Al Zamora CF no le queda otra que ganar al Bilbao Ath: ya no hay excusas

E. Navascués de Zubiría

Hoy, domingo, 26 de octubre, el último del décimo mes del año, el Zamora CF se juega, a partir de las 18.15 horas, ser equipo de elite y entrar, en no mucho tiempo, en los puestos de fase de ascenso, o tener que competir por escaparse de los puestos de descenso. Así de ilusionante o de grave, y todo por no rendir como se esperaba a un equipo hecho para todo.

¿Qué ha sucedido? No creo que a los futbolistas, una gran mayoría con importante currículum, les haya acomplejado la responsabilidad exigida por el presidente al inicio de la pretemporada. Pero también podría ser. La gran verdad es que el Zamora de Sabas, el de la temporada anterior, demostró que sabía jugar un fútbol de alta calidad, aunque fallase en partidos esenciales como el de la última jornada ante la Segoviana, pero en la actual hemos presenciado escasos momentos de buen juego. Los rojiblancos no han exhibido superioridad sobre ni uno solo de sus rivales.

Sabas ya es un entrenador veterano que sabrá que está pasando con su equipo. El viernes confesaba, en rueda de prensa, que su relación con sus futbolistas era excelente. Por lo tanto, no podemos pensar que exista un intento de los jugadores de derribar a su entrenador. De ahí que deba de ser el técnico madrileño el que encuentre el mal en su equipo, extraerlo, suturar la herida e ir a por su objetivo: jugar la fase de ascenso.

El Bilbao Athletic, como todos los filiales tiene jugadores que algún día jugarán en primera. De la actual plantilla, a mi juicio, dos, como máximo. No me ha gustado en ninguno de los partidos que le he visto, salvo el que disputaron, y perdieron al final, en Avilés. Y poco más. En principio, parece rival asequible para jugadores de tanta presencia como los rojiblancos. Por supuesto, este filial dista muchísimo, por físico y calidad, del que la temporada anterior ganó y se exhibió en el Ruta de la Plata.

Si el Zamora CF no suma esta tarde/noche los tres puntos en juego, habrá que tomar decisiones drásticas. Insisto, como escribí ayer, que sería una extraordinaria señal que Sabas siguiera una semana más como entrenador de los rojiblancos. No lo conozco, pero me cae muy bien: directo, sin grandes discursos retóricos, campechano, madrileño sin aristas. Me encantaría que terminase la temporada y jugase la fase de ascenso. Pero es él quién debería encontrar la solución a tantas cuitas futbolísticas.