IDA Y VUELTA
Educar a los padres, no a los hijos
Laura Fernández Salvador
![[Img #102991]](https://eldiadezamora.es/upload/images/10_2025/3965_laura.jpg)
Hace tan solo unos días nos estremecíamos con la terrible noticia de un nuevo caso de suicidio de una adolescente como consecuencia del “bullying”, osea del acoso y el abuso que sufría en su colegio. Un MALTRATO en mayúsculas, porque eso es lo que es. Que unos niños o niñas te amarguen tanto la existencia como para que te quieras lanzar por una ventana. Tremendo.
Como tremenda es la impotencia que han tenido que vivir esos padres. No quiero ni pensar el calvario que están sufriendo, ni mucho menos por el que ya habrán pasado.
¿Cómo se gestiona la maldad? ¿Cómo se evita que hagan daño a tu hijo? ¿Cómo proteges a la persona que más quieres cuando no estás delante?
Tú hijo, indefenso, que todavía no tiene herramientas para gestionar insultos, miradas o rechazos (como si en algún momento de su vida sí debiera tolerarlos).
Y luego esa terrible frase, “cosas de niños”, que solo de escucharla en ciertos momentos me entran ganas de vomitar.
Como madre, sufro solo de pensar que unos niños no quieran jugar en el parque con la mía, que la hagan sentir mal, que se sienta desplazada, que se rían de ella por cualquier motivo.
Como tía, se me abren las carnes pensando en las miradas curiosas hacia mi sobrino con TEA (miradas que por cierto suelen venir de adultos, y que, para que lo sepan, causan un profundo dolor)
Y como persona, se me parte el corazón ante el maltrato causado de niños a niños, de adolescentes a adolescentes, de chavales al fin y al cabo, que no son otra cosa que el reflejo de lo que son sus padres.
Padres que ríen ciertas gracias, que no intervienen, que dejan que sus hijos sean “tiranos” hasta con ellos mismos, y que sobreprotegen ante el mismísimo Dios a sus “ejemplares criaturas”.
No hay nada más difícil en esta vida que ser padre, lo sé bien. Absolutamente nada. Pero, por favor, ejerzamos con responsabilidad. Levantemos la mirada del móvil en el parque y observemos lo que hacen nuestros pequeños. Veamos como tratan al resto, y corrijámoslos cuando sea necesario. Criemos a buenas personas.
Que no sea tu hijo el que maltrate a otro, que no sea tu hijo el maltratado.
No son cosas de niños. Son cosas de adultos, y en concreto de sus adultos responsables, que principalmente son los padres.
![[Img #102991]](https://eldiadezamora.es/upload/images/10_2025/3965_laura.jpg)
Hace tan solo unos días nos estremecíamos con la terrible noticia de un nuevo caso de suicidio de una adolescente como consecuencia del “bullying”, osea del acoso y el abuso que sufría en su colegio. Un MALTRATO en mayúsculas, porque eso es lo que es. Que unos niños o niñas te amarguen tanto la existencia como para que te quieras lanzar por una ventana. Tremendo.
Como tremenda es la impotencia que han tenido que vivir esos padres. No quiero ni pensar el calvario que están sufriendo, ni mucho menos por el que ya habrán pasado.
¿Cómo se gestiona la maldad? ¿Cómo se evita que hagan daño a tu hijo? ¿Cómo proteges a la persona que más quieres cuando no estás delante?
Tú hijo, indefenso, que todavía no tiene herramientas para gestionar insultos, miradas o rechazos (como si en algún momento de su vida sí debiera tolerarlos).
Y luego esa terrible frase, “cosas de niños”, que solo de escucharla en ciertos momentos me entran ganas de vomitar.
Como madre, sufro solo de pensar que unos niños no quieran jugar en el parque con la mía, que la hagan sentir mal, que se sienta desplazada, que se rían de ella por cualquier motivo.
Como tía, se me abren las carnes pensando en las miradas curiosas hacia mi sobrino con TEA (miradas que por cierto suelen venir de adultos, y que, para que lo sepan, causan un profundo dolor)
Y como persona, se me parte el corazón ante el maltrato causado de niños a niños, de adolescentes a adolescentes, de chavales al fin y al cabo, que no son otra cosa que el reflejo de lo que son sus padres.
Padres que ríen ciertas gracias, que no intervienen, que dejan que sus hijos sean “tiranos” hasta con ellos mismos, y que sobreprotegen ante el mismísimo Dios a sus “ejemplares criaturas”.
No hay nada más difícil en esta vida que ser padre, lo sé bien. Absolutamente nada. Pero, por favor, ejerzamos con responsabilidad. Levantemos la mirada del móvil en el parque y observemos lo que hacen nuestros pequeños. Veamos como tratan al resto, y corrijámoslos cuando sea necesario. Criemos a buenas personas.
Que no sea tu hijo el que maltrate a otro, que no sea tu hijo el maltratado.
No son cosas de niños. Son cosas de adultos, y en concreto de sus adultos responsables, que principalmente son los padres.

















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