Camino a elegir, camino español

España es un lugar maravilloso, con sus costumbres, su gente, sus lugares, su gastronomía envidiada en todo el mundo, y aun así nos consideramos un “país de pandereta”, un país débil, sin esperanza y sin saber imponer que lo suyo está y debe estar por delante del resto. Porque sí, así debe ser : se debe imponer nuestra soberanía frente a la de países que nos quieren ver sometidos y que si esto no cambia, si el panorama socioeconómico y político no cambia, nuestros ojos verán ese fatal destino. ¡No quiero ser alarmista, simplemente realista! Atravesamos un momento económico complejo,  una elevada tasa de paro, una gran deuda, un bajo aumento del PIB..., e incluso aumenta más nuestra deuda que nuestra generación de riqueza, y así nos va... Dejaremos nuestra soberanía en manos extranjeras... ¡Bueno, no! ¡No es cierto! ¡Ya hemos dejado nuestra soberanía en manos extranjeras para que nos dicten qué debemos hacer, cuándo y cómo, y si no lo hacemos, las consecuencias serán terribles! Personas que pueden hundir naciones nos gobiernan en la sombra, mientras permiten que vayamos perdiendo poco a poco nuestras raíces y “olvidando lo que un día fue España”. A todo esto debemos sumar una inmigración ilegal descontrolada, donde cualquier persona puede entrar y sentarse a la mesa, sin preocuparnos siquiera de quién se sienta, de quién es y qué trae consigo..., porque es probable que veamos que viene con pocos ropajes, pero cada una de esas personas trae su propia mochila, que descargarán en nuestra sociedad de una forma u otra. Nos explican que es necesaria la inmigración para el crecimiento productivo y social, que es positivo a nivel cultural y que todo está bien y debe ser así. Y si no piensas así..., dar nuestra opinión cada día nos saldrá más caro : recuerda más a otros tiempos que a los que deberíamos estar viviendo. Cada uno es libre de elegir su camino en esta vida, y “el de España lo deben elegir los españoles”, y si no es así, alguien lo hará por nosotros tarde o temprano. Si uno no respeta sus orígenes, llegarán otros que sí respeten los suyos, y con el tiempo, silenciosamente o con mucho ruido, se impondrán por la fuerza,  por la superioridad moral o por la deficiencia intelectual de las personas que moren en ese lugar.