
1ª RFEF
El Real Avilés tuvo fe para ganar de la que careció el Zamora CF (2-3)
Como viene siendo normal, la escuadra asturiana marcó el gol del empate en el minuto 88, y el tanto de la victoria, en el 95
La fe basta para salvarte, pero también se necesitan las obras. El Real Avilés es un equipo con una fe religiosa en sus posibilidades futbolísticas, y, además, obra en consecuencia, no espera milagros: trabaja y trabajar, hasta que la fe se materializa. Lo viene demostrando en esta temporada del ascenso, en la que estrena categoría. Lo ha hecho en varios encuentros, hoy, en el Ruta de la Plata, perdía 2-1 cuando restaban dos minutos para el 90. Pero en una acción aislada le llega la pelota a Guzmán que agarra un zurriagazo terrible, a media altura, para superar a Fermín. El autor del tanto de la igualada había sustituido a Campabadal, ejecutor del primer gol visitante, en el minuto 79. También Guzmán centraría para que Cueto marcase el tercero en el 96. Fe absoluta. Fe casi religiosa.
Mientras, el Zamora CF me pareció un equipo ateo, sin creencias de ningún tiempo durante toda la primera parte, quizá lastrado por la superioridad numérica de los asturianos en la medular. Mario García y Carlos Ramos no consiguieron parar las oleadas visitantes que llegaban al área rojiblanca sin oposición. Márquez lo intentaba, pero no le salía nada. Y eso que mandaba en el marcador desde el minuto 6, cuando Erik González remataba, de cabeza, un córner ejecutado por Carlos Ramos.
Que la escuadra blanquiazul gusto marcar goles en momentos psicológicos lo prueba que Campabadal, en un centro pasado agarrase un disparo, desde una posición complicada, escorado, para empatar el choque a falta de un minuto para terminar la primera, que nos había demostrado el potencial del Real Avilés y el vació en la medular y la escasa mordiente en ataque, donde hoy Sabas prefirió jugar con un solo ariete, Eslava, y dos extremos, Burón y Sancho.
El Zamora tiró poco a puerta en la primera entrega, Ramos, con un disparo que detuvo, sin problema, Álvaro Fernández, antes de que empatase Avilés.
Empezó la segunda parte con una vaselina de Márquez que no encuentra el marco asturiano, y un mal cabezazo de Eslava. Sabas no consideró hacer cambios en su once inicial. En el 52, Fermín malogra una clara ocasión avilesina. El partido seguía la tónica de la primera mitad. El cuadro rojiblanco tenía más el balón, pero tampoco metía el miedo en el cuerpo a su rival. Hasta que Márquez, con pocas apariciones, conectó un gran cabezazo a centro de Rufo que puso por delante al Zamora (minuto 57). Tres minutos después el cancerbero asturiano realizó una gran parada a disparo de Sancho.
Los dos técnicos decidieron realizar sus primeros cambios en el 63: entraron Lozano y Carbonell por Márquez y Ramos, ambos con dolencias físicas. Mientras, Vidal apostaba por tres de una tacada: Entraron Yasser, Javi Cueto y Quicala por Granero, Rubio y Raúl Hernández.
El Zamora jugó su mejor fútbol tras el tanto de Márquez. Burón reclamó un penalti que el árbitro, tras pasarse por el VAR, desestimó.
Vidal estimó su cuarta sustitución en el minuto 73, al dar entrada a Berto por Isi Ros. Después Clavería entró por Mario García, que daba síntomas de estar lesionado.
Y en el 79, entró Guzmán, el hombre protagonista de la victoria asturiana. Sabas también, en el 84 hacia lo propio con Merchán, lesionado, sustituido por Sergi López, y Farrell, por Eslava, que apenas tuvo participación en jugadas de ataque.
La grada mosqueada por el pasado del Real Avilés, vio como en el 88 llegaba el empate. La defensa se hallaba pertrechada, pero apareció Guzmán parar agarrar un tiro que batió a Fermín y restablecía el equilibrio en el marcador.
En el 92, oportunidad de Clavería cerca del marco asturiano. Y en el 95, centro de Guzmán y gol de la victoria, ejecutado por Cueto. Dos hombres que entraron desde el banquillo avanzada la segunda entrega.
El Zamora lanzó más saques de esquina (cinco por uno), tiro más a puerta (11 por 8), mientras la posesión fue muy equilibrada entre los dos equipos: 52% por 48%.
La situación de los rojiblancos se me antoja compleja. En el Toralín hay que suturar esta herida futbolística. Se va haciendo necesario demostrar que se quiere jugar la fase de ascenso.
