SOLUCIÓN
Solucionado el problema de los semáforos escandalosos de Cardenal Cisneros
Una melodía sutil, durante el día y el silencio nocturno ponen fin a las quejas vecinales.
Desde la noche del sábado al domingo, los vecinos de la Avenida Cardenal Cisneros disfrutan de un descanso más placentero. Esta no es una afirmación vana; no se trata simplemente de que hayan desaparecido las preocupaciones cotidianas, siempre presentes en cada hogar, sino de algo mucho más fundamental: dormir sin los ruidos que solían perturbar su sueño.
La causa de esta tranquilidad no se debe al cambio de estación ni a las ventanas cerradas por el fresco, sino a que los semáforos de la recientemente renovada avenida han dejado de sonar durante las horas nocturnas. Tras semanas de quejas vecinales y un creciente apoyo entre los residentes afectados, la solución ha llegado. Desde la madrugada del pasado domingo, los semáforos peatonales de Cardenal Cisneros han sido ajustados. Ahora, cuando la señal se pone en verde, emiten una melodía suave y clara, diseñada para ayudar a las personas con discapacidad visual y a los peatones distraídos a identificar el momento propicio para cruzar. Durante los últimos segundos de cruce, los dispositivos producen unos breves pitidos de advertencia, perfectamente identificables pero de un volumen moderado.
Al caer la noche, las señales acústicas se desactivan por completo, lo que pone fin a las molestias que tanto desvelo ocasionaban entre los residentes. En esta ocasión, ha prevalecido el sentido común. Cabe recordar que, no hace mucho, este medio denunció el excesivo ruido de los nuevos semáforos de la remodelada avenida. En aquel entonces, los dispositivos emitían una melodía al cambiar a verde y, al finalizar el tiempo de paso, una serie de pitidos tan estruendosos que no solo eran audibles en el cruce, sino también en calles distantes.
El problema se intensificaba durante la noche, cuando la intensidad del sonido se mantenía elevada, provocando que los vecinos escucharan, cada pocos minutos, un insistente "pi, pi, pi", dificultando así conciliar el sueño. Muchos ciudadanos, solidarios con los afectados, manifestaron su comprensión y apoyo bajo el lema no escrito de “hoy por ti, mañana por mí” .La labor de un medio es informar, aunque eso a veces implique incomodar a algunos. Por ello, corresponde también compartir esta buena noticia: el problema ha sido resuelto y, con ello, se ha restaurado la paz en una de las principales avenidas de la ciudad.

Desde la noche del sábado al domingo, los vecinos de la Avenida Cardenal Cisneros disfrutan de un descanso más placentero. Esta no es una afirmación vana; no se trata simplemente de que hayan desaparecido las preocupaciones cotidianas, siempre presentes en cada hogar, sino de algo mucho más fundamental: dormir sin los ruidos que solían perturbar su sueño.
La causa de esta tranquilidad no se debe al cambio de estación ni a las ventanas cerradas por el fresco, sino a que los semáforos de la recientemente renovada avenida han dejado de sonar durante las horas nocturnas. Tras semanas de quejas vecinales y un creciente apoyo entre los residentes afectados, la solución ha llegado. Desde la madrugada del pasado domingo, los semáforos peatonales de Cardenal Cisneros han sido ajustados. Ahora, cuando la señal se pone en verde, emiten una melodía suave y clara, diseñada para ayudar a las personas con discapacidad visual y a los peatones distraídos a identificar el momento propicio para cruzar. Durante los últimos segundos de cruce, los dispositivos producen unos breves pitidos de advertencia, perfectamente identificables pero de un volumen moderado.
Al caer la noche, las señales acústicas se desactivan por completo, lo que pone fin a las molestias que tanto desvelo ocasionaban entre los residentes. En esta ocasión, ha prevalecido el sentido común. Cabe recordar que, no hace mucho, este medio denunció el excesivo ruido de los nuevos semáforos de la remodelada avenida. En aquel entonces, los dispositivos emitían una melodía al cambiar a verde y, al finalizar el tiempo de paso, una serie de pitidos tan estruendosos que no solo eran audibles en el cruce, sino también en calles distantes.
El problema se intensificaba durante la noche, cuando la intensidad del sonido se mantenía elevada, provocando que los vecinos escucharan, cada pocos minutos, un insistente "pi, pi, pi", dificultando así conciliar el sueño. Muchos ciudadanos, solidarios con los afectados, manifestaron su comprensión y apoyo bajo el lema no escrito de “hoy por ti, mañana por mí” .La labor de un medio es informar, aunque eso a veces implique incomodar a algunos. Por ello, corresponde también compartir esta buena noticia: el problema ha sido resuelto y, con ello, se ha restaurado la paz en una de las principales avenidas de la ciudad.
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