la oscuridad y penetrando en la luz. Estamos entrando en un nuevo mundo, un mundo más amable, donde los hombres se levantarán sobre su avaricia, su odio y su brutalidad”.
Prefiero pensar como Chaplin para el bien de mis nietos. Prefiero creer que es posible un mundo donde la ciencia y el progreso no beneficien a una minoría de poderosos sino que lleve a todas las personas a vivir dignamente.
Jordi Gas
Catedrático de matemáticas jubilado y exprofesor universitario
El discurso final que hace Charles Chaplin en la película El Gran Dictador (1940), es más de actualidad, en estos tiempos, que nunca. Se puede leer lo siguiente: “En el mundo hay lugar para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y bonito, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado a las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas”.
Es muy cierto que la human idad se ha desviado del camino correcto y es intolerable que en un mundo con tanta abundancia de todo haya millones de personas que vivan en la miseria. Estamos progresando rápidamente en ciencia y en tecnología pero tanta competitividad nos ha deshumanizado. Ante tanto materialismo, poniendo precio a todo y no valorando aquello que no tiene precio, tenemos que recuperar los valores que manifiestan la esencia de la vida y nos hace más humanos: unión, solidaridad, respeto, empatía, tolerancia, libertad y justicia. Estos valores son imprescindibles para vivir en paz y resolver los conflictos sin violencia y sin guerras.
En otro momento del monólogo, Chaplin dice: “El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que le quitaron al pueblo le será reintegrado al pueblo”. Ojalá sea así y el mundo deje de estar controlado por unos pocos que están cegados por el dinero y por el poder. Si queremos evitar la autodestrucción se han de tener en cuenta las necesidades de todos y acabar con las dificultades para sobrevivir de una mayoría de la población mundial.
No creo que sea utópico esto que estoy diciendo. También lo podía parecer, en su momento, la caída del muro de Berlín, la unión de las dos Alemanias y la desaparición de la URSS, pero pasó. A lo largo de la historia de la humanidad se han producido cambios que parecían imposibles que se produjeran. Los cambios tienen lugar cuando hay un número suficiente de personas que los desean, es lo que se denomina “masa crítica”. Ahora la mayoría de personas quieren vivir de otro modo, en armonía, así que creo que estamos al final de un periodo de transición que ha traído mucho sufrimiento y no creo que tardemos mucho en iniciar una nueva etapa con unas estructuras, económicas, políticas y sociales, que tengan como objetivo el bienestar de todos, sin excepción.
El gran cómico termina el discurso con unas palabras de esperanza: “¡Mira!, las nubes están desapareciendo, el sol se está abriendo a través de ellas. Estamos saliendo de la oscuridad y penetrando en la luz. Estamos entrando en un nuevo mundo, un mundo más amable, donde los hombres se levantarán sobre su avaricia, su odio y su brutalidad”.
Prefiero pensar como Chaplin para el bien de mis nietos. Prefiero creer que es posible un mundo donde la ciencia y el progreso no beneficien a una minoría de poderosos sino que lleve a todas las personas a vivir dignamente.
Jordi Gas
Catedrático de matemáticas jubilado y exprofesor universitario
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