E. Navascués de Zubiría
Fotografías: Esteban Pedrosa: Erik conecta el cabezazo que significó el primer gol rojiblanco
La fe basta para salvarte, pero también se necesitan las obras. El Real Avilés es un equipo con una fe religiosa en sus posibilidades futbolísticas, y, además, obra en consecuencia, no espera milagros: trabaja y trabajar, hasta que la fe se materializa. Lo viene demostrando en esta temporada del ascenso, en la que estrena categoría. Lo ha hecho en varios encuentros, hoy, en el Ruta de la Plata, perdía 2-1 cuando restaban dos minutos para el 90. Pero en una acción aislada le llega la pelota a Guzmán que agarra un zurriagazo terrible, a media altura, para superar a Fermín. El autor del tanto de la igualada había sustituido a Campabadal, ejecutor del primer gol visitante, en el minuto 79. También Guzmán centraría para que Cueto marcase el tercero en el 96. Fe absoluta. Fe casi religiosa.
Mientras, el Zamora CF me pareció un equipo ateo, sin creencias de ningún tiempo durante toda la primera parte, quizá lastrado por la superioridad numérica de los asturianos en la medular. Mario García y Carlos Ramos no consiguieron parar las oleadas visitantes que llegaban al área rojiblanca sin oposición. Márquez lo intentaba, pero no le salía nada. Y eso que mandaba en el marcador desde el minuto 6, cuando Erik González remataba, de cabeza, un córner ejecutado por Carlos Ramos.
Que la escuadra blanquiazul gusto marcar goles en momentos psicológicos lo prueba que Campabadal, en un centro pasado agarrase un disparo, desde una posición complicada, escorado, para empatar el choque a falta de un minuto para terminar la primera, que nos había demostrado el potencial del Real Avilés y el vació en la medular y la escasa mordiente en ataque, donde hoy Sabas prefirió jugar con un solo ariete, Eslava, y dos extremos, Burón y Sancho.
El Zamora tiró poco a puerta en la primera entrega, Ramos, con un disparo que detuvo, sin problema, Álvaro Fernández, antes de que empatase Avilés.
Empezó la segunda parte con una vaselina de Márquez que no encuentra el marco asturiano, y un mal cabezazo de Eslava. Sabas no consideró hacer cambios en su once inicial. En el 52, Fermín malogra una clara ocasión avilesina. El partido seguía la tónica de la primera mitad. El cuadro rojiblanco tenía más el balón, pero tampoco metía el miedo en el cuerpo a su rival. Hasta que Márquez, con pocas apariciones, conectó un gran cabezazo a centro de Rufo que puso por delante al Zamora (minuto 57). Tres minutos después el cancerbero asturiano realizó una gran parada a disparo de Sancho.
Los dos técnicos decidieron realizar sus primeros cambios en el 63: entraron Lozano y Carbonell por Márquez y Ramos, ambos con dolencias físicas. Mientras, Vidal apostaba por tres de una tacada: Entraron Yasser, Javi Cueto y Quicala por Granero, Rubio y Raúl Hernández.
El Zamora jugó su mejor fútbol tras el tanto de Márquez. Burón reclamó un penalti que el árbitro, tras pasarse por el VAR, desestimó.
Vidal estimó su cuarta sustitución en el minuto 73, al dar entrada a Berto por Isi Ros. Después Clavería entró por Mario García, que daba síntomas de estar lesionado.
Y en el 79, entró Guzmán, el hombre protagonista de la victoria asturiana. Sabas también, en el 84 hacia lo propio con Merchán, lesionado, sustituido por Sergi López, y Farrell, por Eslava, que apenas tuvo participación en jugadas de ataque.
La grada mosqueada por el pasado del Real Avilés, vio como en el 88 llegaba el empate. La defensa se hallaba pertrechada, pero apareció Guzmán parar agarrar un tiro que batió a Fermín y restablecía el equilibrio en el marcador.
En el 92, oportunidad de Clavería cerca del marco asturiano. Y en el 95, centro de Guzmán y gol de la victoria, ejecutado por Cueto. Dos hombres que entraron desde el banquillo avanzada la segunda entrega.
El Zamora lanzó más saques de esquina (cinco por uno), tiro más a puerta (11 por 8), mientras la posesión fue muy equilibrada entre los dos equipos: 52% por 48%.
La situación de los rojiblancos se me antoja compleja. En el Toralín hay que suturar esta herida futbolística. Se va haciendo necesario demostrar que se quiere jugar la fase de ascenso.
E. Navascués de Zubiría
Fotografías: Esteban Pedrosa: Erik conecta el cabezazo que significó el primer gol rojiblanco
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