DESIERTO DEMOGRÁFICO
Objetivos, inducidos, de la despoblación de nuestra provincia
Eugenio-Jesús de Ávila
No sé si usted se ha preguntado cómo es posible que Zamora, desde ha tiempo, encabece la clasificación demográfica de pérdida de población en Europa. Ignoro si lo que voy a escribir se entiende como hipérbole. Pero, convencido estoy de que hubo un momento determinado en el que grandes multinacionales de la energía, con la complicidad de los políticos, agentes comerciales de esas empresas, eligieron nuestra tierra para crear fotovoltaicas, torres de energía eólica y ahora plantas de biogás y de hidrógeno verde. Condición sine qua non, pues despoblar la provincia para que las protestas del sector más rebelde se limiten a unos cientos de manifestantes y concentraciones en los pueblos afectados.
El envejecimiento de la población, la marcha de los más jóvenes, una vez concluidas sus carreras universitarias, el silencio cómplice de los que se dicen representantes de los zamoranos, cuando solo ejercen como vicarios, bien pagados, por cierto, de gobiernos regional y central, más la apatía antropológica de los nativos, ese conformismo que parece que reside en el ADN de cada zamorano, favorecen la labor de desertificación de los emporios energéticos multinacionales.
El futuro de esta provincia, que cumplirá 200 años de historia con su actual marco geográfico y administrativo en 2033, se asienta en convertirse en 10.500 kms2 destinados a toda una serie de plantas de producción de energía. Por supuesto, la Biorrefinería Multifuncional de Barcial del Barco, proyecto de Vicente Merino, en la actualidad viéndose en la Audiencia Provincial, no interesaba, en absoluto, cómo factoría productora de bioetanol, de ahí los obstáculos prodigiosos colocados, a medias, por las multinacionales y los políticos de aquí y de allá.
Esta decisión de convertir Zamora en desierto demográfico irá avanzando año a año, sin que apenas los zamoranos lo percibamos. Los medios informativos, también al servicio de este objetivo, guardarán silencio e intentarán convencernos de que nos aguarda un futuro espléndido cuando funcionen plantas de biogás, más la siembra portentosa de las tierras zamoranas de molinillos, aerogeneradores y fotovoltaicas. Los datos demográficos que el organismo estatal correspondiente ofrezca sobre la demografía en nuestra provincia durante 2024, demostraron, por enésima vez, la deriva hacia la nada de nuestra provincia. En la próxima década, a excepción de los pueblos que sean cabeza de partido, perderán vecinos de forma galopante. Solo permanecerán en el medio rural ancianos y algunos agricultores y ganaderos, auténticos viriatos del sector primario, a los que intentará comprar sus tierras de siembra y pastoreo para implantar sus infraestructuras.
La despoblación y envejecimiento de nuestra provincia no debemos achacarla a fenómenos esotéricos, sino a un proceso teledirigido por los cerebros de las grandes multinacionales de energía. Los políticos actúan, por supuesto, como cómplices necesarios.
Eugenio-Jesús de Ávila
No sé si usted se ha preguntado cómo es posible que Zamora, desde ha tiempo, encabece la clasificación demográfica de pérdida de población en Europa. Ignoro si lo que voy a escribir se entiende como hipérbole. Pero, convencido estoy de que hubo un momento determinado en el que grandes multinacionales de la energía, con la complicidad de los políticos, agentes comerciales de esas empresas, eligieron nuestra tierra para crear fotovoltaicas, torres de energía eólica y ahora plantas de biogás y de hidrógeno verde. Condición sine qua non, pues despoblar la provincia para que las protestas del sector más rebelde se limiten a unos cientos de manifestantes y concentraciones en los pueblos afectados.
El envejecimiento de la población, la marcha de los más jóvenes, una vez concluidas sus carreras universitarias, el silencio cómplice de los que se dicen representantes de los zamoranos, cuando solo ejercen como vicarios, bien pagados, por cierto, de gobiernos regional y central, más la apatía antropológica de los nativos, ese conformismo que parece que reside en el ADN de cada zamorano, favorecen la labor de desertificación de los emporios energéticos multinacionales.
El futuro de esta provincia, que cumplirá 200 años de historia con su actual marco geográfico y administrativo en 2033, se asienta en convertirse en 10.500 kms2 destinados a toda una serie de plantas de producción de energía. Por supuesto, la Biorrefinería Multifuncional de Barcial del Barco, proyecto de Vicente Merino, en la actualidad viéndose en la Audiencia Provincial, no interesaba, en absoluto, cómo factoría productora de bioetanol, de ahí los obstáculos prodigiosos colocados, a medias, por las multinacionales y los políticos de aquí y de allá.
Esta decisión de convertir Zamora en desierto demográfico irá avanzando año a año, sin que apenas los zamoranos lo percibamos. Los medios informativos, también al servicio de este objetivo, guardarán silencio e intentarán convencernos de que nos aguarda un futuro espléndido cuando funcionen plantas de biogás, más la siembra portentosa de las tierras zamoranas de molinillos, aerogeneradores y fotovoltaicas. Los datos demográficos que el organismo estatal correspondiente ofrezca sobre la demografía en nuestra provincia durante 2024, demostraron, por enésima vez, la deriva hacia la nada de nuestra provincia. En la próxima década, a excepción de los pueblos que sean cabeza de partido, perderán vecinos de forma galopante. Solo permanecerán en el medio rural ancianos y algunos agricultores y ganaderos, auténticos viriatos del sector primario, a los que intentará comprar sus tierras de siembra y pastoreo para implantar sus infraestructuras.
La despoblación y envejecimiento de nuestra provincia no debemos achacarla a fenómenos esotéricos, sino a un proceso teledirigido por los cerebros de las grandes multinacionales de energía. Los políticos actúan, por supuesto, como cómplices necesarios.



















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